Por: Redacción Pares
Fotos tomadas de: Revista Congreso y Publimetro
A finales del año 2012, durante la Asamblea Nacional del Partido de la U, José Obdulio Gaviria le habló al oído una vez más a Álvaro Uribe Vélez. En ese momento el distanciamiento con el entonces presidente Juan Manuel Santos, tenía proporciones abismales. Ya era de conocimiento público que su gobierno se sentaría a negociar con las FARC, una vieja idea que nunca pudo concretar Uribe. El partido de la U estaba perdido. El consejo de José Obdulio era simple y a la vez rompedor: había que abrirse y fundar un partido centro en el “Puro centro democrático” que respetara el pensamiento del uribismo puro. En enero del 2013 se creaba el Centro Democrático.
José Obdulio esperaba tener en este nuevo partido un papel protagónico. Así fue en los ocho años de la Seguridad Democrática. Es que hasta el 2002, para la mayoría del país José Obdulio era un ilustre desconocido. En los setenta y en los ochenta había sido un comunista duro, que organizó, como líder estudiantil, la primera y única huelga que ha tenido la Universidad Pontificia Bolivariana, se hizo amigo de Carlos Pizarro, quien con el tiempo sería el comandante máximo del M-19, militó en el Partido Comunista-Marxista-Leninista PCML e incluso ayudó, como abogado, a sacar de la cárcel a varios miembros de la guerrilla del EPL.
Militó en varios movimientos de izquierda hasta que llegó a Firmes. Allí, el ex senador
Gerardo Molina, le presentó al joven político Álvaro Uribe, quien estaba al frente a principios de los ochenta de la Aerocivil. Y algo sucedió en José Obdulio. Se convirtió en un mosquetero, en una segunda cabeza. Renunció por completo a tener cualquier aspiración política propia y se convirtió en asesor presidencial. Así lo encontramos en la gobernación de Antioquia entre los años 1995 y 1997, la sombra detrás de Álvaro Uribe, convirtiéndolo en el gobernador más popular del país, manejando ideas que se convertirían en verdaderas bombas que explotarían en el Tiempo como las Convivir.
Los centenial no lo deben recordar, pero a comienzos del 2001, a meses de las elecciones presidenciales de ese año, Alvaro Uribe Vélez tenía 1% de intención de voto en unos comisos en donde, si no pasaba nada, el que arrasaría sería el político liberal Horacio Serpa. Pero pasó de todo. Las negociaciones del Caguan sostenidas por el gobierno Pastrana fueron un desastre que terminaron fortaleciendo a las FARC, Uribe -asesorado siempre por José Obdulio- resultó víctima de un atentado en Barranquilla en donde resultó completamente ileso y su imagen de héroe que se enfrentaba a los villanos insurgentes se fortaleció hasta el punto que fue presidente.
Mientras tanto el poder de José Obdulio crecía. Dentro del gobierno fue un OVNI, un Objeto Volador no Identificado. Era difícil entender el cargo que tenía. Parecía más bien un visir de emperador, alguien que estaba siempre al lado suyo, como una sombra, con sus lentes transición, una versión moderna de los tétricos lentes oscuros que pusieron de moda los dictadores latinoamericanos en los setenta. Estaba claro que el asesor presidencial era el hombre que le escribía los discursos al presidente, y ayudó a convertir el uribismo en una ideología basada en un spot publicitario creado por Carlos Duque: Mano firme, corazón grande. Como denunció en su momento La Silla Vacía, aunque tenía su despacho en la Casa de Nariño el salario de él no salía de presidencia sino del Convenio Andrés Bello. Al no tener un cargo oficial estaba lejos del bien y del mal. ¿Quién podría juzgarlo, la Procuraduría, el Congreso, la Contraloría?
En su defensa de que en Colombia no había conflicto interno sino que era atacado por una partida de bandoleros que se escudaban en los símbolos de las FARC y el ELN intensificó aún más la guerra. Fue un defensor a ultranza del fallido proceso de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia que las fracciones en las cientos de bandas que hoy azotan al país.
Pero la labor por la que José Obdulio se hizo más famoso fue usar los medios de comunicación para destruir a sus enemigos. Desde su columna de El Tiempo atacó directamente a Rodrigo Pardo y María Elvira Samper, los directores de Cambio, por haberle dado espacio al informe de la Corporación Nuevo Arco Iris, de León Valencia, en donde se constataba que la tal Seguridad Democrática no era tan efectiva en las regiones más apartadas del país. José Obdulio, desde su procaz columna en El Tiempo, llamó a Rodrigo Pardo “Líder de la bigornia”, palabras más, palabras menos, se refería a él como una especie de barra brava antiuribista.
Aunque la casa editorial El Tiempo afirmó que el cierre de la revista se debía a sus bajas ventas, el propio Rodrigo Pardo sabía de la amistad de José Obdulio con Francisco Solé uno de los directivos de Planeta, que acababa de comprar el periódico. En entrevista con José Alfredo Vargas del 2010 Pardo dice conocer rumores de que Gaviria pudo envenenar a Solé contra la revista.
En su columna de El Tiempo José Obdulio, desesperado porque Nuevo Arco Iris había escrito un libro en donde se le quitaba el velo a la parapolítica, se despachó contra la joven investigadora Claudia López quien le dedicó un capítulo a la parapolítica en Antioquia. La llamó “La Torquemada del Siglo XXI” y le dedicó un capítulo en un libro que escribió con un conjunto de intelectuales para deslegitimar esa investigación. Mientras aparentemente le daba duro a los investigadores de Valencia, por debajo de cuerda lo llamaba a él y llegó a ofrecerle, incluso, el ministerio de cultura.
Después de que terminaron los años de Uribe su poder fue menguando. Gaviria llegó a tener un programa de televisión en donde cargó durísimo en el 2011 contra la figura de las Reservas Campesinas, tratándolas de reductos guerrilleros. Después de lo que el uribismo puro y duro consideró la traición suprema de Santos por sentarse a hablar con las FARC, ayudó a crear el Centro Democrático en donde esperaba seguir teniendo un papel protagónico. Nada de esto ocurrió. Incluso, lo dejaron solo.
En las listas al congreso del 2014 José Obdulio ocupó el noveno puesto. Además un trino de Juan Carlos Pastrana, en donde mostraba una vieja foto del asesor presidencial al lado de su primo, Pablo Escobar Gaviria. Empezó una guerra en donde improperio iba y venía. Mientras Gaviria le decía “Violador” el hermano del expresidente Pastrana le ripostaba con otro improperio: “Narco”. Pero en ese ir y venir se dijeron verdades, por ejemplo, es fáctico que dos hermanos de José Obdulio Luis Mario y Jorge Fernando Gaviria Velez, habían sido detenidos en 1983 por su presunta participación en envíos de cocaína a los Estados Unidos. Cuando los hermanos quedaron en libertad aparecieron en la nómina de la Gobernación de Antioquia, cuando Uribe estaba al frente, ejerciendo labores de asesoría. Álvaro Uribe siempre se ha caracterizado por defender con ahínco a sus amigos. Esta vez dejaba solo a José Obdulio.
A pesar de estar tan lejos en la lista llegó a ser senador. Con el tiempo ya perdió el peso que alguna vez llegó a tener. Los pesos pesados del uribismo simplemente le hacen el quite. Ahora está prácticamente retirado, dedicado a ser observador de carreras de ciclismo y a trinar contra el presidente Petro. Su figura, poco a poco, se va difuminando de la historia.
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