El general Rito Alejo del Rio, condenado por ayudar paras, es un héroe para Uribe
- Redacción Pares
- 25 may
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Por: Redacción Pares

En abril de 1999 los rumores contra la posible alianza entre el general Rito Alejo del Río, conocido como “El pacificador” de Urabá, con la casa Castaño, eran moscardones volando en la cara del entonces presidente Andrés Pastrana. Tres años antes, el 31 de mayo de 1996, el coronel Carlos Alfonso Velásquez, segundo al mando de la XVII Brigada ubicada en Carepa, Antioquia, había dejado en evidencia la cercanía de Del Rio con los paramilitares. Velásquez no era un oficial de inteligencia cualquiera. Se hizo notorio en la persecución contra los capos del Cartel de Cali ya que integró y comandó el Bloque de Búsqueda en esa ciudad en 1994. Su nombre retumbaba en los noticieros de la época ya que fue el primero que evidenció la entrada de dineros calientes, provenientes de los bolsillos de los hermanos Rodríguez Orejuela, a la campaña de Ernesto Samper. Había llegado a Carepa en junio de 1995 para ser el segundo al mando de ese batallón. Seis meses después llegaría allí Rito Alejo del Rio. Así que Velásquez fue un testigo de excepción de los métodos del general antioqueño.
Lo que se dio cuenta el oficial es que los paras de Castaño se establecieron en lo que se llama el eje bananero. En ese lugar, el más poblado del Urabá, empezaron a matar o sacar del territorio a los posibles sospechosos de ser colaboradores de las FARC. Entonces empezaron a ocurrir masacres como la de Chigorodó y el Aracatacazo en donde se hacía evidente la colaboración con la fuerza pública. Además constató el entusiasmo que mostraban los empresarios del banano con estos grupos de autodefensa. También veía el desgano de Del Rio a la hora de atacar a los paramilitares e incluso pudo probar que el general les avisaba a los hombres de Castaño que zona patrullaba el ejército y cuales dejaba en limpio. En el informe también se resalta la actitud permisiva con los paras de quien era el gobernador de Antioquia en ese momento, Álvaro Uribe Vélez.
A comienzos de 1996 visitó esa brigada el general Manuel José Bonnet, quien en ese momento era el inspector general para las Fuerzas Militares. A él le contó en una conversación lo que estaba sucediendo. Aunque no tenía pruebas si habían indicios. La recomendación fue que escribiera un informe y así lo hizo.
Así que redactó y entregó un informe el 31 de mayo de 1996. El presidente era Ernesto Samper y el comandante del ejército era el polémico Harold Bedoya. Al leer el informe no tardó en calificar de “loco” a Velásquez. Unos meses pasaron para que, el 1 de enero de 1997, fuera llamado a calificar servicios. El pago por haber denunciado a Del Rio fue el de su destitución al ejército. Velásquez no se quedó quieto y le dio entrevistas a revistas como Semana y a los principales diarios del país en donde contó el atropello. Tres años después el gobierno de Andrés Pastrana entró en negociaciones con las FARC, ordenó la zona de despeje del Caguán y tomó decisiones que fueron mal vistas por la extrema derecha colombiana. Una de ellas fue decidir, en abril de 1999, destituir al general Rito Alejo del Rio.
Unos días después de la destitución Alvaro Uribe Vélez, quien fuera de Antioquia era un nombre que sólo se conocía en los nichos del poder y la política, organizó, el 29 de abril de 1999, un acto, ante 1.500 personas, por lo que consideraban un ataque por parte del gobierno Pastrana a un ilustre héroe de la patria. El homenaje se realizó en el salón rojo del Hotel Tequendama y Uribe soltó frases en defensa al general tan contundentes como estas: “Nadie mejor que el general Del Río comprendió que a Urabá había llegado la hora de la paz, el Estado, la ciudadanía, y a fe que avanzó notablemente”. Resaltó, además, que fue uno de sus bastiones mientras fue gobernador de Antioquia: “en todas partes estaba presente el acompañamiento discreto y eficaz del general Del Río”.
Según se lo contó el general Velásquez en una entrevista a Verdad Abierta, la interlocución de Uribe con el general era absoluta y total. Se veían cada ocho días y Rito Alejo le llevaba minuciosos informe en donde relataba como las guerrillas venían siendo derrotadas en Urabá. Lo que importaba eran los resultados, no el método.
