Por: Nataly Triana (Asistente de Investigación) y Juan Esteban Garzón (Colaborador Pares) Línea de Democracia y Gobernabilidad
En Colombia, según el DANE, para el año 2018 había 4.671.160 (9.34% de la población) de personas que se reconocían dentro de la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera. Históricamente, la nación se ha construido a expensas de dichas comunidades, teniendo en cuenta que la organización política del país ha sido moldeada por conflictos raciales, étnicos y por viejas tensiones regionales que han excluido a las comunidades e impiden su visibilidad y participación activa en las decisiones de nivel nacional[1].
En efecto, esta población ha tenido una mínima representación política que, a partir de 1991, por medio de las aspiraciones de inclusión democrática presentes en la nueva Constitución, cambió a raíz de la incorporación al antiguo sistema de partidos de una acción afirmativa consagrada en lo que hoy conocemos como “circunscripciones especiales” (medida que se estableció con la pretensión de asegurar la participación política de grupos étnicos y minorías políticas).
Dentro de estas minorías políticas se encuentra la circunscripción especial de las comunidades afrodescendientes, la cual provee 2 escaños en la Cámara de Representantes para las y los miembros de esta población, siempre y cuando tengan el aval de una organización inscrita ante la Dirección de Asuntos de Comunidades Negras del Ministerio del Interior. Está figura de representación es la actual columna vertebral de los partidos políticos afrodescendientes, especialmente del partido Colombia Renaciente.
Los orígenes entre la fragmentación, la instrumentalización y la desinstitucionalización
En las últimas tres décadas, las curules afro se han visto enfrentadas a diferentes problemas que incluyen la fragmentación por la gran cantidad de listas, las diferencias internas al interior del movimiento afro, la instrumentalización electoral por parte de grupos políticos tradicionales y, en ese sentido, la imposibilidad de representación debido a estas lógicas de la competencia electoral.
En medio de toda esta problemática, y también como respuesta, surgió el partido Colombia Renaciente luego de la curul obtenida por Jhon Arley Murillo Benítez en las elecciones al Congreso de 2018 con el aval del Consejo Comunitario Ancestral ‘Playa Renaciente’ —que se ubica en las riberas del río Cauca entre el municipio de Candelaria y Cali—.
En las condiciones analizadas para lograr esta curul, Pares encontró que en las elecciones parlamentarias del 2018 se presentaron 42 listas solo para 2 curules afro en la Cámara, las cuales alcanzaron 426.298 votos y solamente dos Consejos con 56.047 votos en conjunto que tuvieron la posibilidad de influir en la distribución de asientos. Dicho de otro modo, únicamente el 13% de los votos fueron efectivos para alcanzar las 2 curules afro. De esos votos, 32.434 fueron para Colombia Renaciente y 23.613 fueron para el Consejo Comunitario La Mamuncia, quienes designaron en esta curul a Hernán Banguero.
En comparación con otras circunscripciones, como en el caso de la circunscripción distrital de Bogotá, hubo 14 listas para 18 curules, lo que amplía el margen de representación electoral.
En este sentido, el Partido Colombia Renaciente es muestra de la fragmentación en las votaciones afro al representar solamente el 7,6% de sus votantes. Esto sin contar a quienes están habilitados para votar y no ejercen su derecho. A nivel detallado, el representante Murillo cuenta con el 74% de las votaciones de las listas de ‘Playa Renaciente’, pero apenas con el 5,64% del total de los votos afro en el país.
A partir de esto, se puede observar que las curules afro tienen un problema importante asociado a la representatividad de su conjunto poblacional, así como a la competencia desigual, dispersa y desconcentrada.
Otro problema recurrente alrededor de estas curules es su instrumentalización. El rol de algunos representantes afrocolombianos en la Cámara ha sido criticado como “política gris”, cuando parecen olvidar las razones por las que han sido elegidos, o como “política blanca”, por su cercanía a maquinarias partidistas tradicionales[2].
