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«Si hay que militarizar es el océano Pacífico, no el Caribe»

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


Perú, Bolivia y Colombia se han configurado como los países que mayor producción de cocaína han concentrado concentrado en la región, presentando un aumento continuo en los últimos tres años. Lo anterior, representa un panorama contrario a los argumentos del gobierno de Iván Duque, donde se afirmaba que esto se había dado por “la mano blanda del gobierno Santos y del Acuerdo de Paz”.


La realidad es que, según lo analizado por el más reciente informe de la Fundación Paz y Reconciliación -Pares, El tráfico de cocaína de Colombia hacia el mundo, y a pesar de los discursos del Presidente por generar una fuerte estrategia para la erradicación, los datos muestran que en el 2019 se presentaron las cifras más altas de cultivos de hoja de coca: 212.000 hectáreas, precedidas por las 208.000 que se registraron en el 2018, el primer año completo del periodo de Iván Duque.


De esta manera se han generado tres escenarios precisos: el alza del dólar que permite que a los campesinos se les pague mejor, el auge del mercado del oro y la coca que potencian las economías ilegales y el aumento de la demanda de droga a nivel mundial.


A su vez, este fortalecimiento en las dinámicas de producción y venta de cocaína ha generado problemáticas en los territorios donde se concentran los cultivos y por donde hay mayor flujo de salida de droga hacia otros países, especialmente a Estados Unidos.


Lo hallado en el documento muestra que estas son zonas son principalmente el pacífico nariñense, el bajo Putumayo, el Catatumbo y la región del Bajo Cauca antioqueño. Territorios en los que esta situación ha recrudecido la violencia y la presencia de grupos armados ilegales, incluso cuando muchas de estas zonas fueron dejadas por la antigua guerrilla de las Farc, pero que por la desatención estatal fueron copadas por otras estructuras en los últimos años luego de la firma del Acuerdo de Paz dada en noviembre del 2016.


De estas regiones solo por el Pacífico colombiano sale alrededor del 70% de la droga, del 85% que se trafica por mar, sólo el 30% se movió por el mar Caribe. Así, el 15% del total fue enviado por vías aéreas, en donde sí hubo una actividad importante en la frontera colombo venezolana.


Sin embargo, la información de la Base de Datos Antidrogas Consolidada Interagencial (CCDB, por su sigla en inglés) de los EE. UU. muestran que los flujos de cocaína a través de Venezuela han disminuido desde su pico en 2017. Según los datos de CCDB, la cantidad de cocaína que fluye a través de Venezuela cayó un 13 por ciento de 2017 a 2018, y parecía continuar disminuyendo ligeramente hasta mediados -2019.


Asimismo, en el Informe se afirma que, tras la decisión del gobierno de los Estados Unidos de movilizar una fuerza naval militar en el Caribe, cerca de las aguas venezolanas” La estrategia colombiana y norteamericana contra Maduro se basa en el principio de que por allí sale a mayor cantidad de droga que se produce en Colombia. Sin embargo, al revisar los datos del propio gobierno de los Estados Unidos las cosas no cuadran”.


El negocio que ha puesto en disputa el Pacífico


En esta zona del país históricamente ha habido una mutación en quién lleva la batuta de las dinámicas del narcotráfico. Esto en zonas como Buenaventura, donde según datos del observatorio de drogas de Colombia, hay 987,23 hectáreas de coca, tres laboratorios de clorhidrato de cocaína y cinco infraestructuras de producción primaria. Además, de ser uno de los puntos geográficamente estratégicos para la industria que se mueve por mar.


Hasta el 2000 el mercado del narcotráfico en este punto estuvo en cabeza del Cartel de Cali y el Cartel del Norte del Valle, quienes trasportaban la droga hacia Centro América y luego traían el dinero correspondiente a la actividad a Colombia.


Luego en el territorio aparecieron los ‘Culimochos’, un grupo de pescadores provenientes principalmente del pacífico Nariñense, quienes trasportaban la droga en lanchas rápidas y barcos pesqueros. Ellos trabajaban para el desaparecido narcotraficante Wilber Varela alias ‘Jabón’, jefe del cartel del Norte del Valle y posteriormente de ‘Los Comba’, creadores de Los Rastrojos.


Ahora todo es distinto porque los narcos colombianos ya no tienen el control sobre el negocio, pues fueron desplazados por los carteles mexicanos. Ya no hay grandes capos reconocidos como en las décadas de los 80 y 90. Los jefes locales han tomado una postura de mayor reserva, dejando a los mandos medios y bajos como los responsables de toda la criminalidad asociada al narcotráfico.

También, en el transporte se han vinculado personas de los países de tránsito de Centro América como panameños, costarricenses y nicaragüenses, además de los mencionados emisarios mexicanos.

Sin embargo, en este punto operan estructuras que dinamizan las órdenes de que vienen desde Centro América directamente al territorio colombiano. Una de estas son las AGC/Clan del Golfo, quienes controlan el 80% de la zona urbana Buenaventura a través del narcotráfico trasnacional con el Clan Bustamante y del microtráfico a cargo de la banda subcontratada ‘La Local’, quienes a su vez son los responsables de la seguridad privada de los miembros del Clan Bustamante y de realizar extorsiones a comerciantes y empresarios del territorio.