Cuando Velásquez se enteró que Uribe iba a realizar un homenaje a Rito Alejo se acercó a alguien muy cercano a quien sería presidente, Fernando Londoño y le pidió que por favor no hiciera ese homenaje porque sería un agravio, no sólo a las víctimas que había dejado el paso de “El Pacíficador” en el Urabá, sino también a las propias fuerzas militares. Pero Uribe siempre respaldó a Rito Alejo. Incluso, cuando se lanzó a la presidencia en el 2002, el ex general intentó lanzarse al senado pero terminó quemándose. Durante el gobierno de Uribe fue asesor del DAS en tiempos de José Miguel Narváez -quien estuvo implicado en el asesinato de Jaime Garzón- y el condenado Jorge Noguera.
Los rumores sobre los torcidos de Del Rio venía desde principios de los años ochenta. En esa época estaba viviendo en Israel en donde recibió entrenamiento militar. Según un informe de Noche y Niebla, la publicación del Cinep, el general Fernando Landazábal, ministro de Defensa de Belisario Betancur, le dijo a uno de sus subalternos que Del Río había sido el contacto de Carlos Castaño en Tel-Aviv para atestar un avión Hércules de armas que irían al MAS –Muerte a Secuestradores- el grupo creado por Pablo Escobar en retaliación por el secuestro de Martha Nieves Ochoa, hermana de sus socios del cartel de Medellín, por orden del M-19. Fue el grupo que implantó la semilla del paramilitarismo en Colombia. El avión venía tan cargado de artillería que cayó en el océano. Mientras estuvo en la base de Cimitarra, Santander, pleno Magdalena Medio, Del Río tenía contacto con gente como Henry Pérez, mejor conocido como el hombre que mató a Luis Carlos Galán. En Carepa sus desafueros aumentaron. En los dos años que estuvo al frente de la Brigada XVII, los cuatro municipios de Urabá registraron más de 3000 muertos y 32 000 desplazamientos forzados.
Pero sus nexos con el paramilitarismo vendrían de mucho más atrás. Alonso de Jesús Vaquero, alias el Negro Vladimir, autor de la masacre de Segovia, entre otros hechos, afirma que se reunió en 1986 con él mientras era comandante del batallón Rafael Reyes en Cimitarra Santander. En un expediente que reposa en la Fiscalía también se le señala, un año después, de ser el autor de un “falso positivo”.
Con el MAS inició uno de los capítulos más oscuros de la historia del conflicto colombiano, el de los paramilitares. Fue el cartel de Medellín quien asesinó y torturó a guerrilleros del M-19 y además simpatizantes de esa agrupación mandando un mensaje claro: a ellos nadie podía tocarlos. Fue también un remanente del Cartel de Medellín que, defendiéndose de la voracidad del creador de esa agrupación, crearon los PEPES, Perseguidos por Pablo Escobar. Allí quedaba evidenciaba la alianza entre las fuerzas armadas y los paramilitares para lograr un fin, el de acabar con Pablo Escobar.
Rito Alejo del Río fue condenado en el año 2012 a 26 años de prisión por el asesinato de un campesino y por su colaboración estrecha con las AUC. La noticia de su condena la recibió en su habitación en el Cantón Militar de Puente Aranda, lugar en el que estuvo detenido desde el año 2006. Allí fue operado tres veces y recibió incontables visitas de políticos, empresarios y miembros del ejército. Cuando cayó la sentencia una de las voces que más duro sonó fue la de Harold Bedoya "Condenaron a un héroe, una víctima más de la guerra jurídica contra las FF. MM. Si no es por él, Urabá estaría hoy en manos de los terroristas". También sonaba, a la distancia, la voz de Uribe en el acto de desagravio que hicieron en el hotel Tequendama en 1999 “Fue un general extraordinario y lo han tratado de la manera más atroz en que se puede tratar a un héroe nacional".
Las declaraciones de los exparamilitares Ever Veloza y Salvatore Mancuso serían concluyentes para condenarlo. Rito Alejo ha sido otro de los que se sintió traicionado por el uribismo mas que por Uribe. En el 2020 realizó un video en donde cuestionó severamente al Centro Democrático ya que nunca se sintió lo suficientemente defendido. Ha venido compareciendo ante la JEP aunque el alto tribunal no ha quedado satisfecho con las supuestas verdades que ha dicho.
A sus 81 años está pensando en escribir un libro en donde pueda desahogarse y contar la verdad. ¿Le alcanzará el tiempo?
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