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La violencia sexual no fue una política de las FARC: Victoria Sandino

Por: Sergio Saavedra, Redacción Pares

El pasado miércoles 5 de septiembre de 2018, un grupo de mujeres ex combatientes, hoy militantes del partido FARC, radicaron una denuncia penal en la Fiscalía General de la Nación contra Herbin Hoyos Medina – a quien se le sindica de ser el “orientador de la Corporación Rosa Blanca” – por los delitos de injuria y calumnia agravadas, falsedad personal e instigación a delinquir.

Sandra Patricia Velasco, Sandi Correa Pedreros y María de los Ángeles Zapata Garzón, son tres integrantes del partido FARC a quienes, según expresa la denuncia, Herbin Hoyos les vulneró los derechos a la dignidad, honra, buen nombre e integridad, pues, “sin su autorización, consentimiento, ni conocimiento, ha usado e instrumentalizado para difundir mensajes mentirosos”.

Según Victoria Sandino, senadora del partido FARC, “la demanda nace por iniciativa de ellas mismas, por la defensa de su dignidad y por el uso de su imagen. Además son compañeras que están en el proceso de reincorporación, muy comprometidas y se sienten muy afectadas por esta situación”. Dice Sandino que la atmósfera para las mujeres del partido de la Fuerza Revolucionaria del Común está enrarecida, por parte de una guerra que no ha terminado: “Hoy se sigue disparando desde el micrófono con campañas que van dirigidas a impedir la reincorporación política de nuestra militancia”.

La Fundación Paz & Reconciliación – Pares intentó comunicarse con la Corporación Rosa Blanca para obtener una reacción a la denuncia, pero no fue posible encontrar un numero de contacto, una dirección física, un representante legal o un registro de Cámara de Comercio.

Pares habló con Victoria Sandino sobre la postura del partido FARC frente a esta denuncia:

¿Por qué la demanda?

Hay tres compañeras nuestras que han interpuesto una demanda a Herbin Hoyos por injuria y calumnia; lo hacen porque la corporación que él dirige, “Rosa Blanca”, ha incluido en su perfil sus imágenes. En esta medida, ellas se sienten utilizadas y han decidido demandar a este señor por usar su nombre para calumniar la vida misma de ellas y también al partido [FARC].

¿En qué consiste esa injuria y esa calumnia?

Primero, utilizan su imagen sin la autorización y sin permiso. Rosa Blanca y Herbin Hoyos dicen que estas niñas fueron violadas, acusando a la organización [FARC] de delitos sexuales.

Segundo, no es cierto que ellas hayan sido abusadas, son mujeres que llevan muchos años en la organización y que, efectivamente, defienden su carácter político, su vinculación a la organización por iniciativa propia y no porque hayan sido obligadas a ingresar. Esa es la postura de las compañeras y lo que ellas están defendiendo.

¿Las denunciantes van a hacer alguna declaración pública?

Ellas fueron a la Fiscalía, pero no han querido dar mucha declaración. Yo no sé si lo vayan a hacer más adelante. Toca esperar cómo evoluciona la denuncia. También están preocupadas porque este señor tiene conexiones y sus intereses no son tan claros. Ellas temen por su seguridad, por haberse atrevido a denunciar a este personaje.

Las compañeras se llaman Sandra Patricia Velásquez, Sandi Correa y María de los Ángeles Zapata Garzón, ellas son las tres que pusieron la denuncia. Por el momento ellas no tienen apoderado, nosotros [partido FARC] les expresamos la decisión de acompañarles y apoyarles.

¿Por qué Herbin Hoyos la ataca públicamente?

Hay una situación que yo no entiendo en particular con este señor. A él no lo conozco personalmente, no he tenido ningún tipo de intervención con él. Lo que siento es que él ha aprovechado este caso de la llamada corporación que ha creado con un grupo de mujeres que yo no entro a calificar, no lo voy a hacer. ¿Cuál es el interés de Herbin Hoyos? ese si no lo conozco. Se dice que recibe muchos recursos para esas campañas que está haciendo.

Este señor no ha terminado la guerra, sigue desarrollando una guerra mediática, sigue sembrando odio, sigue sembrando todas estas confrontaciones que aún persisten en nuestro país. La manera de seguir desprestigiando a la contraparte [FARC] es atacando de manera individual lo que yo represento: la lucha por los derechos las mujeres. Lo fundamental es que soy una defensora de las mujeres desde hace mucho tiempo. Yo hasta el día de hoy no tengo investigaciones, ni condenas, ni acciones que indiquen que haya permitido o practicado algún tipo de violencia contra las mujeres.

