Lo que se había previsto hace más de un año, está ocurriendo. Las FARC en el proceso de dejación de armas se pre-concentraron en algo más de 30 puntos y en los próximos días se irán desplazando hacia las zonas verdales de normalización. En sentido estricto, la guerrilla pasó de operar en 242 municipios a 26 veredas. A medida que han ido abandonando el territorio donde antes operaban, este ha sido copado por otros grupos armados ilegales como el ELN y organizaciones criminales como el denominado Clan del Golfo. Tal vez el mejor ejemplo de esta tragedia se vive en Tumaco. Allí una vez las FARC se pre-concentraron nacieron dos grupos criminales, además el Clan del Golfo comenzó a penetrar el territorio y se produjo una de las disidencias de las FARC.
No es para menos, Tumaco reúne unas condiciones sociales, geográficas y criminales, casi que únicas. Apenas otras cuatro regiones tienen características similares. Tumaco es el municipio con más hectáreas de hoja de coca en el país, una de las mayores zonas de cristalizaderos o laboratorios de clorhidrato de cocaína. Además es zona de exportación hacia Centro América. Los jóvenes no tienen mayores ofertas de trabajo formal, solo les queda la informalidad, como el mototaxismo o la ilegalidad. La economía formal es bastante débil. No hay vías terciarias, no existe un mercado interno pujante, y la navegabilidad fluvial es muy costosa para que el campesino compita con precios razonables.
En Tumaco han hecho presencia casi todos los grupos armados ilegales que ha visto nacer el país. Ha sido la ciudad de las guerras. La última de ellas se vivió entre 2012 y 2013. Para ese momento las FARC iniciaron una operación militar para desalojar a las Águilas Negras y algunas pequeñas estructuras de Los Rastrojos. Después de decenas de muertos las FARC ganaron la guerra, e incluso en puntos estratégicos como Llorente, zona en la que la guerrilla no había estado por años, nuevamente tomaron el control. Esta victoria de las FARC en cierta medida causó un descenso de los homicidios y de la violencia en general, ya que la disputa militar acabo, y solo un actor ilegal dominaba. Sin embargo, desde el segundo semestre de 2016 comenzó a aumentar la violencia. La salida de las FARC causó un vacío de poder, casi que una anarquía criminal. La siguiente gráfica muestra la evolución de los homicidios en los últimos años.
Después de la primera firma de los acuerdos y sobre todo con el limbo jurídico que se dio después del 2 de octubre, la situación comenzó a agravarse en Tumaco. Lo primero que sucedió fue una disidencia al mando de alías Don Y, con un puñado de guerrilleros, pero que rápidamente creció debido a la capacidad de reclutamiento que tiene Tumaco. Alías “Don Y” murió en extrañas circunstancias. Habría sido asesinado por miembros de las FARC quienes lo persiguieron luego de la disidencia. El hermano de este, quien no pertenece a las FARC tomó el mando de la organización. Estaría operando con una estructura de 50 personas en las zonas del río Mira.
Igualmente hace un par de semanas 107 familias se desplazaron de Pital de la Costa (Vereda al norte de Tumaco). La comunidad manifiesta que llegaron al menos 10 personas armadas identificándose como paramilitares (Autodefensas), “diciendo que iban a tener el control del territorio”. El operativo lo estaría liderando alias “Cusumbo”, quien es oriundo de La Guajira y estuvo al servicio de Pablo Sevillano. La presencia de este grupo criminal se hace evidente en 6 veredas de Tumaco
I. Guachal II. Pasacaballos III. San Juan Playa IV. San Juan Pueblo Nuevo V. Pital de la Costa VI. Firme Coimes VII. San Sebastián
En todo caso la Armada Nacional informó el pasado 21 de enero de la captura de algunos de estas personas que llegaron armados a la vereda, pero no informó sobre la identidad de estas personas.
El otro grupo que surgió se hace llamar “Nuevo Orden”, está al mando de alías El Mocho. Opera en zona urbana y la zona de la carretera, ha obligado a las comunidades de la carretera a que se reúnan con ellos en dos ocasiones. El Mocho está a cargo de tres puntos: Terán, sobre el río Mira; la zona urbana y la carretera.
La situación es tan dramática que algunos miembros de las comunidades han ido a buscar a las FARC para que controlen estos grupos. Las comunidades hablan de violencia, amenaza de desplazamiento y que estos nuevos grupos han comenzado a cobrar extorsiones. Una persona entrevistada dijo “por aquí nunca aparece el gobierno, muchos menos ahora… toca que las FARC nos ayuden… pero ahora dicen que no se meten en eso”. Y agrega “le estamos pidiendo a las FARC que saque esa gente”.
Lo último que ocurrió en este panorama fue una carta de un supuesto grupo de milicianos, quienes le piden a la Alcaldía de Tumaco que les ayude a que las FARC los acepten en el proceso de dejación de armas o que les den una salida para lograr salirse de la ilegalidad. Toda parece indicar que cuando las FARC dieron la orden de ir a las zonas de pre agrupamiento algunos sectores de las milicias desobedecieron y entraron en rebeldía, las FARC los expulsaron y ahora que la guerra es inminente, estas milicias fueron a golpear la puerta de las FARC para que los dejaran entrar en el proceso y la respuesta fue un No. Ante el desespero acuden a la alcaldía. La carta, como se puede ver, la firman como milicias urbanas. Esto parece como una película de ficción, pero es Colombia, y ocurrió.
Si el gobierno nacional no toma las medidas necesarias lo que le espera a Tumaco es una verdadera tragedia.
Columna de opinión publicada en Semana.com
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