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Renta Básica, una obligación ética y económica

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


“Queremos trabajar”: esa fue ayer la consigna de los/as habitantes de Suba, Tibabuyes. Esto luego que recientemente desde la Alcaldía de Bogotá se informara que esta zona de nuevo entrará en cuarentena general por 14 días, desde el 30 de enero hasta el 12 de febrero. Esto llevó a que de nuevo las calles fueran punto de encuentro de trabajadores informales, comerciantes y empleados/as, quienes en un plantón pacífico exigieron que se les garantizara el derecho a trabajar o a permanecer en casa, pero en condiciones dignas.


Esta situación es una radiografía de lo que ha estado pasando tanto en la capital del país, como en otras zonas de Colombia, donde las cuarentenas y toques de queda se volvieron la principal herramienta para la mitigación de contagio del Covid-19.


Estas medidas que se han quedado cortas, pues, por un lado, el número de personas fallecidas llega casi a las 53.000 -52.913 al 28 de enero-, y, por otro lado, las políticas sociales han sido mínimas, provocando que a la fecha, casi un año después, no se hayan implementado soluciones eficaces para que las personas se puedan confinar sin que el qué comer o cómo solventar un arriendo sean las preocupaciones más relevantes.


Ahora, que vuelven las protestas a las calles ante una crisis social y económica que muchas familias ya no aguantan más, vale la pena recodar que, durante el 2020, y por lo menos desde marzo, se realizaron varias movilizaciones, incluso en el marco del Paro Nacional, en las que una de las solicitudes era que se implementara la renta básica.


El DANE estableció que finalizando el 2020 los mayores porcentajes de muertes a causa del Covid-19 estaban en los estratos 1, 2 y 3 con el 31.50%, 35.80% y 22.10%, respectivamente, lo que lleva a cuestionarse quiénes están siendo los más afectados por la pandemia de manera letal, tanto en temas de acceso a servicios de salud.


Pero también, en cuanto a quiénes son los/as que han tenido que salir a las calles, pues sin una renta básica que realmente pueda suplir los ingresos de las personas que trabajan, por ejemplo, informalmente, va a ser muy difícil, incluso con toques de queda y cuarentenas sectorizadas, que la gente deje de salir a la calle a exponerse al virus. Esto partiendo que como se informó este viernes por varios/as congresistas, el 60% de la población en Colombia está en situación de vulnerabilidad y pobreza.


Renta básica ya: la petición de la gente


Con el panorama atravesado por protestas y plantones, específicamente en Bogotá, donde por un lado la respuesta inmediata fue mandar al Esmad, mientras que la alcaldesa decía a través de Twitter que “Sin vacunación dependemos exclusivamente de nuestro propio cuidado. Reducir las interacciones al mínimo en UPZ de alto contagio para evitar más fallecimientos allí y volver a expandir virus hacia otras zonas de la ciudad”, lo que se evidencia es una profunda crisis que afecta especialmente a quienes depende del “rebusque” diario.

El DANE estableció que finalizando el 2020 los mayores porcentajes de muertes a causa del Covid-19 estaban en los estratos 1, 2 y 3 con el 31.50%, 35.80% y 22.10%, respectivamente, lo que lleva a cuestionarse quiénes están siendo los más afectados por la pandemia de manera letal, tanto en temas de acceso a servicios de salud. Imagen: Pares.

Lo anterior además también relacionado con lo recientemente informado por el DANE, institución que advirtió que para el 2020 la tasa de desempleo fue 15,9%, lo que representó un aumento de 5,4 puntos porcentuales frente al año 2019 (10,5%). A esto se suma que en lo observado durante el año pasado por la Cámara de Comercio se evidenció que, al menos, el 70% de las microempresas se han visto afectadas por el Covid-19.


De nuevo volvió a ser parte del debate nacional la urgencia de una renta básica para la población más afectada y vulnerable ante la situación actual donde de otra vez hay un pico de contagio de Covid-19, demostrando que en el país no se actuó eficientemente durante casi todo un año para ampliar la capacidad de atención hospitalaria y número de camas UCI, pero tampoco para atender a la población que ha sido insistente reclamando que no todos/as pueden acogerse a aislamientos cuando no se han dado otro tipo de garantías.


Pues bien, el senador Iván Marulanda, y tras hundirse el año pasado en la Comisión Tercera de Senado la iniciativa de renta básica que se había estado moviendo por meses, el congresista volvió a poner sobre la mesa la implementación de ésta.


La propuesta inicial es que a 7.46 millones de hogares, es decir, a cerca de 30 millones de personas llegue una renta básica permanente, la cual sería de $320.000 para hogares compuestos por una persona, $360.000 cuando estén constituidos por 2 personas, $400.000 cuando son 3, $440.000 en el caso en el que haya 4 personas, y $470.000 cuando sean 5, 6 o más.