Además de estos cuestionamientos, algunas personas que ocuparon dichas curules fueron reconocidas como afrocolombianas, aunque no pertenecieran a este conjunto poblacional. En las elecciones de 2014, María del Socorro Bustamante y Moisés Orozco lograron ganar las curules afro sin tener vínculos notorios y/o cercanos con las comunidades negras, lo que llevó a muchas organizaciones a cuestionar la idoneidad de estos y de su trabajo de representación.
Sin embargo, los cuestionamientos no fueron únicamente por que hubiese una mayor o menor cercanía, sino también por el aprovechamiento de cuestionados políticos que utilizaban los movimientos afro como empresas de avales. Este es el caso de la Fundación Ébano de Colombia, que ganó estas dos curules previamente y tenía nexos con grupos políticos cuestionados de Sucre como el de Yahir Acuña.
Esta fundación funcionaba más como un comodín político que como un movimiento para representar a las comunidades negras. Además, enfrentó escándalos legales por presunta falsedad ideológica en documento público debido a irregularidades en las actas de la fundación que fueron la base para la inscripción de las candidaturas ganadoras.
¿Colombia Renaciente?
En la lectura de diferentes organizaciones afro, esto correspondía a una clara usurpación de los niveles de participación afrocolombiana en el Congreso. Debido a este hecho, el número de listas volvió a aumentar en las elecciones de 2018 y los Consejos Comunitarios como ‘Playa Renaciente’ decidieron presentar candidaturas por primera vez, ganando una curul en Cámara con el apoyo de la región pacífica y de Antioquia. Esto les permitió obtener la personería jurídica para fundar el partido político Colombia Renaciente.
Este partido alcanzó una de esas curules a partir de una “red de amigos en todo el país” que Jhon Arley Murillo cultivó durante sus ocho años de trabajo en el Bienestar Familiar. Así se acercó a comunidades afro en distintas regiones de Colombia. “Hicimos un mapeo de líderes en las regiones, los busqué y los organizamos a través de un coordinador nacional con la estrategia de uno por diez. Un líder debía buscar a diez más y esa red fue la que nos ayudó en Antioquia, Chocó y el Pacífico”, señaló en una entrevista.
En efecto, el caudal electoral de Murillo reside en el pacífico colombiano y Antioquia. Solo en el Valle, Colombia Renaciente tuvo 13.726 votos (11.417 de Murillo); en Chocó, 7.330 votos (5.744 de Murillo); en Antioquia, 4.173 votos (2.584 de Murillo); y en Cauca, 2.139 (1.594 de Murillo). El caudal electoral en estos departamentos (sin contar Nariño, donde Colombia Renaciente quedó segundo) representa el 89% de la votación con que Murillo (21.339 votos) logró una de las dos curules afro en la Cámara de Representantes.
A pesar de que nació de una lógica fragmentada y personalista, este partido político ha intentado, desde su fundación, tener un alcance nacional, lo que ha implicado su adherencia a las banderas afrocolombianas, pero sin quedarse únicamente en estas.
De hecho, en 2019, cuando se fundó el partido, muchas personalidades del “santismo” como Alfonso Prada, Luis Guillermo Murillo, Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera, Clara López y Roy Barreras se aproximaron a Colombia Renaciente con el objetivo de hacer parte de esta organización política y crear así la apuesta del Frente Amplio de la Paz.
Este proyecto político se centraba en la defensa de los acuerdos de La Habana, el medio ambiente y las víctimas —en especial las víctimas afrodescendientes, raizales y palenqueras—. Para Colombia Renaciente esto implicaba la expansión nacional del partido con el apoyo santista, pero, a pesar de esto, y con el paso del tiempo, según directores del partido, muchos de estos “grandes pesos” de la política nacional se fueron alejando debido a la imposibilidad de un acuerdo político. Luego de este hecho, la dirección del partido volvió a quedar únicamente a cargo de quienes lo habían fundado.