Allí también opera el Clan de los Estupiñán Montaño, un grupo de narcotraficantes asociados con el Cartel de Sinaloa y los Grupos Armados PostFarc (GAPF), dirigido desde Centro América por Jair Estupiñán Montaño, alias ‘Pecueca’, exguerrillero del Frente 30 de la antigua guerrilla Farc.

Además del ELN, quienes son uno de los grupos con mayor control en los cultivos de hoja de coca y laboratorios de producción de esta droga, que tiene alianza con los GAPF: Columna Móvil Jaime Martínez, La Fuerza Unida del Pacífico y Los Defensores del Pacífico en la ciudad, mientras que en los ríos Naya y Yurumanguí son enemigos en disputa.


Según el informe de la Fundación Paz y Reconciliación: Todas se dedican al envío de droga hasta Centro América a través de lanchas rápidas, por lo cual ejercen de manera constante robos de embarcaciones y motores 200 en adelante, a los transportadores que se mueven por esa región.


Adicional, en municipios como Tumaco, que para el 2018 registraba 16.046 hectáreas de coca cultivadas, ha habido constantes incumplimientos del Estado en lo que le correspondía en la implementación de lo pactado en el Acuerdo de Paz. Una de estas faltas es la no realización de los pagos mensuales a las familias inscritas en el PNIS, además el afianzamiento de programas guiados a la erradicación forzada y el abuso de la Fuerza Pública en estas zonas.


La presencia de grupos armados ilegales como ‘Los Contadores’, una de las bandas narcotraficantes más fuertes del país que cuenta con casi 200 integrantes, liderada por alias ‘Contador’ capturado el pasado mes de febrero. También del Frente Oliver Sinisterra y las Guerrillas Unidas del Pacifico, estructuras que han sido el apoyo armado del Cartel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

Hablamos con el subdirector de Pares, Ariel Ávila, uno de los autores del informe El tráfico de cocaína de Colombia hacia el mundo, quien además dio algunos conceptos del contexto en el que sale este documento.


Pares: En los últimos años ha habido un incremento en el porcentaje de cocaína que sale de Colombia ¿la pandemia que atraviesa varios países, entre esos Colombia y Estados Unidos, afecta o fortalece las dinámicas de este negocio?


Ariel Ávila: Nadie sabe qué va a pasar en el mercado de la droga con el tema del Coronavirus. Hay algunos hechos que son referentes a un marco de análisis. Primer hecho, el precio del dólar subió y en teoría eso llevaría a que los cultivos se incentiven porque pagan mejor la pasta base a los campesinos.


Segundo, si Estados Unidos llega a declarar cuarentenas muy fuertes se va a bajar el consumo de droga y eso haría caer los precios, por tanto, eso sería una posibilidad de que se desincentiven algunos cultivos de coca en la medida que se baja la demanda; la ley de la oferta y la demanda. Pero nadie sabe en qué porcentaje eso puedo pasar, cuánto inventario hay por parte de los dealers en Estados Unidos.


Pares: ¿Específicamente en el Pacífico colombiano qué ha pasado con la implementación del PNIS?


A.A: El problema que tenemos es que allá se está gestando la nueva ola de violencia que hay en toda Colombia después de Proceso de Paz. Allí tenemos una reconfiguración criminal, donde hay presencia de organizaciones criminales; una veintena de ellos, metro a metro.


La implementación no se ha cumplido, ni el PNIS. Además, donde el Estado lo hubiera querido cumplir no hubiera podido. Es decir, la presencia de organizaciones es tan fuerte que difícilmente cualquier proceso de sustitución hubiese dado alguna de posibilidad.


Pares: Desde el Gobierno Nacional y de entidades internacionales, ¿qué se ha adelantado para atender el flujo de droga que sale por la costa pacífica nariñense y caucana?


A.A: En el tema del flujo de drogas lo que se ha hecho es la política normal de guerra contra las drogas; erradicación, incautaciones, operativos en el Pacífico, hace poco encontraron toneladas de droga en toda esta zona. Es la misma política, eso no ha variado hasta el momento.


Pares: ¿Cómo se podrían interpretar las decisiones de Trump frente a Venezuela, teniendo en cuenta el panorama que se plantea en el informe donde se dice que la salida de droga por este país bajó sustancialmente desde el 2017?


A.A: Las decisiones del presidente Trump hacia Venezuela tiene muchas posibilidades de interpretación; elecciones en Estados Unidos, el tema de poder de Rusia y China. Pero lo único claro es que la lógica de militarizar el Caribe por el tema del tráfico de drogas es que los propios datos del Estado norteamericano no dicen eso.


Lo que se dice es que de todo el número de eventos de tráfico de drogas que se da de forma marítima el 70% es por el Pacífico y el 30% por el Caribe, es decir si hubiera que militarizar algo es el Pacífico y no el Caribe.

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