Por: Línea Democracia y Gobernabilidad
Después de más de una semana de espera en la que se especuló con varios nombres, incluyendo el del exrepresentante a la Cámara, el liberal Iván Agudelo, el presidente Petro nombró al último ministro de su gabinete: Arturo Luna será quien se encargue de la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación. Luna tiene 38 años, es biólogo de la Universidad de Sucre y tiene un doctorado en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Tennesee, con énfasis en microbiología, inmunología y bioquímica. Su experiencia, según él mismo relata, es en investigación en enfermedades tropicales como la leishmaniasis y la enfermedad de Chagas. También tiene una especialización en Gestión Pública de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).
Luna ya había trabajado en el Ministerio de Ciencia como gestor de ciencia y tecnología, y de hecho cursa una demanda de nulidad contra su nombramiento interpuesta por el mismo Ministerio, pues no habría presentado todos los documentos necesarios para validar sus 25 meses de trabajo en la Universidad de Tennessee. Aunque esto no le impedirá posesionarse como ministro, deberá declararse impedido en todos los asuntos relacionados con la demanda.
Dentro del Ministerio Ciencias, Luna fue la cabeza del Programa Nacional de Biotecnología y el programa Colombia Bio, y su agenda se concentró en el uso sostenible de la biodiversidad en la búsqueda de una transición hacia una economía baja en carbono. Dentro de su experiencia profesional se destaca ser asistente de la Universidad Estatal de Louisiana.
Luna estará al frente de un ministerio que se creó en 2019, teniendo como predecesor el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias). Esto trajo mayor autonomía para articular “con las universidades, el sector privado y el Estado el fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación”. Además, el Ministerio de Ciencia pretende cerrar la brecha en capacidades en el sector de Ciencia, Tecnología e Innovación en las regiones y los distintos sectores económicos de la sociedad colombiana.
Sin duda uno de los principales retos que tendrá el nuevo ministro es el de lograr vincularse con otros ministerios, como el de Ambiente y el de Minas y Energía, para transitar la ruta hacia una economía baja en emisiones de carbono, que es una de las principales metas del gobierno Petro.
Herencia del gobierno Duque y principales retos
Según el informe de empalme presentado por el gobierno entrante, una de las principales críticas es que el presupuesto que se adjudicó al Ministerio de Ciencia para el próximo año tiene una inflexibilidad del 93,4%. El mismo es producto del cupo de vigencias futuras aprobadas de la cohorte 2019-2021, Colfuturo, entre otros, que deja apenas un margen del 6,6% para funcionamiento.
Ahora bien, dentro de los semáforos en rojo se señaló la revisión de los procesos de asignación y ejecución de los recursos de regalías para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, y la revisión de los criterios de asignación de beneficios tributarios para la financiación y sostenimiento de Spin Off. Las Spin Off son empresas de base tecnológica, o en conocimientos, especialmente aquellos protegidos por los derechos de propiedad intelectual, que han sido gestadas dentro de las Instituciones de Educación Superior.
Asimismo, dentro de las recomendaciones del empalme se destaca la necesidad de crear una gobernanza eficaz entre el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) y las funciones del Ministerio de Ciencia, de tal manera que el SNCTI lidere el desarrollo de una economía intensiva en conocimiento y el Ministerio de Ciencia articule la política de ciencia, tecnología e innovación con los actores públicos y privados del sector. De igual manera, el Ministerio, según la comisión de empalme, debería impulsar la creación de centros de producción e innovación regional.
Luna al frente del Ministerio tendrá el gran reto de despejar las dudas que se han cernido sobre la seriedad de la actuación de esta cartera, pues sus dos antecesores, Mabel Torres y Tito Crissien, tuvieron que enfrentar polémicas por sus investigaciones. La primera desató todo un debate alrededor de los saberes ancestrales, por sus investigaciones sobre el hongo Ganoderma, y sobre Crissien siempre hubo acusaciones de deshonestidad intelectual, por las múltiples publicaciones de diversos campos en los que presuntamente él no tenía experiencia, pero aparecía su nombre.
No es un reto menor, teniendo en cuenta que en cabeza de la hoy ministra, Irene Vélez Torres, varios académicos firmaron un manifiesto contra la ciencia hegemónica, demandando que esta estuviera “al servicio de la vida”.
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