Lo anterior requeriría que se haga una inversión mensual de $3.119.345.994.498 y de $37.432.152.013.973 anualmente. Esto último significa que por año estas transferencias representarían el 3.7% del PIB, pero como en estas se incluirían las actuales ayudas que son entregadas como el ingreso solidario o familias en acción, que rondan el 1.4% del PIB, lo que se debería aumentar sería un 2.3% del PIB.


Escribe el senador en un comunicado enviado a Iván Duque que esta “cuantía es susceptible de alcanzarse si, entre otras medidas, se utilizan recursos públicos disponibles en el Fondo de Emergencia FOME, se reordena el gasto público de acuerdo con las prioridades del país y se tramita cuanto antes una reforma tributaria, que es inaplazable y que damos por descontado que deberá estar dirigida a gravar las altas rentas y los altos patrimonios, sin afectar las clases medias y de bajos ingresos, así como a desmontar los beneficios que lastran de manera injusta el sistema tributario”.


Hay que señalar que en el documento se indica que, si bien durante varios meses se ha venido entregando el Ingreso Solidario de $160.000, que representa cerca de $48.500 por persona del núcleo familiar, éste es precario para sostener mensualmente a hogares con sus gastos básicos.

“Aquí hay una confrontación de poderes políticos, no hemos podido tener las mayorías necesarias para convertir en leyes estas iniciativas, pues la voluntad del Gobierno no ha permitido que avancen, pero esa voluntad es inferior a la voluntad popular y eso debe ser un precedente siempre”, aseveró Iván Marulanda.


La propuesta inicial es que a 7.46 millones de hogares, es decir, a cerca de 30 millones de personas llegue una renta básica permanente, la cual sería de $320.000 para hogares compuestos por una persona, $360.000 cuando estén constituidos por 2 personas, $400.000 cuando son 3, $440.000 en el caso en el que haya 4 personas, y $470.000 cuando sean 5, 6 o más. Imagen: Pares

49 congresistas insisten en la renta básica


A lo anterior se sumó que 49 congresistas, 174 organizaciones sociales y 1800 ciudadanas/os desde la campaña Renta Básica Ya, reiteraron el llamado al presidente Duque para que adopte un programa de Renta Básica permanente para propender por el bienestar de la población desfavorecida y contribuir a la reactivación económica.


Como parte de esto se realizó una rueda de prensa en la que se establecieron varios puntos por parte de los congresistas que se han acogido a la propuesta, quienes, vale la pena señalar, pertenecen a diversos sectores políticos.


Entre los factores adicionales nombrados en este espacio, Ángela María Robledo resaltó que hay una crítica situación de “pérdida de trabajo de las mujeres. Los datos son preocupantes, y por regiones la brecha es mucho peor en cuanto a empleo, salarios, seguridad social, a lo que se le suma las cargas adicionales de cuidado. Por eso esta renta básica tiene una urgencia desde la perspectiva de género también”.


Respecto a lo anterior vale la pena traer a colación que según datos del DANE en el último trimestre del 2020 la tasa de desempleo para las mujeres fue 19,6%, mientras que para los hombres fue del 10,9%. A lo que se agrega que para muchas el teletrabajo y las distintas medidas tomadas multiplicaron las labores de cuidado en los hogares.


Por su parte, el congresista Jorge Eduardo Londoño trajo a la mesa la necesidad de incluir en este debate que la renta básica debería ser pensada como un derecho fundamental del siglo XXI, pues argumentó que el virus dejó ver que éste, a diferencia de lo que se ha dicho, “sí conoce de estratos y fronteras; el 89.6% de los/as muertos han sido de estratos 1.2 y 3. Desde lo cuantitativo este virus sí conoce estratos. (…) Por eso la renta básica va dirigida hacia estos estratos sociales”.


Hay que nombrar que los/as congresistas aseveraron que esta medida tendría políticas que permitan que también se atiendan los requerimientos diferenciales de los sectores campesinos, afros e indígenas. Sobre esto la senadora Aída Avella señaló que “las comunidades negras, del río Anchicaya han denunciado que necesitan con urgencia una renta y un auxilio que los/as incluya”.


Con todo esto se espera que Iván Duque atienda el llamado que durante el 2020 fue ignorado, pues como lo nombró en la carta Iván Marulanda, “la recuperación económica no será como se había estimado”, y mientras se buscan soluciones y se espera por una vacuna que cada vez está más en la incertidumbre, más personas siguen sorteando el no poder comer, no tener dónde vivir, no contar con empleo, sometiéndose, además, a confinamientos que ni siquiera son avisados con tiempo, viéndose doblemente expuestos: al virus y a la falta de medidas responsables.«


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