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Los 3 viejos lobos que se disputan la Procuraduría General de la Nación

Por: Oscar A. Chala y Diego Alejandro Pedraza

Investigadores de la Línea de Democracia y Gobernabilidad


Foto tomada de: Canal Institucional


Finalmente se conoció la terna final para el cargo de Procurador General de la Nación, en medio de la expectativa y de los diversos nombres que sonaron, quedó compuesta por tres “viejos conocidos”: Germán Varón Cotrino, Luis Felipe Henao y Gregorio Eljach Pacheco. 

En una puja de muchas figuras y pocas claridades, la balanza política terminó primando en medio del ambiente enrarecido que se levanta alrededor del gobierno. Con la pelea desatada por uno de los órganos de control más importantes del país, la bola queda ahora en el tejado del Senado, que deberá elegir entre los tres candidatos para escoger al sucesor de Margarita Cabello a partir de 2025.


Cronología de la terna


Desde comienzos de año el sonajero por la procuraduría comenzó a agitarse con diferentes nombres que obedecían a diferentes tendencias políticas y diferentes sectores del establecimiento. 


Aquí la pelea se daba desde varias orillas, en el entendido que el ternado no viene exclusivamente del gobierno, sino que, por el contrario, viene de un candidato propuesto por la Corte Suprema, uno del Consejo de Estado y uno final, que es el del presidente de la república.


Con este panorama claro, los candidatos comenzaron a sonar por un lado y por otro con el fin de buscar el apoyo de alguno de los sectores. El ambiente se movía lento, principalmente por la coyuntura que se presentaba alrededor de los órganos de control.


En primer lugar, por el fallido proceso de contralor que volvía al ruedo después de 11 meses de suspensión; así mismo, por los movimientos para elegir a la nueva Defensoría del Pueblo y, por último, debido al mismo ambiente político que se movía en el Congreso y las tensiones desatadas por el gobierno Petro durante todo el 2024. 


El panorama comenzó a aclararse para el mes de julio, cuando los ruidos de contralor ya se habían mermado con la confirmación de Carlos Hernán Rodríguez y la terna para la Defensoría ya estaba consolidada. Con esa claridad, los candidatos inscritos movieron sus fichas y comenzó el lobby en la Corte Suprema y en el Consejo de Estado. 


Ahí sonaron varios, quitaron a otros y se movieron nombres que son reconocidos en el espectro político como el de Carlos Felipe Córdoba, de quien se esperaba que tuviera muchísima incidencia en este proceso. Sin embargo, los movimientos internos son impredecibles y las noches de negociación terminan por marcar el paso en el panorama del país.


Fuente: Agencia de Periodismo Investigativo.


El primer nombre confirmado fue el de Luis Felipe Henao, quien terminó siendo ungido por el Consejo de Estado el 2 de septiembre. Henao fue exministro de Vivienda durante el gobierno de Juan Manuel Santos, director encargado del Instituto Nacional Penitenciario y de la Dirección Nacional de Estupefacientes.


Nombre fuerte no solo por su hoja de vida, sino también, por su cercanía con figuras políticas como Germán Vargas Lleras (jefe natural de Cambio Radical) y a su vez cercano al “santismo” y figuras cercanas al expresidente Juan Manuel Santos. Su independencia puede ser cuestionada e incluso, puede llegar a caer en el estereotipo de candidato tradicional.


Henao ha sido cuestionado por presuntamente haber sido cercano al fallecido ganadero José Guillermo “Ñeñe” Hernández, acusado de lavado de activos y narcotráfico. Henao niega este nexo.


Del mismo modo, Henao se encuentra frente a una demanda contra el Estado, específicamente contra la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), representando al Grupo Portuario S.A., que tiene la administración del puerto de Buenaventura, quien demandó al Estado por 27 millones de dólares, debido a un presunto incumplimiento para seguir operando la concesión, que se espera termine en 2025.



Fuente: El Tiempo.


