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Las dos caras de la moneda en el caso Marta Lucía Ramírez

Por: Laura Cano. Periodista Pares.


Recientemente a través del portal La Nueva Prensa y de la investigación realizada por Gonzalo Guillén y Julián Martínez, se conoció que, en julio de 1997, la ahora vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, apoyó con el pago de la fianza (US$ 150.000) a su hermano Bernardo Ramírez Blanco, quien en ese mismo año fue arrestado y condenado en Estados Unidos a cuatro años y nueve meses de prisión.


La condena llegó luego que Alejandra Osorio Vargas y Miguel José Aguilera Asencio fueran arrestados el 16 de julio de 1997 por tráfico ilegal de heroína, la cual transportaban al interior de sus cuerpos en condones, lo que identificaron los investigadores del caso luego de un viaje realizado a Aruba por los acusados donde a su regreso a Miami le hallaron 65 capsulas a Osorio Vargas, 35 a Aguilera y 30 más en una bolsa de viaje de este último.


Dada la detención, los dos implicados señalaron a Bernardo Ramírez Blanco como la persona quien ordenó el traslado de la droga para recibirla en Miami, afirmación por la que quien fue el investigador del caso y agente de la DEA, Shaun Perry, ordenó realizar el 18 de julio de 1997 una llamada entre Osorio Vargas y Ramírez, en la que quedaron en encontrarse con Ramírez en el Aventura Mall para hacer la entrega de la heroína.


Ese mismo día, como lo señala la publicación, se dio el arresto de Ramírez, quien al momento de la captura pidió “que se le permitiera ir hasta Nueva York con el objeto de encontrarse con su hermana Marta Lucía Ramírez Blanco, quien, aseguró, era una persona muy importante que podría solucionar esta situación penal por tráfico de heroína”.


Esta información ha generado un álgido debate en las esferas políticas del país, pues, por un lado, se hace referencia a que esta no es la primera vez que a Marta Lucía y a su círculo se le referencia por nexos con narcotraficantes, pues vale señalar que, ella y su esposo, Álvaro Rincón, estuvieron relacionados en negocios inmobiliarios con el narcotraficante Guillermo León Acevedo Giraldo, alias “Memo Fantasma.”


Asimismo, se le ha hecho el cuestionamiento del porqué no había hecho esta situación de conocimiento público, pues si bien de la misma ya han pasado casi 23 años, es necesario señalar que en el tiempo en el que estaba la situación en curso Marta Lucía ejerció cargos públicos como el de ministra de Comercio Exterior, incluso, antes de esto trabajó en la campaña presidencial de la candidata conservadora Noemí Sanín.


En esa línea se ha pedido la renuncia de su cargo, pues además de sus diversas funciones laborales dentro del gobierno actual y anteriores, también vale la pena nombrar que parte de sus discursos y banderas políticas para calar en las esferas de poder, ha sido precisamente la lucha contra el narcotráfico, en la cual parece necesario que este caso también hubiera hecho parte de los argumentos sobre su accionar. Por otra parte, y como la otra cara de la moneda, otros sectores han salido en su defensa, partiendo del mismo trabajo que ha tenido la vicepresidenta en lo público.

En contra: el lado A de las reacciones


La investigación propició la discusión política por parte de varios congresistas. Uno de los primeros en mostrar su posición respecto al trabajo de La Nueva Prensa fue el senador Gustavo Petro, quien durante la sesión de plenaria del Senado aseguró, entre otras cosas, que “La sede del narcotráfico se ubica en el Congreso de la República, en los clubes sociales, en los Gobiernos. (…) Esa alianza entre poder político tradicional y narcotráfico es lo que sustenta la oferta de cocaína en Colombia”.


En esta constancia ante el Senado de la República solicito la renuncia de la Vicepresidente de la República de Colombia, Martha Lucía Ramírez,por no haber hecho pública sus relaciones familiares, empresariales y laborales con el narcotráfico. pic.twitter.com/bDayUFDcoL — Gustavo Petro (@petrogustavo) June 11, 2020

Adicionalmente, añadió el senador en su cuenta de Twitter que: “Mientras usted, Duque, masacra campesinos por cultivar hoja de Coca, elige a una vicepresidenta que libera de la cárcel narcotraficantes por su relación familiar, la ley es para los de ruana”. De forma similar reaccionó Iván Cepeda, quien también twitteó refiriéndose a los hechos: “La vicepresidenta de Martha Lucía Ramírez le ocultó al país que su hermano estuvo en el narcotráfico, y que su esposo tuvo como socio a un narcotraficante y paramilitar. ¿Qué otros asuntos ha silenciado? Es evidente que ha perdido cualquier credibilidad y debe renunciar”.


Silencio de Martha Lucía Ramírez sobre casos de su hermano y del socio de su esposo, ilustra la visión estratificada dominante del narcotráfico: los responsables son campesinos cultivadores, la solución es acabar los cultivos. Llegó la hora de debatir el problema en su totalidad — Iván Cepeda Castro (@IvanCepedaCast) June 12, 2020

En un sentido similar dio su opinión Roy Barreras, haciendo a su vez relación con otros hechos en los cuales se señalaron a otros dirigentes nacionales con nexos con narcotraficantes, como el revelado por los mismos periodistas sobre la llamada Ñeñepoítica que involucraba a Iván Duque con la compra de votos en las pasadas elecciones presidenciales a través del Ñeñe Hernández, un narcotraficante con importante influencia en el norte del país y socio de Marquitos Figueroa. Además, también aprovechó su pronunciamiento para reconocer que en efecto no hay delitos de sangre, pero que dentro de sus responsabilidades con el país está la transparencia.


