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Melissa Hortman, la congresista norteamericana que fue víctima del odio trumpista

  • Foto del escritor: Redacción Pares
    Redacción Pares
  • 17 jun
  • 2 Min. de lectura

Por: Redacción Pares



El principal sospechoso del asesinato de Melissa Hortman y su esposo Mark es Vance Luther Boelter, un férreo seguidor de Donald Trump y opositor visceral de derechos como el aborto y las demandas de la comunidad LGBTIQ+. Con las investigaciones realizadas en los últimos días, va quedando claro que este fue un asesinato de odio.


Los ánimos en Estados Unidos están caldeados. Trump ha sacado a las calles a la policía, una decisión que no se tomaba desde 1965. Existe una clara resistencia a las políticas migratorias de este gobierno. La gente no soporta más este nivel de inhumanidad. Por eso, en ciudades como Los Angeles, las calles están incendiadas. Es indudable que el ambiente se estaba llenado de elementos como para que una tragedia de estas proporciones sucediera.


Hortman fue abaleada en la entrada de su casa en Brooklyn Park, Minneapolis. Tenía 55 años y una vida dedicada a la política. Los hechos ocurrieron el pasado 14 de junio. Junto a ella estaba su esposo y también otra pareja de políticos, el senador John Hoffman y su esposa. Basta con ver su trayectoria para saber que se trataba de una progresista. Se graduó en Ciencias Políticas en la Universidad de Boston, en 1991, y cuatro años después, se graduó como abogada en la Universidad de Minnesota.


Una de sus grandes inspiraciones dentro del Partido Demócrata fue haber hecho pasantía con Al Gore y con John Kerry, dos demócratas de trayectorias inobjetables que se han transformado en íconos mundiales de causas como la defensa del medio ambiente y la paz mundial. Desde 2004 viene ganando elecciones estatales en Cámara, siempre defendiendo causas como el derecho al aborto o la defensa de las libertades. Era tan consecuente que, en una de las últimas votaciones que tuvo que hacer en el Congreso, se le vio abatida porque tenía que respaldar un proyecto propuesto por los republicanos.


Pero todo acabó el sábado pasado. El hombre que probablemente la asesinó, Vance Luther, había trabajado en granjas agrícolas en Sudáfrica e incluso fue director de una agencia de seguridad privada en Pretoria. De regreso a Estados Unidos afrontaba una serie de reveses económicos. Para el ataque, se disfrazó de policía e incluso contó con un coche-patrulla. Desde la página de internet de su empresa, Luther decía: "Conducimos la misma marca y modelo de vehículos que utilizan muchos departamentos de policía en EE. UU. Actualmente conducimos vehículos utilitarios Ford Explorer".


Sin duda, Boelter es un hombre excéntrico. Entre sus trabajos estuvo el de pastor evangélico en una iglesia en el Congo. La iglesia se llama Red Lion Group y hay videos subidos en YouTube en donde el pastor afirma: "Hay gente, sobre todo en Estados Unidos, que no sabe qué sexo tiene", dijo también: "No conocen su orientación sexual, están confundidos. El enemigo se ha metido demasiado en sus mentes y almas". Boelter se ordenó como pastor evangélico en 1993.


Por estas características, no cabe duda de que el asesinato de la congresista demócrata fue un crimen de odio. Las cruces volvieron a encenderse en los Estados Unidos.

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