El segundo nombre que asomó fue el de Germán Varón Cotrino, elegido por la sala plena de la Corte Suprema de Justicia el 16 de septiembre. Varón Cotrino fue escogido del listado final de diez candidatos con una mayoría de 13 votos en primera vuelta de la votación al interior de la sala plena. 


El bogotano, de origen liberal, fue congresista durante 20 años, donde siempre enarboló las banderas de Cambio Radical, partido del cual fue presidente entre 2003 y 2007. A inicios de la década de los 2000, Varón fue electo personero de Bogotá bajo el auspicio de sus padrinos políticos en esta época, Germán Olano y Omar Mejía, exconcejales salpicados en el carrusel de la contratación. Aspiró a la reelección para este cargo, pero perdió, no sin antes haber sido cuestionado por presuntamente haber transado cargos dentro de la personería por votos para su reelección.


En sus 20 años en el legislativo, Varón logró convertirse en una de las voces fuertes de la bancada de Cambio Radical en medio del surgimiento de las fuerzas regionales y de clanes que, como los Char, tomaban la batuta de mando del partido político. Sus resultados electorales lo respaldaban siempre, pero también el hecho de ser el interlocutor del exvicepresidente Germán Vargas Lleras.


En su momento, Varón encabezó el ala antiuribista dentro de Cambio Radical y fue fundamental para torpedear los intentos de una segunda reelección de Uribe en 2008, cuando fue presidente de la Cámara de Representantes.


Aunque Varón señala que hoy en día tiene una ruptura con Germán Vargas Lleras, su cercanía con el partido del cual fue presidente y su proximidad al Congreso por donde paseó por más de 20 años lo inclinan hacia ese lado del espectro político.


Con esos dos “pesos pesados” del panorama político, el turno final le correspondía al presidente, Gustavo Petro, quien debió moverse fuera de sus sitios seguros y buscar un candidato lo suficientemente fuerte para entrar a discutir en la pelea abierta por el ente de control.


Fuente: La Silla Vacía.


Es ahí que en la noche del 18 de septiembre los titulares apuntaron hacia un nombre en específico, Gregorio Eljach Pacheco, quien venía de ser derrotado en la votación de la Corte Suprema y quien funge como la voz oculta del Senado de la República. Eljach, lleva más de 10 años como secretario general del Senado, así como una vida atada al legislativo desde donde ha sido investido en diferentes cargos.


Su cercanía política apunta hacia el Partido de la U desde donde se le ha visto como militante, pero su trayectoria lo podrían poner en la palestra como el candidato de “todos” por su cercanía con el legislativo y porque siempre se ha caracterizado por su capacidad de negociar y tranzar alrededor de la clase política tradicional.


En parte, llegó al Congreso de la mano de Aurelio Irragori Hormaza, exsenador del Partido de la U y expresidente de ese mismo partido entre 2012 y 2015 y una de las figuras políticas con mayor antigüedad en el Congreso.


Eljach en su momento fue cuestionado durante la Fiscalía de Eduardo Montealegre, acusó abrirle una investigación por presuntamente haberle filtrado información al exsenador Julián Bedoya.


Movidas estratégicas y alianzas incómodas


La designación de Eljach como candidato del gobierno en la carrera hacia la Procuraduría generó sinsabores dentro de varios sectores del Progresismo, que salieron a indicar que la decisión del presidente no era coherente con las hojas de vida que se habían presentado desde el 29 de agosto, de las que habían quedado 26 preseleccionados y entre los que se encontraba punteando Héctor Carvajal, abogado de Gustavo Petro, quien ya llevó algunos de los procesos contra el hoy presidente durante la época de batalla jurídica por el fallo de destitución de la Procuraduría, y que al mismo tiempo también fue abogado de los hijos de Álvaro Uribe durante el proceso de la Zona Franca de Occidente.




De hecho, hace dos días, la Revista Cambio daba a Carvajal como potencial designado del gobierno en la terna. No obstante, su cercanía actual con el presidente, junto con ser una de las caras visibles de la estrategia jurídica del gobierno para impedir que el Consejo Nacional Electoral le abra una investigación en su contra le hicieron finalmente poco atractivo, en una corporación donde la presidencia de Efraín Cepeda ha terminado por enrarecer los pocos puentes existentes con el Senado.


