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«Somos un cuerpo pensante, un cuerpo que entiende»

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


“De hoy en adelante no quiero/lacear mi cabello/No quiero/Y voy a reírme de aquellos,/que por evitar -según ellos-/que por evitarnos algún sinsabor/Llaman a los negros gente de color/¡Y de qué color!/NEGRO/¡Y qué lindo suena!/NEGRO/¡Y qué ritmo tiene!”


Son versos de Victoria Santa Cruz, peruana, quien un día escribió rebeldemente el poema ‘Me Gritaron Negra’. Estos versos viajaron por el Pacífico, hasta llegar a las costas de Tumaco. Allá, los y las jóvenes de Pacific Dance los usaron de inspiración para crear la obra de baile que denominaron ‘Racismo’.


Somos lucha y resistencia


Tal como lo cuenta Diana Cortés, quien lidera el proceso de Pacific Dance —que lo integran cerca de 70 personas— ‘Racismo es una obra que ha permitido como población afrodescendiente empezar a transformar los paradigmas que hay sobre el cuerpo negro. “Es recurrente escuchar que asuman que por ser negros sabemos bailar, pero lo que ignoran es que hay un cuerpo pensante, un cuerpo que entiende, un cuerpo que está proyectando la etnia negra, como una etnia de poder. Es decir, capacidades que no nos reducen, sino que nos permite decir que somos lucha y resistencia”, sentencia Diana.


Precisamente, esta conversación se dio en la zona de la comuna Ciudadela en Tumaco, situación que permitió que Diana hablara de la importancia de una iniciativa como la de Pacific Dance en el marco de las distintas dinámicas que confluyen en Tumaco. Diana me cuenta que Pacific Dance es una iniciativa que nació hace nueve (9) años y, desde ese momento, se la jugó por ser un proceso educativo. “Nace con el fervor de la danza y las implicaciones que los años venideros nos fueron llenando de aprendizajes”, resalta.


Ella cuenta que surge la idea de crear un espacio en el que los y las jóvenes tuviesen una alternativa para poder expresarse por medio del cuerpo. Asimismo, insiste que Pacific Dance tiene como objetivo brindar espacios a la mayor cantidad de jóvenes de la comunidad. “En ellos está la esperanza del territorio, la razón de ser del territorio”, frase que sostiene Diana para referirse a las y los niños de Tumaco, es decir, son “el motor humano de la iniciativa de Pacific Dance”.


Mujer negra, ¿Negra?… Sí, ¡Negra!


Para Diana, liderar Pacific Dance reconociéndose como mujer negra le ha permitido romper paradigmas; me cuenta que es atípico encontrar que las mujeres lideren los espacios de baile. Sin embargo, desde Pacific Dance “trabajamos ese empoderamiento de la mujer, porque yo considero que todos tenemos las mismas capacidades. Más allá de la formación de la danza, trabajamos para que las mujeres reconozcan su importancia y puedan abanderar sus causas como lideresas; lo cual resulta una lucha importante en Tumaco”.

Pacific Dance trabaja para que las mujeres reconozcan su importancia y puedan abanderar sus causas como lideresas. Foto: Cortesía.

Diana encuentra a Pacific Dance como vital, teniendo en cuenta que, apostarle al trabajo con los jóvenes, brinda la posibilidad de cambio. De hecho, Diana insiste que la posibilidad de transformación de territorios es clave debido a que territorios como Tumaco han sido fuertemente azotados por la violencia. “Por esa razón considero que los jóvenes somos la llama que se resiste. Creemos que a partir de los que hacemos —arte—; podemos contribuir de manera significativa a nuestro territorio”, comenta.


Soberanía del cuerpo


Tras los años que lleva Pacific Dance, el espacio se convirtió en una forma de hacer resistencia a la violencia”, me responde anticipándose a mi pregunta sobre el papel de la iniciativa en el marco de la violencia. Es más, me dice con fuerza, “a dónde quiera que vayamos llevamos el territorio como muestra de resistencia”. Asimismo, mientras va contando lo vivido en la iniciativa atina a decir que han logrado “crear una conciencia frente a cada cosa que hacemos, pues esta contiene un poder transformador que la misma comunidad nos lo hace saber”.


Sobre los actores armados que hacen presencia en el territorio, explica que ellos han entendido el proceso que están adelantando con los jóvenes del territorio. En sus propias palabras, «ha existido un margen de respeto y eso ha permitido que no hayamos tenido inconvenientes; es decir, Pacific Dance es espacio autónomo”. Me explica, a su vez, que el arte permite expresar cuando “uno no encuentra las palabras correctas para decir lo que a uno le molesta, para alzar la voz en protesta, para expresar incomodidades. Asimismo, el cuerpo nos permite plantearnos en un escenario y decirle —algunas veces literal, otras metafóricamente—; que nuestro discurso sobre la memoria los hacemos por medio del baile”.


Hay una obra que habla muy bien de ese papel contestatario que permite el baile frente a la violencia. La obra VAE —que significa Violencia Arte y Esperanza—; es uno de los montajes más queridos por el equipo de Pacific Dance. De hecho, y lo narra con genuina emoción, que esta obra “nos ha permitido llevar nuestro contexto real al mundo del arte, a un escenario. Con esa obra hemos podido tocar el corazón de muchas personas”, señala «es una obra que muestra cómo las formas de violencia a través del arte se puede transformar.»

La obra VAE muestra cómo las formas de violencia a través del arte se puede transformar. Foto: Cortesía.

La obra nace de una canción de una Fundación Plu con Pla, que se llama ‘No más Velorio’. A partir de esa canción planteamos el siguiente ejercicio: pararse frente al espejo, mientras escuchamos la canción, y preguntarnos ¿qué ha pasado con nuestra vida sobre los estragos de la violencia? ¿A quién se te han llevado? Paulatinamente empiezan a responder por medio del cuerpo, así vamos construyendo todo un discurso que permite enunciar que Tumaco no es solo violencia, sino que permite visibilizar procesos sociales como el de nosotros.

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