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“Presidente Petro no se pierda la oportunidad de tomarse en serio la corrupción”

Por: Michel Levin


Foto tomada de: Casa de nariño y El País


«Si te echan por atacar la corrupción, algo has de estar haciendo bien»

Una amiga muy querida me dijo esto en marzo de 2023. Me acababan de pedir amablemente y diplomáticamente que dejara mi trabajo en Colombia y que hiciera el favor de regresarme a mi país. Yo no entendía bien qué pasaba, pero estaba seguro de algo: «Lo que propusimos no era perfecto, pero no estaba mal y —sin dudas— no era para tanto, ¿no?».


La historia completa tiene intrigas dignas de telenovela mexicana, pero eso en otro momento. Lo importante hoy es que en febrero de 2023 Pares propuso la creación de un juicio nacional anticorrupción; una institución nueva en Colombia que tomara los casos de corrupción más tóxicos y graves, los investigara con ayuda de expertos internacionales y los juzgara en la Corte Suprema.


Pero la propuesta no cuajó.


La presentación oficial del proyecto fue en febrero de 2023, pero desde diciembre de 2022 personalmente estuve en contacto con Andrés Idárraga hablando sobre ella. Nos imaginamos que si la propuesta tenía apoyo de un legislador y del secretario de transparencia, seguro iba a ser más popular. Con esa idea, durante dos meses Andrés Idárraga y yo estuvimos en contacto y, lo más importante, le compartimos a él y a su equipo borradores de nuestra propuesta para que conocieran nuestras ideas conforme las íbamos teniendo.


Todo nos fue llevando hasta el 17 de febrero cuando recibí una oferta que, ahora que lo pienso, se pareció más a un ultimátum: Si queríamos el apoyo de Andrés Idárraga y de la secretaría de transparencia, entonces teníamos que aceptar que la propuesta saliera de nuestras manos («En el gobierno nacional soy quien la lidera») y, lo más importante, el entonces secretario me pidió modificar el texto de nuestra propuesta y que Pares presentara su texto como si fuera nuestro, ocultando que la secretaría de transparencia participó en él.


La plata que nos ofreció Andrés Idarraga.


Ahora mismo reflexionándolo parece que solo son nos exigieron dos cosas, pero creo que en realidad fueron tres. Nos pidió liderar el proyecto, nos pidió modificar nuestra propuesta y nos ofreció dinero. En ese momento hasta me pareció chévere que nos ofreciera recursos de la secretaría para hacer eventos sobre la propuesta y para darle difusión. Mis amigos ultracolombianos y ultrainteligentes me explicaron, con palabras muy bonitas y amables, que ni de broma podíamos aceptar sus condiciones y su dinero. No aceptamos (afortunadamente) y pasó algo muy curioso; Andrés Idárraga tomó molestia conmigo. En el lapso de 2 segundos se acabaron la afabilidad y amistad; cuánto se conoce a alguien cuando le dicen que no.


Pares presentó la propuesta al público y, por decirlo de modo suave, no funcionó. Los periodistas preguntaron lo que hacía un mexicano opinando sobre Colombia; la Corte Suprema cuestionó los aspectos técnicos y de independencia de la propuesta —y, la verdad, tuvo razón— y la fiscalía llamó a la propuesta una «puñalada a la justicia» y a los que la propusimos —con muchísimo sarcasmo— «genios y marcianos».


Además de esto, por razones que entran más en lo de telenovela mexicana, la propuesta nunca se radicó oficialmente como iniciativa legislativa.


El resultado fue que el juicio nacional anticorrupción cayó en estado de coma.

Importaba dar ese contexto, pero ahora vamos a lo técnico; el juicio nacional anticorrupción como solución.


«Toda gran guerra termina con un gran juicio», repitió mi amigo Alejo un montón de veces (la verdad, tantas que dejé de contarlas por ahí de 200).


Cuando presentamos el juicio y hasta hoy en Pares seguimos convencidos de que la realidad de Colombia tiene condiciones perfectas para que —aprendiendo de los aciertos y errores en otros países— se cree una institución temporal que sea la máxima autoridad en investigar y juzgar casos de macrocorrupción. Siempre vimos esto desde la perspectiva de la realidad legal, pero hoy también creemos que es cierto desde la realidad política del país.


Presidente Petro, ¿no sería buena idea mostrar a propios y extraños que este gobierno no tolera la corrupción y le hace la guerra con instituciones de nivel mundial y no solo con retórica y buenas intenciones? De pronto no es tan mala idea escuchar a los marcianos.

En Pares creemos que no ha existido mejor momento —en Colombia y en el mundo— para crear instituciones anticorrupción de este tipo. No ha existido mejor momento por dos razones: (1) la sociedad nunca había sabido tanto sobre cómo construir una institución anticorrupción exitosa; y (2) esta crisis es, en realidad, la oportunidad de mostrar que el Estado se toma en serio la corrupción


Sobre las instituciones anticorrupción exitosas, gracias al trabajo incansable que se ha hecho en otros países —como Guatemala, Bolivia, Ecuador, México, Nigeria, Uganda, Kenia, Eslovaquia, Rusia, Ucrania, China, Francia, EE.UU. y un largo etcétera— hoy podemos ver con nitidez los errores y huecos en el camino que hay que evitar. Y no solo podemos conocer estos aprendizajes de forma anecdótica e indirecta, sino que este gobierno tiene de su lado al tesoro que es el cúmulo de experiencias que el ministro Iván Velázquez tuvo en su paso por la CICIG[1]. Y eso es en el aspecto empírico, pero, en materia de investigación teórica, hoy existen ¡cientos! de estudios cualitativos y cuantitativos que —con datos reales y no solo con hipótesis y teoría— identifican los errores y aciertos de instituciones anticorrupción de todo el mundo.


Presidente Petro, los que más saben de anticorrupción en el mundo (1) nunca habían tenido tantas herramientas para hacerlo bien; y (2) ¡ya están en su gabinete!


Sobre la oportunidad que esto presenta, impulsar el juicio nacional anticorrupción puede ser una bala de plata. Perdóneme por hablar en términos oportunistas, pero no quiero ser quien desaproveche oportunidades buenas. El escándalo que posiblementeimplica a Andrés Idárraga es especialmente pegajoso; quien debió ser como la esposa del césar —no solo ser intachable, sino también parecerlo— metió a extraños a la casa. Este problema tiene solución y no solo eso, sino que presenta un camino lleno de posibilidades. Desde luego, la fórmula de destituir al involucrado en el escándalo ya no es suficiente y la ciudadanía ya lo sabe. Pero, además, la izquierda vive una realidad muy accidentada —que no será nada nueva para quienes conocen la lucha feminista—; tiene que trabajar el doble para ser reconocida la mitad y sus errores se ven del doble de su tamaño real. Esta administración, por el solo hecho de ser el primer gobierno de izquierda de Colombia, ve que su oposición hace ruido desmedido de sus retos y desaciertos, sin importar de qué tamaño sean.


Presidente Petro, si usted abre los brazos al juicio nacional anticorrupción mandará un mensaje claro a la ciudadanía y a la oposición; este gobierno no es uno de medidas simples, sino de soluciones potentes y duraderas. No deje que este tropiezo se vea del doble de su tamaño. En su lugar, pise este escándalo; úselo para impulsar al gobierno al siguiente escalón, que es una institución moderna, fuerte, efectiva y ejemplar. Ya tiene la solución; nosotros— @parescolombia , @ LeonVaLenciaA , @aalvaradobe y @Michel_Levien — estamos prestos a ayudar.


 

[1] Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala

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