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Los seis meses en los que mataron a tres candidatos presidenciales en Colombia

  • Foto del escritor: Redacción Pares
    Redacción Pares
  • hace 4 días
  • 2 Min. de lectura

Por: Redacción Pares



Las últimas horas realmente han sido traumáticas para el país. El atentado contra Miguel Uribe Turbay en Fontibón fue choqueante por una razón: nos devolvió de un golpe al pasado. Entre agosto de 1989 y abril de 1990 asesinaron a tres candidatos presidenciales. Incluso intentaron asesinar a otro y no lo lograron, pero, en la intención de matar a César Gaviria, el cartel de Medellín acabó con la vida de más de un centenar de personas que hacían un viaje entre Bogotá y Cali. En la lista de pasajeros de ese avión de Avianca figuraba César Gaviria, el hombre que había sido designado por Juan Manuel Galán para reemplazar a su padre en la lucha por la presidencia. Nunca llegó al vuelo.


En agosto de 1989, en una plaza de Soacha, fue asesinado Luis Carlos Galán Sarmiento. Era el precandidato del Partido Liberal. Como se pudo comprobar años después, detrás del atentado estaba Alberto Santofimio Botero, copartidario suyo, quien envenenó a Pablo Escobar para que cegara la vida del político santandereano quien, firme en sus ideas, estaba convencido de que la mejor forma de combatir la violencia extrema de los carteles, era firmando la extradición con los Estados Unidos.


En el atentado a Escobar participaron los paramilitares del Magdalena Medio, en cabeza de Henry Pérez, el propio Pablo Escobar y también ayudó la ineficiencia por parte del DAS, que, en el último minuto, decidió cambiar el esquema de seguridad del político. Las imágenes fueron estremecedoras porque, por primera vez en nuestra violenta historia, un ataque a un candidato quedaba registrado en cámaras.


Unos meses después, el 22 de marzo de 1990, mientras esperaba un vuelo hacia Barranquilla, fue asesinado el líder de la UP Bernardo Jaramillo Ossa. Otro más de los cinco mil integrantes de esta organización que fueron asesinados por la fuerza de la extrema derecha. A pesar de las súplicas que le hizo a Pablo Escobar, ya el ángel de la muerte se lo habían soltado a este abogado carismático, entregado a sus causas, lleno de amor por su país. Carlos Castaño fue el autor intelectual de un crimen que sigue doliendo. Jaramillo Ossa, cero dogmático, le había bajado el tono a una izquierda enclaustrada en los dictámenes de Moscú. Cuando lo mataron, tenía 35 años.


Un mes después, en pleno vuelo de Avianca, fue asesinado por un suizo; así llamaba Pablo Escobar a esos peladitos que no valían nada, según él, y los usaba de carne de cañón para llegar a sus fines. En pleno vuelo, disparó sobre el candidato que representaba al M-19, fuerza que acababa de desmovilizarse y de meterse de lleno en la vida democrática del país. Pizarro fue asesinado con varios disparos en la cabeza y su agresor fue rematado ahí mismo. Su asesinato impidió que se conociera la verdad sobre los autores materiales del atentado.


Afortunadamente, este sábado 7 de junio, las autoridades pudieron atrapar vivo al muchacho que disparó en la cabeza a Miguel Uribe Turbay, y podrá conocerse la verdad sobre lo que ocurrió. Los tiempos han cambiado.

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