Por: Ariel Ávila, subdirector – Pares
¿Quién gobierna en Colombia? Una pregunta sencilla, con una respuesta simple para el colombiano de a pie. Ante este cuestionamiento, la mayoría respondería que gobierna el de Uribe y a renglón seguido mencionarían al presidente Iván Duque. Para los suspicaces, la cosa puede ser un poco más compleja. Varios son los hechos.
En primer lugar, la elección del nuevo Contralor dejó claro que quien lideró la negociación por parte del Gobierno fue el senador Uribe. Se logró saber, días después, que la ministra del Interior Nancy Gutiérrez siempre se comunicó con Uribe en las horas de la negociación y no con el presidente Duque. El segundo hecho fue lo ocurrido en la Unidad Nacional de Protección (UNP): luego del fallido nombramiento de una militante del Centro Democrático, quien decía que los líderes sociales eran guerrilleros, se le comunicó al director de la UNP, Diego Mora, que estaría en el cargo hasta el 31 de agosto, pocos minutos después recibió una llamada donde le decían que debía desocupar la oficina de inmediato y dejar en encargo al jefe de escoltas. Obviamente un jefe de escoltas no sabe la complejidad de una institución como la UNP, pero desde Palacio insistían que debía dejar el cargo, la situación se tranquilizó cuando un amigo del senador Uribe se enteró de la situación y logró hablar con el senador, con eso se logró detener la situación y Mora fue ratificado por unos días más.
Pero lo más llamativo de todo fue la declaración del Ministro de Hacienda, el señor Carrasquilla, quien dijo que las propuestas de gravar con IVA la canasta familiar y bajarle impuestos a los ricos, algo así como crear un Sisben para ricos, eran propuestas de él, pero no del presidente Duque. Es decir, que todo lo que anunció en la reunión con empresarios no necesariamente debía ser tomado como una propuesta de Gobierno. No olvidemos que el anuncio de una reforma tributaria le costó 12 puntos de imagen positiva en las encuestas al presidente Duque.
Todo esto muestra que el arranque del Gobierno ha sido complejo y con grandes errores. De hecho, el nuevo Gobierno ahora intenta pegarse del tema de lucha contra la corrupción para detener la caída en las encuestas y mejorar su imagen.
Para muchos miembros del gabinete, el que manda no es el presidente Iván Duque, sino otra persona, o para suavizar se podría decir, que algunos confunden la jefatura del partido con la jefatura del Gobierno. Esto podría ser, o bien un problema cognitivo de algunos militantes del Centro Democrático, o lo que se denomina fuego amigo. Para muchos militantes del partido de Gobierno, el presidente Duque es una persona que no da confianza a los postulados del uribismo. Algunos, como el exministro Londoño, lo tratan de comunista.
Las primeras de cambio no han sido fáciles para el presidente Duque. Además, aún no es claro el rumbo de su gobierno, pero lo cierto es que gran parte del éxito de su mandato dependerá de qué tanto lo respalde su grupo político principal o de que tan rápido se desmarque del uribismo. Pues todo parece indicar que mantener un punto medio no es la mejor opción, o al menos así lo indican los hechos en las primeras semanas de su Gobierno.
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