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«La verdad es el antídoto para que no vuelva la guerra»

Por: Redacción Pares


Ernesto Samper Pizano tuvo su segunda sesión en el Espacio de Contribución a la Verdad con la Comisión de la Verdad. En esta ocasión, el expresidente se refirió a tres temas específicos, el proceso 8.000, el asesinato de Álvaro Gómez y la conspiración que se fraguó durante su gobierno para darle un golpe de Estado. Samper insistió en invitar a otros expresidentes a acercarse a la Comisión de la Verdad para participar en estos espacios de contribución.


Por parte de la Comisión estuvieron el presidente Francisco De Roux y las comisionadas Marta Ruiz, Patricia Tobón y Lucía González.


Francisco De Roux indagó a Samper sobre los dilemas éticos que le planteó en su momento aceptar recursos del narcotráfico, reconocer esta infiltración de dineros ilegales y la posibilidad de delegar la presidencia tras ver afectada la gobernanza por el escándalo de la financiación de la campaña.


“Yo quiero que se encuentre la #verdad, esto no es un estrado judicial y aquí no vengo a acusar a nadie”: @ernestosamperp en #ContribucionesALaVerdad#EnVivohttps://t.co/5Kkc6q26Ea pic.twitter.com/YtUdTdHlai — Comisión de la Verdad (@ComisionVerdadC) February 20, 2020

La comisionada Marta Ruiz preguntó por el papel del fiscal Gustavo De Greiff en los aportes del Cartel de Cali a la campaña a la presidencia de Samper. Además, preguntó por el grupo Jorge Eliécer Gaitán (JEGA) que tras secuestrar al hermano del expresidente César Gaviria pidió la renuncia de Ernesto Samper.


La comisionada Lucía González preguntó por el papel de los paramilitares, las Farc y los esmeralderos en la conspiración. Y cerró indagando por las dificultades que hay en el país para organizar una lucha integral contra el narcotráfico.


Posteriormente vino el espacio de preguntas por parte de los periodistas, quienes preguntaron por Juan Manuel Santos y su papel en la conspiración en contra de su gobierno. También por un supuesto acercamiento para negociar con el Cartel de Cali. Otra pregunta fue por su relación con Elizabeth Montoya de Sarria y también por la impunidad de la que gozaron los paramilitares durante el gobierno de Samper.


“Hay gente que quiere que la guerra vuelva. Y la misión de la verdad es servir como antídoto a esas intenciones”: @ernestosamperp en #ContribucionesALaVerdad#EnVivohttps://t.co/5Kkc6q26Ea pic.twitter.com/uibcaCw08p — Comisión de la Verdad (@ComisionVerdadC) February 20, 2020

¿Cuál es su mensaje a la clase dirigente de Colombia?


En octubre de 2019 el expresidente Ernesto Samper Pizano (1994-1998) habló ante la Comisión de la Verdad sobre el problema de las drogas en el marco del conflicto armado interno colombiano, los militares y dinámicas de la guerra en el período 1994-1998 y la expansión de los actores del conflicto armado en ese periodo de tiempo.


En ese momento, Pares le preguntó cuál era su mensaje a la clase dirigente de Colombia:

Pienso, sinceramente, que al país le está haciendo mucho daño la polarización; pero a mu juicio esta polarización no es entre paz o guerra ya que la mayoría de los colombianos estamos a favor de la paz. Tampoco es un problema de izquierda o derecha, aquí lo que tenemos son dos bandos enfrentados no por la paz, sino por los acuerdos de La Habana. Un lado que legítimamente acompañó al presidente Santos, y el otro lado en el que está el presidente Uribe y el presidente Duque, que hoy en día tienen la responsabilidad de sostener esos acuerdos.


La mejor manera de superar esta polarización es que haya una gran convocatoria en la cual pudieran participar, no solo las fuerzas políticas, sino todas las fuerzas sociales y los agentes económicos, un gran acuerdo nacional, como en su momento fue el Frente Nacional, para que se creen unos protagonismos alrededor del sostenimiento de la paz con todos los matices que se le puedan introducir.


El momento del presidente Duque es el momento del posconflicto que es quizá el momento más difícil porque habrá que entrar a reconstruir el tejido social que produjo siete millones de víctimas, el tejido económico de un conflicto que nos costó alrededor del 5% del Producto Interno Bruto y el tejido institucional que es llevar la presencia social del Estado a los municipios de donde salieron las Farc. En ese desafío también tendremos que ponernos de acuerdo.


Hoy en día tenemos los compromisos de los acuerdos de La Habana como corchos en medio de un remolino de una polarización entre el presidente Santos y el presidente Uribe, alineados entre esas dos orillas y eso no es bueno para el país.

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