Por: Redacción Pares
La Organización Meteorológica Mundial, junto a las principales organizaciones de ciencia climática del mundo, revelaron este domingo un informe que demuestra la evidente y creciente brecha entre los objetivos acordados para abordar el calentamiento global y la realidad actual. Así lo reveló la Organización Naciones Unidas a través de su portal informativo.
El informe United in Science o “Unidos en la Ciencia” reúne los detalles sobre el estado actual del clima y presenta tendencias en las emisiones y concentraciones atmosféricas de los principales gases de efecto invernadero.
En la investigación los científicos destacan la urgencia de una transformación socioeconómica fundamental en sectores clave como el uso de la tierra y la energía para evitar un aumento peligroso de la temperatura global con impactos potencialmente irreversibles. También examinan herramientas para apoyar tanto la mitigación como la adaptación.
Olas de calor e incendios sin precedentes
De acuerdo con la Organización Mundial de la salud entre 2000 y 2016 el número de personas expuestas a las olas de calor han aumentado en alrededor de 125 millones.
La longitud promedio de los eventos de olas de calor individuales fueron 0,37 días más largos, en comparación con el período entre 1986 y 2008, contribuyendo a un mayor riesgo de enfermedad o muerte relacionada con el calor. La temperatura global promedio para 2015-2019 está en camino de ser la más cálida de cualquier otro período equivalente registrado. Actualmente se estima en 1,1° C, un grado más por encima de los tiempos preindustriales (1850–1900).
Las olas de calor en los últimos años han sido las más letales, afectaron a todos los continentes y establecieron registros récord de temperatura a nivel nacional.
Las olas de calor generalizadas y duraderas, los incendios récord y otros eventos devastadores como los ciclones tropicales, las inundaciones y la sequía han tenido un gran impacto en el desarrollo socioeconómico y el medio ambiente.
El verano de 2019 vio incendios sin precedentes en el Ártico que tan solo en junio emitieron 50 megatoneladas de carbono a la atmósfera. Esto es más que todos los fuegos juntos en esa región de 2010 a 2018. También hubo múltiples incendios en la selva tropical de la Amazonía en particular en agosto.
Sequía y hambrunas
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las situaciones climáticas extremas se encuentran entre los principales impulsores de los recientes aumentos del hambre a nivel mundial después de una disminución por varios años.
La frecuencia de las condiciones de sequía de 2015 a 2017 muestran el impacto del fenómeno de El Niño en 2015 a 2016 en los cultivos. Amplias áreas de África, América Central, Brasil y el Caribe, así como Australia experimentaron un gran aumento en la frecuencia de las condiciones de sequía entre 2015 y 2017 en comparación con los últimos 14 años.
A medida que se intensifica el cambio climático, las ciudades son particularmente vulnerables a los impactos como el estrés por calor y pueden desempeñar un papel clave en la reducción de emisiones a nivel local y global. Las estrategias para la mitigación y para mejorar la gestión adaptativa del riesgo son necesarias en el futuro.
“Solo una acción inmediata e integral que abarque: una profunda descarbonización complementada con medidas políticas ambiciosas, protección y mejora de los sumideros de carbono y la biodiversidad, y los esfuerzos para eliminar el CO2 de la atmósfera, nos permitirán cumplir con el Acuerdo de París”, aseguran los científicos.
Las emisiones de carbono
Las emisiones de dióxido de carbono crecieron un 2% y alcanzaron un récord de 37.000 millones de toneladas en 2018. Hasta el momento no hay señales de que habrá un récord en este año.
Las tendencias económicas y energéticas actuales sugieren que las emisiones serán al menos tan altas en 2019 como en 2018. Se espera que el PIB mundial crezca al 3,2% en 2019, y si la economía global se descarboniza al mismo ritmo que en los últimos 10 años, eso aún conduciría a un aumento en las emisiones globales.
A pesar del extraordinario crecimiento de los combustibles renovables en la última década, el sistema energético mundial todavía está dominado por las fuentes de combustibles fósiles. El aumento anual en el uso de energía global es mayor que el aumento en la energía renovable, lo que significa que el uso de combustibles fósiles continúa creciendo. “Este crecimiento necesita detenerse de inmediato”, aseguran los científicos.
Las emisiones netas cero necesarias para estabilizar el clima requieren tanto de una aceleración en el uso de fuentes de energía que no sean de carbono como de una rápida disminución de los combustibles fósiles en la industria energética. “Este doble requisito representa un desafío”, dice el informe.
Los sumideros naturales de dióxido de carbono, como la vegetación y los océanos, que eliminan aproximadamente la mitad de todas las emisiones de las actividades humanas, serán menos eficientes al hacerlo. Esto subraya la necesidad de reducir la deforestación y expandir los sumideros naturales de CO2, particularmente aquellos en bosques y suelos que pueden mejorarse mediante un mejor manejo y restauración del hábitat.
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