Hace algunas horas las FARC cancelaron la reunión entre los delegados del Centro Democrático para las propuestas de renegociación y el abogado Enrique Santiago quien asesora a la guerrilla en temas jurídicos. Las FARC manifestaron tres cosas para cancelar. La primera es que no estaban enteradas ni de acuerdo con esa reunión. Lo segundo, es que para las FARC el diálogo es con el Gobierno, quien representa al Estado colombiano. Lo tercero es que ellos no le van a poner una tercera pata a la negociación, que de por si retrasaría solucionar el impase luego de los resultados del 2 de octubre.
Los argumentos de las FARC son entendibles y además lógicos. Por un lado, la situación política del país es la siguiente. El 2 de octubre el Centro Democrático salió como ganador, si bien no todos los votos del No son uribistas, era apenas lógico pensar que el Centro Democrático cobraría la victoria como suya y además que iba a poner contra las cuerdas al Gobierno Nacional. Sin embargo, en la vida real del día a día político, el Centro Democrático es un partido minoritario, cuenta con el 14 % del congreso y con 56 alcaldías de las 1103 del país y una gobernación de las 32 que existen; la de Casanare. Mientras que el presidente Santos, con la Unidad Nacional, controla más del 70 % del congreso y poco más de 70 % del poder local. El siguiente mapa muestra ese poder minoritario:
En un régimen parlamentario, luego del 2 de octubre, la situación se habría resulto fácilmente con la formación de un nuevo gobierno, pero en regímenes presidenciales, como el de Colombia y en general de América Latina, las crisis no se resuelven cómodamente. La realidad es que Santos controla el poder político. De hecho, representa a la sociedad y al Estado colombiano en la negociación. Además fue electo en 2014 con el mandato de la paz. En últimas, las FARC no tienen nada que hablar con un simple senador que controla, solo, una pequeña minoría del poder político del país.
Por otro lado, las FARC ya cumplieron, es decir, firmaron el Acuerdo de paz con el gobierno. Básicamente el tema de la renegociación debe resolverse en dos instancias, entre los del No y el gobierno y luego entre el gobierno y las FARC. Pero la crisis política debe ser asumida por el ejecutivo colombiano. Reunirse con una parte de los del No, es dilatar el proceso y comenzar dos discusiones sobre los mismos temas con dos espacios diferentes. Lo cual a su vez complicaría la comunicación entre el Gobierno y las FARC.
De hecho, las FARC acaban de entender algo que ya había entendido el presidente Santos hace una semana. Y es que a los del Centro Democrático no les importa la paz, ni la renegociación, lo que les interesa es ganar la presidencia del 2018. Así que aceptar una reunión o una mesa alterna entre FARC y CD no es otra cosa que ayudar en la dilación del proceso, que al final es la verdadera estrategia de la mayoría del Uribismo.
Por último, si bien el uribismo aspira a ser el representante de los del No, lo cierto es que allí existe un mundo diverso y si las FARC aceptan al Centro Democrático, deberían aceptar el resto de personajes, tendencias y movimientos que les pidan espacio y que argumenten ser del No. Por ejemplo, deberían aceptar la reunión que el expresidente Pastrana lleva gestionando por meses o aceptar reuniones con Jaime Castro y Pastores Cristianos. Lo cual, para la poca delegación de las FARC que está en Cuba, sería inmanejable y nuevamente se caería en la dilación que es a lo que aspira Uribe y Ordoñez. En fin, menos mal, las FARC no se dejaron meter los dedos a la boca.
* arielfavila@gmail.com
Columna de opinión publicada en Semana.com
Comments