¿Más de lo mismo? Colombia Renaciente en las elecciones regionales 2019
Tradicionalmente, los partidos étnicos y afro han sido utilizados como fábricas de avales que son aprovechadas por quienes no logran avalarse por otros partidos, desdibujando el sentido de la representación de movimientos que hacen el esfuerzo de consolidar una apuesta política de cambio real.
Este fenómeno se pudo observar en las elecciones regionales de 2019, donde los partidos afro y étnicos entregaron, de acuerdo con cifras oficiales de la Registraduría, un total de 26.492 avales, a pesar de tratarse de agrupaciones creadas recientemente y marginales en la vida política nacional y local. Para el caso del neófito partido Colombia Renaciente, con solo 3 meses desde su fundación, avaló a cerca de 5.242 candidatos y candidatas. Sin duda, esto es problemático toda vez que un partido con una estructura tan incipiente difícilmente pudo hacer veeduría sobre la cantidad e idoneidad de dichos avales.
En una revisión inicial en 2019, en el marco del seguimiento electoral realizada por Pares, se encontró que Colombia Renaciente presentó 62 candidatos inhabilitados, convirtiéndose en el segundo partido con mayor cantidad de aspirantes inhabilitados en la contienda electoral. Está dinámica habría respondido a una estrategia por parte de los partidos políticos de minorías para mantener la personería jurídica y avanzar en su expansión nacional; sin embargo, este tipo de maniobras pueden resultar peligrosas en lo que se refiere al mantenimiento de sus bases electorales, la confiabilidad del mismo partido y la defensa de la democracia.
La irrupción de pequeños partidos como Colombia Renaciente, bajo la personería jurídica otorgada por circunscripciones especiales como las afro, ha hecho que se repartan avales en cualquiera de los ámbitos de competencia electoral “y con eso han logrado una especie de difusión no orgánica de su presencia que, sin embargo, no siempre se corresponde con un fortalecimiento de sus estructuras partidarias”[3]. Es decir que las victorias electorales en algunas circunscripciones regionales y locales no responden “disciplinadamente” al partido central. Por un lado, muchos de los avales propios no se corresponden con gente cercana al partido y, por el otro, los coavales que se dan con grandes partidos no tienen una repercusión en el caudal propio del partido.
A pesar de lo anterior, esta estrategia que han adoptado otros partidos étnicos como el ASI, MAIS, ADA y PRE le funcionó a la recién nacida Colombia Renaciente para lograr acceder a diferentes cargos de elección popular.
La siguiente tabla señala las candidaturas avaladas exclusivamente por el partido que resultaron electas, pero es importante hacer la salvedad de que el hecho de tener el aval del partido no implica que necesariamente pertenezcan al consejo comunitario de “Playa Renaciente” ni que se reconozcan como afrodescendientes, pues el partido tiene la libertad de dar este aval sin poseer alguna de estas características.
Frente a esto, Murillo señala que uno de los compromisos con el proceso de la consolidación del partido es hacer que sus candidaturas —afrodescendientes o no— posean un compromiso de impulsar políticas a favor de esta comunidad como menester para continuar en el partido y adquirir el aval nuevamente.
Tabla No 1. Candidaturas electas de Colombia Renaciente, elecciones regionales 2019.
Fuente: Fundación Paz & Reconciliación con datos de Registraduría Nacional del Estado Civil.
En términos de la base electoral del partido, se puede decir que, en el caso de las alcaldías, una en Cañasgordas, otra en Antioquia y dos en Bolívar y Suarez, Cauca, corresponden a los departamentos de base electoral de ‘Playa Renaciente’ para el Congreso en 2018. Mientras que las otras alcaldías son resultado de la expansión del partido a nivel nacional y se distribuyen así: dos en Magdalena y una en Cesar, Córdoba, Norte de Santander, Santander y Arauca.
