Por: Katerin Erazo, periodista
En medio del complejo panorama humanitario que atraviesa el territorio del Norte del Cauca, surge la necesidad de arrojar luz sobre las condiciones que afectan a las comunidades y poblaciones que viven el conflicto armado. Esta región, ubicada en el noreste de Colombia ha sido testigo de diversos desafíos que ponen en riesgo el bienestar y los derechos fundamentales de su población.
Conscientes de la importancia de considerar la situación humanitaria de este territorio, nos adentramos en una entrevista con María Elsa Zapata Díaz, cocinera tradicional, lideresa social defensora de los derechos humanos y de las mujeres, representante legal de la Red de Mujeres del Norte del Cauca. María Elsa vive en Puerto Tejada, Cauca, y a través de su voz buscamos comprender la realidad que enfrenta el Norte del Cauca.
Esta entrevista pretende ser un espacio de reflexión y análisis sobre la situación humanitaria en el Norte del Cauca, con el objetivo de generar conciencia, fomentar el diálogo y promover acciones concretas que contribuyan a mejorar las condiciones de vida de quienes allí residen.
¿Cuál es la situación humanitaria actual en tu territorio?
La situación en los territorios cada día es más complicada, ya que considero que se ha permitido que ciertos actores ganen fuerza y nos hostiguen, causándonos la pérdida de tranquilidad e incluso el deseo de seguir luchando contra la corriente. Por lo tanto, creo que este factor es sumamente relevante y debe ser tenido en cuenta de manera prioritaria.
¿Cómo han sido afectadas las comunidades locales por la situación humanitaria?
Las afectaciones, en mi opinión, son incalculables, ya que han impactado todos los aspectos de nuestra vida. Nuestra visión se ha visto afectada, al igual que nuestra salud mental y nuestra autonomía alimentaria. Además, hemos perdido la confianza en nuestros propios entornos, ya que cada vez percibimos menos seguridad en nuestros espacios. Nos enfrentamos a amenazas crecientes y constantemente debemos estar vigilantes, incluso mirando hacia atrás, ya que nuestras vidas siempre están en peligro.
¿Cuál es el impacto de la situación humanitaria en grupos vulnerables, como mujeres, niños, personas mayores o personas con discapacidades?
El impacto que todos y todas hemos experimentado en la naturaleza y los territorios está marcado por conductas amenazantes que vivimos día a día. Estas conductas hacen que el desplazamiento, las torturas, los crímenes de violencia en todas sus formas, los confinamientos y los reclutamientos forzados sean más efectivos. Incluso nuestros niños y niñas corren peligro, hasta en sus propias escuelas. Este impacto ha dejado una marca tan profunda en nosotras, como madres y como personas, que estamos constantemente preocupadas y en alerta. No nos sentimos seguras y tampoco sentimos que nuestras familias estén a salvo, ya que incluso ir a la escuela implica el riesgo de reclutamiento. Este impacto nos ha afectado enormemente y continúa haciéndolo. Todos y todas estamos marcados porque cada vez nos sentimos más amenazados.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las personas allí?
Uno de los principales desafíos que enfrentamos como comunidades y defensores y defensoras de derechos humanos es, en primer lugar, mantener viva la lucha y la resistencia en la defensa de nuestros territorios. En segundo lugar, otro desafío importante es continuar fortaleciendo nuestra resiliencia, lo que nos permite ser cada vez más fuertes y enfrentar las múltiples situaciones que se presentan diariamente en nuestros entornos y territorios.
¿Qué piensas de la Paz Total?
Creo firmemente que la Paz Total es un ejercicio que requiere la voluntad de todos los seres humanos, especialmente de aquellas organizaciones y líderes y lideresas que persisten en la lucha y la defensa de los derechos humanos. Es cierto que existen actores que se oponen a la vida, pero también debemos aprovechar la voluntad de aquellas personas y organizaciones que siguen apostando por la vida y la paz. De una forma u otra, continuamos en la batalla, entregando nuestros mejores esfuerzos y voluntades. Creo que es posible alcanzar esa Paz Total que tanto anhelamos si todos nos comprometemos con ese objetivo común.
¿Consideras que se está logrando la implementación de la Paz Total?
En mi opinión, la implementación de la paz está todavía muy lejos de ser alcanzada. Nosotros, como ciudadanos y ciudadanas, seguimos sintiéndonos hostigados y amenazados en nuestros territorios. La inseguridad en nuestras carreteras aumenta cada vez más, y somos testigos de masacres, violencia y el asesinato de líderes y lideresas sociales. Si los líderes y lideresas sociales son silenciados y se apaga su voz, creo que será aún más difícil lograr esa anhelada Paz Total que suena tan prometedora y emocionante. En realidad, se trata de un sueño muy complejo de alcanzar, y todavía hay mucho camino por recorrer.
¿Cuáles son las necesidades más urgentes en este momento?
Creo que una de las necesidades más urgentes que tenemos como habitantes del Norte del Cauca es que el Gobierno preste atención a las cada vez más alarmantes situaciones que ocurren en nuestros territorios. Es crucial que se enfoque en la creación de oportunidades, especialmente a través del trabajo con la niñez, para que nuestros hijos e hijas puedan tener otros horizontes y modelos de vida donde puedan asegurar y contar con territorios de vida, armonía y paz. Es necesario que se realice un análisis profundo de las situaciones que enfrentamos a diario, especialmente de cómo los niños, niñas y jóvenes son víctimas de la violencia, incluso perdiendo la vida sin siquiera poder sentirse seguros en los patios de sus casas. Creo que es fundamental que las instancias más altas del gobierno brinden su apoyo y tomen conciencia de lo que realmente estamos viviendo en nuestros territorios.
¿Qué cree que se necesita para mejorar la coordinación entre las diferentes organizaciones y actores involucrados en la respuesta humanitaria en el territorio?
Es realmente necesario un trabajo conjunto, un trabajo en equipo, que demuestre nuestra fortaleza y haga que piensen dos veces antes de ofrecernos algo o de decidir qué creen que necesitan nuestros territorios. Como organizaciones, somos responsables de cuidar nuestra casa común, como bien menciona nuestra vicepresidenta, Francia Márquez, debemos ser ese cerco protector que salvaguarda nuestros territorios, donde el dolor de uno sea compartido por todos y no subestimemos que uno está en mayor peligro que otro. En condiciones de seguridad, todos estamos expuestos a los mismos riesgos. Desde esta perspectiva, como organizaciones sociales en defensa de los derechos humanos y del territorio, creo que cada uno de nosotros tiene algo que aportar. Debemos tejer una red tan fuerte que sea indestructible, donde piensen dos veces antes de responder a nuestras demandas, porque cuando nos unimos, somos más fuertes. Esa es la idea que debemos transmitir a todas las organizaciones sociales, para que nos convirtamos en uno solo en la defensa y lucha por nuestros territorios.
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