Por: Redacción Pares
En una investigación realizada por la Contraloría de Bogotá, se encontró que el 77% de las unidades de servicio de urgencias en los niveles de atención II y III de la capital, presentan niveles dramáticos de hacinamiento, falta de insumos médicos y deficiencias en servicios.
Para ocultarlo, el Distrito modificó los indicadores que miden la ocupación e incluyó sillas reclinables y plásticas en pasillos como aumento de la capacidad instalada.
El informe del ente distrital señala que hay equipos dañados y falta de elementos que generan graves demoras en exámenes de laboratorio clínico. Por su parte, se denuncia que la Secretaría de Salud ha incumplido las metas de disminuir a menos del 95% los porcentajes de ocupación en los servicios de urgencias.
En el Hospital El Tunal se encontró un hacinamiento del 424% y en el de Meissen de 328%. En ocasiones, los pacientes superan las 72 horas de espera en urgencias.
Le siguen en sobreocupación los hospitales de Bosa con el 197%, Kennedy con el 191%, La Victoria con el 173%, Santa Clara con 150%, Simón Bolívar con 135%, USS Suba con 130%.
Solamente en los servicios de urgencias de baja complejidad están por debajo del 100% de ocupación.
Los recorridos realizados por la Contraloría encontraron equipos médicos dañados que pueden superar los 60 días fuera de servicio, lo que ocasiona demoras en las entregas de resultados.
Además, el ente de control halló que los indicadores y fichas técnicas que buscan hacer seguimiento y evaluar los niveles de ocupación en los servicios de urgencias, fueron modificadas por la Secretaría de Salud, hecho que no permite que sea comparable y genera que el reporte frente a la meta de ciudad no sea veraz y consistente.
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