¿Qué opinión le merece la corporación Rosa Blanca?

Este señor [Herbin Hoyos] ha creado esta organización [Corporación Rosa Blanca] como parte de una guerra mediática y de desprestigio que él está adelantando. Tiene un grupo de mujeres que son reconocidas por la organización [FARC], como por ejemplo, esa señora Sara, efectivamente se reconoce que fue guerrillera del Magdalena Medio, pero que hacía muchísimos años se había ido. En general, de las mujeres no opino nada, lo que hay que hacer es una estrategia jurídica tal como es. Ahí está la JEP. Nosotros expresamos en el Acuerdo de Paz que la violencia sexual no puede ser amnistiable y esa sigue siendo nuestra posición.

Yo no digo que no hayan ocurrido hechos [violencia sexual], es posible que a lo largo de este conflicto haya ocurrido. Esto no puede ser un reconocimiento colectivo, porque esto no fue una política de la organización [FARC], una responsabilidad coordenada por la organización, los que tienen que responder son los directamente responsables. Es decir, quienes hayan cometido este tipo de delitos.

¿Qué posición tiene el partido con respecto a este caso?

Yo sigo insistiendo: la guerra ha sido cruel, horrible, ha impactado a la población colombiana y de manera particular a las mujeres. Tanto a las que hemos estado en el conflicto directamente como las que han sido víctimas. Yo no dudo de que se hayan presentado casos que vinculen a integrantes de la organización en hechos de violencia contra la mujer. Negarlo sería absurdo. La sociedad de la que venimos es una sociedad patriarcal, machista, que se va sustentando en la violencia y la victimización contra las mujeres.

La gente de nuestra organización viene de esa misma sociedad. Otra cosa es el proceso de educación, el proceso político que la misma organización permitió para la garantía de derechos de todos y todas. No fue una política de las FARC violar mujeres. Si esa hubiese sido la determinación de una organización insurgente, no sería una organización revolucionaria, ni hubiese sido integrada por tantas mujeres. Nosotras fuimos muchas, muchas las mujeres que estuvimos ahí, logramos ser casi el 35 % de fuerza que estábamos en armas en el monte. Eso no se puede hacer violentando a las mujeres.

La decisión de la Dirección Nacional del Partido FARC es la de apoyar completamente a las compañeras en la demanda. Seguramente se vendrán otras porque esto hay que pararlo..

¿Cómo era la vida de las mujeres FARC en el marco del conflicto?

En primera medida, las mujeres ingresaron a la insurgencia por voluntad propia, pero producto de la situación económica y social que vivían en sus territorios. Es decir, de alguna manera, acosadas por la pobreza y por la marginalidad, vieron en la insurgencia la defensa y empoderamiento de las mujeres. Lo digo porque lo vivimos, yo estuve en la guerrilla 24 años, pero también por la cotidianidad. Nosotras aprendimos en colectivo a tener una relación libre, que la mujer decidía sobre su cuerpo, con quien estar y con quien no. Para nosotras era muy importante que las relaciones afectivas y de pareja no eran relaciones dependientes. No era que el marido era el proveedor, ni ese tipo de cosas. Éramos luchadores y luchadoras que podíamos compartir amorosamente.

Actualmente, si usted va a las regiones, encontrará núcleos de mujeres exguerrilleras que están asumiendo liderazgos muy importantes, que están formándose, en las juntas directivas de las cooperativas de ECOMUN, en interacción con los demás movimientos de mujeres a nivel nacional.

¿Qué futuro le ve a la demanda?

Depende de cómo este la justicia ordinaria, porque yo realmente aspiro a que se haga justicia, sobre todo que estas personas no sigan utilizando ni el nombre, ni la imagen de las compañeras ni de la organización, por hechos que no han sido aún juzgados ni comprobados. En la práctica sabemos cómo funciona la justicia ordinaria, por eso se tuvo que crear un régimen especial, es decir una justicia especial como la JEP, para que efectivamente pueda haber acceso verdad, justicia, reparación y, sobre todo, garantías de no repetición de hechos tan dolorosos y victimizantes en todo el país.

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