Por: Damian Rodríguez Vera
La semana pasada, más específicamente del 21 a 26 de Marzo, un grupo de organizaciones de DDHH realizamos a modo de Caravana un viaje hasta el departamento de Arauca con la intención de visibilizar la aguda crisis humanitaria que se está viviendo en el territorio. Y aunque fueron distintos los municipios por los cuales la Caravana realizó sus paradas, las denuncias y exigencias hechas por organizaciones sociales, víctimas y habitantes del pueblo araucano coincidieron en más de una ocasión.
Acá hay una disidencia disfrazada de insurgencia
En Saravena, el día 19 de Enero un carro bomba explota en cercanías del edificio Héctor Alirio Martínez, lugar en el que coinciden distintas organizaciones sociales y de derechos humanos. El atentado fue reconocido por parte de la disidencia del frente 28 de las FARC en un comunicado tres días después. En el documento reza no solo la responsabilidad, sino en una serie de señalamientos que con nombre propio esta disidencia establece como objetivo militar a varias personas y organizaciones que hacen su labor en el departamento.
El día que arribamos a Fortul, uno de los líderes del municipio exponía que el papel de las disidencias de las FARC- en especial atención aquellas que eran lideradas por el difunto disidente Jorge Eliecer Jiménez, alias Arturo- la disidencia frente 10 Martín Villa, como también la disidencia frente 28 José María Córdoba usan el rótulo de insurgencia a pesar de que su finalidad es la de minar con el trabajo social y político de las organizaciones en la región. La muestra más palmaria de lo manifestado hace un momento es el atentado en el edificio Héctor Alirio Martínez. Era de sorprender que en cada uno de los municipios donde paraba la Caravana, había un líder comunal o de alguna organización que se reconocía como víctima dado que sufrió los estragos del 19 de Enero.
Otro de las experiencias manifestadas por parte de los habitantes del departamento es el de desmitificar el imaginario de que, en Arauca lo único que existe es un enfrentamiento entre dos actores armados como es el ELN y la disidencia de las FARC pues, el ejército es un actor más del conflicto armado en la medida que la población vive en un constante riesgo ante posibles enfrentamientos entre el Ejército y los grupos armados al punto de peligrar la vida de niños y niñas. Por ejemplo, en el municipio de Fortul han presentado denuncias sobre la existencia de garitas en cercanías de instituciones educativas. Además, distintas víctimas han señalado que la estrategia de militarizar el departamento no ha surtido efecto y que, la seguridad sigue siendo un problema.
Vale mencionar también que, las organizaciones sociales no son las únicas que viven con el azote de los actores armados. Los excombatientes y firmantes del acuerdo ubicados en la ETCR de la vereda Filipinas han denunciado que llevan cerca de un año confinados por las constantes amenazas. Además, con más de nueve excombatientes asesinados y más de cincuenta desplazados en el departamento, se peligra un nuevo ciclo de violencia que tendrá como efecto el genocidio de una agrupación política que decidió decirle adiós a las armas.
¿Arauca es conflicto armado?
Una de las narrativas más difundidas es que, el problema que tiene el departamento reside exclusivamente en el conflicto armado. No obstante, muchas de las denuncias han develado una presencia diferenciada en el Estado en Arauca, es decir, para unas cosas el Estado existe y para otras no. Existe Estado para custodiar con más de tres batallones energéticos los oleoductos en el territorio, pero no existe Estado que garantice agua potable en la zona rural del departamento.
Un ejemplo emblemático de esta presencia diferenciada del Estado han sido las denuncias por los maestros en el municipio de Arauquita. A fines de Julio del 2021 en el que el sector educativo retornó a la presencialidad, manifestaron que los estudiantes no pueden regresar a clases debido que, no existe transporte que pueda garantizar que puedan llegar a las escuelas. Además, manifiestan que existe una deserción cerca del 35%. Deserción que, en palabras de algunos maestros es profundizada por los actores armados donde se han presentado casos de reclutamiento forzado. Y como colofón, aquellos maestros y maestras que se han convertido en un eje importante en la articulación de la vida social en los municipios, manifiestan que tienen alrededor de 20 docentes quiénes han sido amenazados por los grupos armados.
En suma, Arauca se han amalgamado distintos problemas que van desde el conflicto armado, hasta una precaria presencia institucional del Estado en diversas dimensiones de la vida social en el departamento. El estigma de creer que lo único que necesita Arauca es mayor presencia militar, tiene como consecuencia otra serie de problemas estructurales que urgen ser resueltos en cada municipio.
*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido su autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.
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