“Ella no tiene la culpa de que su hermano sea narco, pero LEGITIMAN El NARCOTRAFICO élites que gobiernan justificando fiestas con el Ñeñe, negocios con el memo-fantasma y hermanos narcos. Castigo para humildes campesinos y mulas. Fianza y poder para élites”. A esto sumó uno de los tweets hechos por Marta Lucía Ramírez en el que textualmente decía: “A mí sí me importa si los altos funcionarios aparecen en fotos compartiendo con paras, terroristas o narcos. ¿Y a usted?”.


En una dinámica similar se pronunció la congresista Katherine Miranda, quien citando una de las publicaciones de la vicepresidenta realizada en el 2015 en la cual afirmaba que “Venir ahora a darle un tratamiento menor a este delito del narcotráfico, es desconocer la tragedia que ha vivido Colombia”, aprovechó para dar su opinión sobre el tema, apelando a su vez a la famosa frase que en medio de la cuarentena Ramírez hizo sobre los ciudadanos diciendo que esta pandemia no era para “estar atenidos a ver qué hace el Gobierno”.


De esta forma, lo dicho por Miranda fue: “Hay que aclarar que los ciudadanos no son atenidos, SON NUESTROS JEFES, por lo tanto, debió contarle al país la situación de su hermano y de su esposo también”.

A favor: el lado B de las reacciones


Poco después de conocerse públicamente los hechos Marta Lucía Ramírez se pronunció al respecto a través de un comunicado, en el cual algunas de las cosas que aseveró fue que: “Tuvimos que ayudarlo firmando una garantía, no una fianza, para asegurar que se presentaría a la justicia, como en efecto lo hizo acompañado de mi esposo y de mí, quienes lo llevamos a una corte de la Florida para que reconociera su falta y respondiera por ella”.


Asimismo, frente a la situación dijo: “Su error ha costado muchos años de sufrimiento a nuestra familia y a él. Vivimos con mucho dolor su circunstancia, pero también lo acompañamos con el amor de hermanos, como lo hicieron mis padres, porque los lazos de la familia no desaparecen frente a la adversidad y la vergüenza”.


De esta forma y dadas las reacciones negativas que suscitó la investigación, otros políticos salieron en defensa de la vicepresidenta, y uno de los primeros en pronunciarse al respecto fue el presidente Iván Duque, quien, siguiendo la línea planteada por Ramírez, apeló al discurso de la tragedia familiar y escribió en su cuenta de Twitter que “Hace 23 años Marta Lucía Ramírez y su familia vivieron una tragedia por el delito cometido por un ser querido. Sobreponiéndose a esa lamentable situación, le ha servido al país con honorabilidad y entrega patriótica”.


Siguiendo al presidente se expresó el senador Álvaro Uribe Vélez, quien enfatizó: “La señora vicepresidenta tiene una hoja de vida transparente al servicio de Colombia y no es la responsable de lo que hagan sus hermanos. (…) Yo pido que se precise quién de los senadores tiene vínculos con el narcotráfico”. Igualmente, el expresidente se refirió al caso de la Ñeñepolítica, por lo que trajo a colación el trabajo de Duque, afirmando que: “La trayectoria del presidente es de absoluta honorabilidad. Si se refieren al caso del Ñeñe Hernández, sería muy bueno saber si eso obedece a que se hubieran hecho pagos efectivos por parte de la campaña o allegados a Duque para comprar votos, o si obedece a imprudencias. No podemos dejar que se siga mancillando la honra del presidente”.


En este caso llamó la atención que la alcaldesa de Bogotá también opinó públicamente sobre los hechos, afirmando en entrevista con Semana que a su parecer son “desproporcionados” los reclamos que se le han hecho a Ramírez, poniendo sobre la mesa el tiempo que ha pasado después de los hechos y que, además, como lo indica, “es una mujer entregada a Colombia”.


Por otra parte, y a partir de los reclamos sobre los cargos públicos que ha ejercido la vicepresidenta y su no pronunciamiento sobre el caso de su hermano, también tuvo lugar lo comunicado por Andrés Pastrana (1998 – 2002), quien eligió desde el 1 de agosto de 1998 como ministra de Comercio Exterior a Marta Lucía Ramírez, cargo que desempeñó hasta el 15 de junio de 2002, periodo similar en el que su hermano cumplía su pena por narcotráfico. Lo dicho por Pastrana fue: “Hace 22 años, a Marta Lucía Ramírez no le acepté como impedimento para ser ministra los problemas de su hermano. Hoy, tras una carrera brillante y limpia, aún la apoyo”.


Tras esto, León Valencia expresó: “Vea pues, Andrés Pastrana dice que supo hace 23 años lo de Martha Lucía Ramírez su copartidaria y no le importó, ni se lo comunicó al país, pero tres años antes había sabido la entrada de dineros a la campaña de Samper y eso sí le importó y lo difundió hasta generar la crisis”. Adicionalmente, de todo anterior infirió que: “Quizá la tragedia enorme de la política colombiana es que se pueden contar en los dedos de la mano los conductores del país que no tienen un muerto en el armario”.

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