El total de votos en estas 10 alcaldías fue de 97.852. Por otro lado, en términos de Asamblea, Colombia Renaciente consiguió 2 diputados departamentales en Valle del Cauca y Magdalena, siendo el Valle uno de los departamentos que representaba el caudal electoral del 2018, a diferencia de Magdalena, donde ‘Playa Renaciente’ solo logró 107 votos.
La trazabilidad de esta votación individual, respecto a la que fue obtenida por la personería de Colombia Renaciente conseguida en 2019, muestra que la prematura organización no concentró su trabajo en una difusión orgánica del partido en los departamentos que impulsaron la candidatura de Murillo a la Cámara, sino que apostó por avalar en la lejanía.
En el caso de las gobernaciones, todas las que apoyó Colombia Renaciente fueron mediante coavales que no representan un logro para el partido y que, por el contrario, significan riesgos por el apoyo a candidatos y candidatas con cuestionamientos. Entre estos casos, por ejemplo, se encuentra el de Clara Luz Roldán, candidata para la Gobernación del Valle del Cauca, quien, de acuerdo con investigaciones realizadas por Pares, había sido investigada por parte de la Procuraduría y la Fiscalía por la firma de algunos contratos cuando había sido directora de Coldeportes. Además, Roldán tiene una estrecha relación con el Clan de Dilian Francisco Toro.
Otro caso es el de Elías Larrahondo Carabalí, el primer gobernador afrocolombiano del Cauca. De acuerdo con Pares, este candidato a la Gobernación del Cauca estaba siendo investigado por la Procuraduría por presuntos hechos de corrupción al “no realizar interventoría externa a un contrato para la construcción de un polideportivo en 2013 durante su periodo como alcalde del municipio Buenos Aires”.
Actualmente, en el ejercicio de su cargo, Larrahondo se encuentra investigado “por presunta vulneración al régimen de inhabilidades e incompatibilidades en la nominación de la gerente de una Empresa Social del Estado – ESE – del departamento”, según un comunicado de la Procuraduría.
Un último caso similar es el de la Gobernación de Arauca, en donde se encontró que el coaval otorgado al cuestionado Facundo Castillo se dio en medio de una serie de irregularidades. Según el informe de Candidatos Cuestionados de Pares (2019), este candidato, antes de dichas elecciones, se encontraba con investigaciones abiertas en la Fiscalía.
Estas investigaciones fueron por diversas irregularidades, entre estas la compra de un avión ambulancia, sobrecostos en la doble calzada del municipio de Arauca, irregularidades en los contratos de alimentación escolar y en contratos en la vía que de Arauca que conduce a Cravo Norte. Por ejemplo, estos coavales entregados por la dirección del partido —en cabeza de Murillo—suscitaron diferencias al interior de una parte del movimiento afro en Arauca que siente cercana a Colombia Renaciente, ya que algunos de estos apoyos se han percibido como “venderse al mejor postor, tomar a una comunidad y negociar a sus espaldas”; una aparente instrumentalización de la comunidad afro que influencia a las bases del partido a votar por dicha candidatura.
Con todo lo anterior, es importante resaltar que esta acusación se suscitó en ese entonces debido a que parte de la comunidad se encontraba a favor de avalar al candidato Hernando Posso Parales, quien aparentemente no tenía un autorreconocimiento como afrodescendiente y ya contaba con el aval del Partido Liberal.
No precisamente por este hecho en específico, pero sí en general Murillo señaló que todos los avales otorgados se dieron en consentimiento con el consejo comunitario ‘Playa Renaciente’, quienes hacen parte de la junta directiva a través de la figura de vicepresidencial del partido.
La crisis de representación de los y las afrodescendientes
La crisis de la representatividad de poblaciones afrodescendientes, palenqueras y raizales es una deuda histórica de Colombia con estas comunidades. A pesar de los esfuerzos de la Constitución de 1991, las medidas tomadas han sido insuficientes frente a las complejas dinámicas políticas y electorales del sistema de partidos.