Luego, El Espectador reportó que, al finalizar el día de ayer, 18 de septiembre, Eljach había llegado a la Casa de Nariño en el mismo momento en el que el presidente se disponía a elegir su terna. Momentos después, los principales medios titularon la decisión del gobierno. Según El Tiempo, el “cerebro” detrás de la operación fue Laura Sarabia, quien había comenzado a moverse para que el gobierno terminara decantándose por Eljach por encima de Carvajal o Jorge Perdomo, otro de los candidatos, quien ya había comenzado a moverse con parlamentarios para posicionar su nombre.


Aunque es posible comprender que la estrategia del gobierno en elegir a una figura como Eljach busca quitarle suficientes votos a Varón y a Henao (que potencialmente deberán unirse para no dividir los votos de Cambio Radical y otros partidos opositores), genera muchísimo ruido dentro del Pacto Histórico y dentro del bloque de gobierno, lo que no garantiza la posibilidad de que tenga los votos para derrotar a los otros ternados.


Además, el gobierno no tiene control sobre la totalidad del bloque del Partido Verde en Senado y tiene pocos apoyos dentro del Partido Liberal, que en esa corporación camina más alineado con la tendencia gavirista, por lo que la elección de Eljach, en un primer momento buscaría consolidar el apoyo de ciertos sectores dentro del Partido de la U. No obstante, la apuesta del gobierno Petro es clara: usar la popularidad y el trabajo de Eljach en el Senado, además de su relacionamiento con los congresistas, para obtener los votos de los partidos tradicionales.


No obstante, esta jugada tiene sus riesgos. Principalmente, el mote de ser candidato del gobierno pesa en una corporación donde se ha sentido el golpe de las acusaciones de un potencial “golpe blando” y los ataques contra Efraín Cepeda, que han llevado a que sus comisiones terceras y cuartas hayan sido fundamentales para bloquear la propuesta de presupuesto del gobierno.


Con ese escenario, para Eljach y para el gobierno queda muy complicado buscar el apoyo del bloque de conservadores, que dentro de este proceso podrían ser el fiel de la balanza que incline hacia un lado o hacia el otro la votación. En Senado, el conservador le camina firme a Cepeda, quien ha hecho sentir su peso como presidente, pero sus congresistas no están decididos entre apoyar a alguno de los ternados cercanos a Cambio Radical o decidirse por Eljach.


Del mismo modo, aun no queda claro en el análisis si los partidos de gobierno elegirán a Eljach. Aunque puede obtener el voto liberal, en el seno de los verdes y de algunos en el Pacto Histórico su nombre genera ruido por su influencia dentro del Senado y la posibilidad de que la use para perpetuar prácticas políticas tradicionales. La Procuraduría es un aparato burocrático con más de 4 mil cargos y un presupuesto que para 2024 llego a $1,3 billones de pesos, además de presencia territorial a nivel regional que puede ser transado con congresistas.

Además, la elección de Eljach, quien ya se había inscrito como candidato para ser ternado por la Corte, y que fue descartado por la misma por su perfil político, ha sido leída por algunos analistas como una respuesta del gobierno a la decisión de la Corte Suprema y del Consejo de Estado de elegir a dos candidatos lejanos del gobierno, cercanos a la oposición y quienes pueden mantener la misma línea de Margarita Cabello y ser un contrapeso fuerte al gobierno en los 2 años restantes, especialmente en un ambiente donde las relaciones entre el ejecutivo y la rama judicial han entrado en una “guerra fría”.


Tras haber sido ternado, Eljach se reunió con el presidente del Senado, Efraín Cepeda, con el ministro Juan Fernando Cristo y con Carlos Andrés Trujillo, sin más información de lo que se discutió en su encuentro.


Con los tres ternados, Cepeda puede llamar al Senado en los próximos días para proceder con la elección del nuevo procurador general en un plazo que no debe superar los 15 días por ley.

 

 

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