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Mujeres ni de “alto” ni de “bajo” valor

  • Foto del escritor: Ghina Castrillón Torres
    Ghina Castrillón Torres
  • 6 jun
  • 3 Min. de lectura

Por: Ghina Castrillón Torres. Politóloga feminista.


En los últimos días, gracias a ciertos personajes de un programa que, por cierto, no veo – La Casa de los Famosos – se ha intensificado en redes sociales el debate sobre las llamadas "mujeres de alto valor". Aunque esta discusión no empieza con ese programa, sí ha ganado fuerza, lo cual resulta profundamente problemático pues esta “categoría” se sustenta en la idea patriarcal de que las mujeres estamos clasificadas en valiosas o descartables.


La idea de valor de las mujeres, además, sustenta la estructura social que define la figura del hombre proveedor, sin importar el origen (legal o ilegal) de su dinero, mientras que espera de las mujeres una serie de comportamientos que respondan a un ideal de sumisión. Es el mismo modelo que vimos crecer con la narcoestética, pues los hombres que acumulan poder económico también esperan acumular mujeres moldeadas según ciertos estándares de belleza y obediencia para ser mostradas como trofeos.


Pero ¿qué es ser mujer de alto valor? En el contexto dicho programa de televisión se habla de esas mujeres costosas que, si un hombre quiere pretenderlas, pues debe tener mucho dinero y disponerlo a su antojo para merecer su compañía, una idea transaccional del cariño que, si bien no juzgo, me parece importante revisar pues esta narrativa es peligrosa y también es funcional al sistema de violencias que desde los sectores feministas llevamos años denunciando. Una mujer que depende económicamente de un hombre, por muy "alto valor" que se le asigne, está en una posición vulnerable frente a posibles violencias.


Así entonces, ¿si existen mujeres de alto valor, existen también las de bajo valor? ¿las que compartimos con hombres sin esperar que sean proveedores, somos mujeres de bajo valor? En las ideas que hoy circulan, sí. Seriamos “de bajo valor” por no mercantilizar nuestros vínculos. Y eso es justamente lo que debería alarmarnos, que se siga promoviendo un modelo de dependencias que mantiene las mismas lógicas de control de siempre.


Y sí, también entiendo que hay mujeres que transan, que negocian, que eligen construir vínculos donde hay intercambios materiales – todas igual de dignas – Reconozco que de ninguna manera intento trazar más ideas divisorias entre las que reciben o no dinero, entre las que esperan joyas o pagan la cuenta. La discusión no es quién gasta más, ni quién invita a quién, la discusión es que podamos decidir sin condicionamientos ni presiones. Lo central aquí es configurar vínculos en donde podamos ejercer nuestra autonomía sin que se nos mida el tal “valor”.


Entre otras cosas porque la categoría del valor refuerza la competencia entre mujeres. Nos pone a vigilarnos, a cumplir ciertos estándares para ser consideradas "merecedoras" de afecto (y regalos). En vez de construir redes de apoyo y solidaridad, nos fragmenta. Y no hay nada más funcional para el patriarcado que seguir llevándonos a ese plano en el que creemos que nuestro valor depende de cómo nos ven los hombres.


Desde el feminismo, hemos insistido en eliminar estos estereotipos porque entendemos que no se trata de construir una nueva categoría de “mujer ideal” según las reglas del mercado, sino de romper ese mercado por completo. Durante mucho tiempo yo misma creí que había ciertos criterios para ser una feminista “ideal”, pero con el tiempo comprendí que hay muchas formas de ser mujer y ser feminista, y mi forma de serlo es reconocer que el feminismo no es un listado de requisitos, sino una herramienta política para cuestionar incluso vivir con mis propias contradicciones.


Todo esto para proponerles la reflexión de que no podemos caer en esa trampa del valor, debemos dejar de hablar de mujeres de “alto” o “bajo” valor y empezar a hablar de mujeres que no necesitamos validación masculina. Porque clasificar es jerarquizar, y toda jerarquía impuesta sobre nuestros cuerpos y conductas es una forma de violencia.

Mientras el sistema nos exija y obligue a cumplir con una lista de comportamientos y de expectativas para ser consideradas dignas, el patriarcado nos seguirá teniendo bajo control, como siempre nos ha querido.


1 Comment


princenarulax1
Jun 10

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