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Lecciones aprendidas de Chile: un líder regional en la Transición Energética

Por: Isabela Puyana




En medio del proyecto de Comunidades Energéticas propuesto por el Ministerio de Minas y Energía en el que se busca democratizar la conexión llevándola a cerca de 20.000 comunidades aisladas del país y del borrador de la nueva Ley minera, llega a Colombia la organización Paralelo 7 desde Chile, quienes  prestan una asesoría a diferentes fondos internacionales, checoslovacos, españoles, chinos y a fondos de desarrollo de distintos proyectos, principalmente de telecomunicaciones en 15 regiones del país. Llegaron con el propósito de conversar sobre sus experiencias y avances evidenciados a partir de la política de Estado de la descarbonización de la materia energética.

 

Después de una entrevista realizada por Pares a sus directores Claudio Rosas y Barbara Antillanca, resultaron varias lecciones sobre las nuevas inversiones de energías renovables y no convencionales en Chile y el manejo y acercamiento que se le da a las comunidades que están interesadas en la conectividad.




 Isabela Puyana Pares:


Frente al proyecto de las comunidades energéticas en Colombia propuesto por el Ministerio de Minas y Energía, uno de los principales retos es el de tener en cuenta las diferencias entre las comunidades, que no están solo en los temas geográficos, sino también en sus creencias. Así que la elección de la energía que los conecte debe tener también un modelo diferencial étnico.

 

¿Cómo han llevado esto en Chile respecto al acompañamiento que ustedes hacen desde Paralelo 7 a las comunidades? 

 

Claudio Rosas Paralelo 7:

 

En Chile hay ciertos casos similares a las comunidades energéticas, se trata de una estrategia nacional de la descarbonización de la materia energética que implica básicamente en reducir al máximo la cantidad de combustibles en todos los procesos, por lo tanto no es el gobierno quien está comprometido con esto, sino que hay una política de Estado y en ese contexto, hay mucha inversión nacional en el desarrollo de energías renovables, no convencionales y en todo tipo de desarrollo energético que implique la disminución de carbono.

 

Nosotros como empresa lo que hacemos es establecer nexos y diálogos o puentes entre las comunidades, indígenas o no indígenas, para ver si es posible el desarrollo de un proyecto. Todo esto teniendo en cuenta la extensión de nuestro territorio, dado que tenemos 10 pueblos originarios reconocidos y que se van fragmentando de acuerdo a la ubicación geográfica, por lo tanto son completamente distintos entre sí y no responden a una significación originaria, entonces no tenemos un único pueblo, Es así que nosotros tenemos que desarrollar estrategias de relacionamiento comunitario a la medida, que sirvan de a cuerdo a las necesidades de los territorios.

 

IP: Uno de los mayores retos que se identifican entre las empresas o entre las organizaciones y las comunidades son los tiempos. Mientras que los empresarios quisieran en su gran mayoría que los proyectos se cerrarán pronto, los procesos de negociación con las comunidades por lo general suelen tomar más tiempo por el modo en que se negocia. Esto entre muchas cosas más que suelen estropear procesos para que se concreten vínculos o puentes de negociación. Para ustedes ¿Cuál es el mayor reto que han identificado? 

 

CR: Establecer puentes es quizás lo más difícil a lo que nos estamos enfrentando hoy en día y estamos acá para poder compatibilizar las cosmovisiones de los pueblos originarios con los desarrollos energéticos que nos exige el mundo.

 

Lo que suele suceder es que para nosotros, desde nuestra visión occidental, el desarrollo necesario para el pueblo originario puede que sea uno, sin embargo para ellos puede que signifique un abuso a sus tradiciones socioculturales, a sus tierras y esa es una dinámica que desde la humildad, como agencia estamos haciendo el esfuerzo de entender.

 

Es importante entender la contribución al desarrollo de la energía no necesariamente tiene que estar de la mano con el ingreso económico, sino que con una armonía con el entorno y si esa armonía significa no desarrollar un proyecto, nosotros también tenemos la autonomía suficiente como para decirlo al cliente que no trabaje en una zona o con una comunidad que no quiere hacer parte de esa conectividad. Nosotros trabajamos con un pueblo en el norte de Chile donde el sol es absolutamente importante y un eje fundamental, para ellos el sol modifica todos los comportamientos de los seres humanos, no solo de los animales y de la vegetación. Entonces, suministrar energía solar a través de la captación fignificaba una violación a su entorno.

 

IP: Entiendo que llegan a Colombia a compartir su experiencia , pero también a aprender de nuestras metodologías de acompañamiento en procesos psicosociales y acercamiento a las comunidades ¿Por qué eligieron a Colombia como un destino para compartir esta experiencia?

 

CR: Queremos que nos conozcan y nos puedan ayudar desde su experiencia, para nosotros poder aportar desde la nuestra. Tenemos peso desde el acercamiento hacia las comunidades que ya han podido concretarse, y aunque no tengamos una receta para lo que hacemos porque nos hemos equivocado muchas veces, pero creo que en el error hay mucho aprendizaje, también creo que como equipo estamos seguros de que la territorialidad es un elemento clave en cualquier ejercicio o proyecto que tenga que ver con comunidades.

 

Que las personas que trabajen y estén involucradas lo hagan desde la ciudad, pueblo o región en donde se esté ejecutando. No puede pasar como fue hasta la década del 90 en donde parte de la operación se desarrollaba en América Latina con una compañía omnipresente, habitualmente con oficina en Europa o en Nueva York, con una oficina filial en la capital que podía ser Bogotá, Santiago, Buenos Aires, Lima, Montevideo y con dos personas en el territorio que solo responden a una línea de mando que terminaba en Europa, con otra zona horario. Creo que ese modelo no funcionó, ya no funciona para las comunicaciones y el relacionamiento que ya hemos notado que  tiene que ser presencial.

 

Barbara Antillanca Paralelo 7:

 

Ustedes tienen mucho que enseñarnos también y en ese sentido creo que no nos hemos equivocado. No hace falta mirar tan allá, hay que comunicarse con los vecinos, ustedes tienen condiciones geográficas y una historia detrás también que es muy parecido la nuestra, por lo tanto todo lo que compartamos por parte de las experiencias, metodologías, por parte de la Fundación Pares, de su acompañamiento y conocimiento sobre los conflictos y su trabajo con las comunidades, todo también lo podemos aterrizar en nuestros contextos.

 

Alguien tiene que preguntar y buscar puntos de acuerdo o puntos de desacuerdo, puntos de éxito y fracaso sobre acercamientos y proyectos que conllevan la Transición Energética Justa y esa conversación en muchos casos queda en el aire. Nosotros como Paralelo 7 venimos para hacer esas relaciones comunitarias y que ojalá también se concreten en Colombia junto a la Fundación Pares. 

 

IP: Sobre casos de éxito y fracaso en medio de tantos planes que se han propuesto por parte de este gobierno para lograr una democratización de la energía y la conexión de las comunidades, ¿qué recomendación haría para que esta propuesta sea una posibilidad?

 

BA: La claridad sobre las propuestas y la transparencia son elementos claves que determinan el éxito o el fracaso de cualquier proyecto, más si se involucra la multiculturalidad. No tiene tanto que ver con las inversiones, si hay claridad, el paso a seguir es que una comunidad o que la misma sociedad esté dispuesta a aceptar las reglas. 

 

 

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