Por: Ghina Castrillón Torres.
Politóloga feminista
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) decidió no prorrogar el contrato para la construcción del estadio Marino Klinger. Esta medida, derivada de los incumplimientos por parte del consorcio encargado, pone de evidencia, una vez más, los desafíos que enfrenta el distrito en la gestión de proyectos de infraestructura pública y me hace preguntar ¿cuándo tendremos obras libres de sospechas en Buenaventura?
El estadio Marino Klinger es de gran importancia para Buenaventura, no solo como un necesario espacio deportivo, sino también como un símbolo de compromiso del gobierno nacional con los acuerdos del Paro Cívico. Sin embargo, los retrasos en la ejecución han generado desconfianzas. A pesar de recibir un anticipo de 11 mil millones de pesos, el contratista solo ha ejecutado el 34% de la obra, un avance que a la fecha se esperaba que fuera mayor. El director de la UNGRD, Carlos Carrillo, fue claro en su declaración: "No tenemos ningún tipo de tolerancia o flexibilidad con contratistas que no hagan su trabajo."
Esta situación inevitablemente me trae a la memoria otras grandes obras inconclusas en Buenaventura, como la Casa de la Cultura, que debía estar lista en 2020 tras una inversión de casi 4 mil millones de pesos; el SENA, que su finalización estaba prevista para 2017 con un presupuesto de 36 mil millones; o el Acuaparque, que debería haberse inaugurado en 2016 tras una inversión de 3.600 millones, y cuyo contratista fue judicializado, dejando la obra abandonada hasta hoy.
El atraso en la obra del estadio Marino Klinger no es un tema aislado, sino parte de un patrón más amplio de mala gestión y falta de rendición de cuentas que ha afectado numerosos proyectos en la ciudad. La reciente decisión de la UNGRD es un mensaje claro de que el actual gobierno nacional está dispuesto a tomar medidas drásticas para asegurar que los recursos se utilicen correctamente. Ahora, la unidad en colaboración con el Ministerio del Deporte y el Ministerio de la Igualdad, estarían diseñando un nuevo proceso de licitación para seleccionar a un nuevo contratista idóneo, una medida que debe ser observada de cerca para evitar repetir los errores del pasado.
Aparentemente, los retrasos se atribuyen a una serie de contratiempos durante el desarrollo de la obra, como las constantes lluvias y la suspensión temporal debido a problemas de seguridad y denuncias de extorsión. Sin embargo, estas circunstancias debieron haberse previsto, dado que estamos en una de las regiones más lluviosas del mundo. Además, considerando el historial de extorsiones en otras obras de la ciudad, era fundamental que se implementaran medidas de seguridad más robustas desde el inicio.
El abogado Jhon Silvio Bohorquez, con experiencia en contratación pública, destaca que el proceso debe seguir dos fases clave: "El primero es el de sanción por incumplimiento, normalmente tasado con anticipación en el contrato, alrededor del 20% del valor del contrato. En este proceso se sanciona al contratista, pero como el contratista tiene una póliza que lo ampara, entonces la aseguradora termina pagando." Esta sanción debe ser seguida por la liquidación del contrato, donde se hace un balance de lo pagado versus lo ejecutado. Si se determina que lo ejecutado es menos de lo pagado, el contratista debe devolver la diferencia al Estado.
Todo parece indicar que los y las bonaverenses no veremos el estadio terminado en mayo del 2025. Es fundamental no perder de vista los avances de los acuerdos del paro cívico, los cuales demandan una inversión significativa en infraestructura y desarrollo social. No obstante, la historia de corrupción en la región nos recuerda que no podemos bajar la guardia. Las veedurías ciudadanas y los mecanismos de control deben ser más activos que nunca para garantizar que los nuevos procesos contractuales y el avance de la obra se manejen con la mayor transparencia posible.
Para cerrar, creo que vale la pena recordar las palabras que el presidente Gustavo Petro dijo el primero de abril 2023 en el acto simbólico de inicio de obra del Estadio Marino Klinger: “si el Estado incumple, ese incumplimiento de la palabra del Estado es un generador inmediato de violencia. Si al contrario el Estado cumple, es un generador inmediato de paz”.
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