Por: Redacción Pares
Este municipio del Catatumbo ha tenido la condena de la riqueza. Su exuberancia natural, sus recursos, no le han dejado sino miseria y muerte. Hace casi un siglo llegaron las empresas norteamericanas cobijadas por la concesión Barco. Una sola familia, a la que pertenecía Virgilio, quien sería presidente de Colombia entre 1986 y 1990, decidió sobre la suerte de los hidrocarburos en el departamento y deparó la suerte de un municipio. La primera compañía que se asentó allí fue la Gulf oil company. Desde entonces los grupos armados han pululado en Tibú. En los noventa las guerrillas de las FARC y del ELN. La Gabarra, un caserío ubicado a orillas del rio y separado por cuarenta kilómetros de Tibú, a la extorsión petrolera se sumó el plantío de cultivos de Cúcuta y al narcotráfico. Su cercanía con Venezuela lo transformaba en un corredor de inigualable importancia. A finales del siglo XX la estela del paramitarismo llegó al Catatumbo. El Frente Fronteras de las AUC, comandada por Jorge Iván Laverde, alias “El Iguano”, tenía como objetivo desterrar a las guerrillas y quedarse con el negocio del narcotráfico. El resultado fue aterrados, masacres, desaparecidos, desolación. El cementerio de Tibú esconde varias fosas comunes. Algunos de los cráneos salen de la tierra. Nadie los reclama. Sigue habiendo un silencio temeroso.
Ser alcalde de Tibú es un oficio de alto riesgo. Así lo supo Richar Claro este fin de semana. En junio del 2003 fue asesinado en las calles de Cúcuta Tirso Vélez, quien había sido alcalde de ese municipio en 1992. Ganó las elecciones bajo las toldas de la UP. La paz con las FARC, lograda en el gobierno de Juan Manuel Santos, trajo una paz relativa a ese municipio. Pero las sombras han regresado. El pasado 6 de julio del 2024, mientras se desplazaba con su familia por el kilómetro 45 vía La Gabarra, unos hombres armados cerraron la carretera. Según la versión del comandante de la policía de Norte de Santander, el coronel Néstor Arévalo, esto fue lo que sucedió: “Se presentó una situación donde, al parecer, sujetos armados pretendían hacer parar el vehículo que transportaba al señor alcalde y que conducía él mismo. Lamentablemente tenemos que indicar que el vehículo fue impactado en una oportunidad”. Pocas horas después se supo que el vehículo había recibido dos balazos.
Lo angustioso es que, a pesar de las amenazas que había tenido por grupos armados, el alcalde se movilizaba sin escoltas, una falla de la UNP que pudo haber resultado en tragedia. Sobre esto dijo lo siguiente el coronel Arévalo: "Tiene una medida de protección de la UNP, no estaban con él los hombres de protección, el vehículo estaba fuera de servicio, tuvo una falla desde el 22 junio. A los alcaldes se les hace un estudio de nivel de riesgo, al alcalde le arrojó chaleco blindado, botón de apoyo, dos hombres de protección".
Días antes el acalde, según reveló la policía, había recibido amenazas vía whatsapp. Con los antecedentes que ha tenido el municipio es una falla muy grande que su alcalde no tenga, durante 24 horas, protección de la UNP.
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