La primera dificultad reside en que la mayoría de estas organizaciones partidistas poseen grandes ventajas en organización interna y maquinaria electoral, a diferencia de estos recientes partidos étnicos, lo que hace que sean susceptibles de instrumentalización (como se demostró anteriormente).
De igual forma, aunque estas comunidades se posicionan diferencialmente en la Cámara de Representantes, la incidencia suya al interior de los proyectos de ley es actualmente un reto, pues consta del consenso y los intereses de los demás partidos.
A pesar de esto, Colombia Renaciente ha presentado 19 iniciativas, entre estas resaltan 4 proyectos de ley: cupos especiales de afro en universidades, estampilla Pro Universidad del Pacifico, emprendimiento afro y Partería afro del Pacifico colombiano. Por otro lado, Murillo atribuye la inclusión de metas afro al trabajo de sus concejales en más de 200 municipios.
En segundo lugar, existe una débil capacidad de organización entre los partidos afrocolombianos, puesto que estos no han trascendido de una lógica de competencia partidaria entre ellos hacia la construcción de un Bloque Afrocolombiano en defensa de sus intereses, concentrando así la votación y logrando incidencia fuera de la circunscripciones especiales.
Según información otorgada por Colombia Renaciente, para las elecciones presidenciales no hay actualmente unidad entre partidos afrocolombianos debido a que el partido Colombia Renaciente se encuentra interesado en apoyar una candidatura afro, mientras el partido ADA declaró que su apoyo será para Roy Barreras. Así mismo, las únicas aproximaciones que se han hecho por parte de Colombia Renaciente, y que han resultado en una invitación a trabajar en conjunto, han sido con la precandidata presidencial Francia Márquez.
En tercer lugar, se requiere que los partidos avancen en sus procesos de consolidación. De acuerdo con Murillo, este reto para su partido se traduce en trabajar por una organización política de base y local en los diferentes departamentos donde han logrado presencia, los cuales serán los encargados de otorgar avales según los principios del partido, priorizando a las personas que se autorreconocen como afrodescendientes.
Lo mencionado implica una disciplina partidista a rajatabla que impida que su instrumentalización por otros partidos y/o candidatos oportunistas —en especial candidatos cuestionados— para que dejen de ser considerados como “fábricas de avales”.
Por último, es menester que se consolide una estrategia nacional de expansión que aporte al fortalecimiento del partido con miras a las próximas elecciones del 2022, que suponen un mayor nivel de capital organizativo debido a la presencia del covid-19.
Referencias
[1] Alfonso Múnera. Fronteras imaginadas. La construcción de las razas y de la geografía en el Siglo XIX colombiano. Bogotá: Editorial Planeta, 2005, pp. 225
[2] Catalina Peralta González. Curules especiales para comunidades negras: ¿realidad o ilusión?. Estudios Socio-Jurídicos, 7 (2), 2005, 147-172.
[3] Juan Carlos Arenas Gómez. Política y elecciones en Colombia, 2019. Una agenda de investigación sobre la reconfiguración del poder regional. Estudios Políticos, 59, 2020, pp. 216.
Si queremos integrar las tres razas predominantes en Colombia, debemos centrarnos en las diferencias y que identifican a cada una de ellas. A partir de allí, con autoridad y autonomía cada raza mostrará sus fortalezas y a partir de allí podremos tener una fortaleza que identificará a los colombianos frente al mundo.
Solo conociendo las diferencias y aceptando esas fortalezas podremos pensar en lograr una integración para iniciar una campaña en defensa del medio ambiente y a partir de allí, se conseguirá iniciar una nueva era al hacer la paz con la naturaleza y comprender que todos por hacer parte de ella nos debemos regir por las eternas y justas leyes naturales y comprender la gran diferencia que ofrecen los…