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«La Radio Comunitaria es la voz de la gente y no puede desaparecer»

Por: Sergio Saavedra. Redacción Pares


Los territorios más apartados históricamente por el abandono del Estado y las vicisitudes de la guerra en Colombia están en riesgo inminente de perder las radios comunitarias. Pareciera una aseveración exagerada, pero ante las dificultades que ha supuesto el Covid-19, las emisoras comunitarias han señalado que su ejercicio en los distintos municipios peligra. Aunque esto no sea una novedad, por cuenta de los embates de la violencia, lo cierto es que —si el Gobierno Nacional no toma cartas en el asunto— las emisoras que durante décadas han acompañado al campesinado, a las comunidades afro, indígenas; podrían cerrar.


Los paisajes los compone la gente


Al noroeste del departamento del Valle del Cauca, limitando con Chocó, en todo lo alto de la Cordillera Occidental, se elevó hace 22 años la antena de la Emisora Comunitaria El Cairo Stéreo 88.6. Justamente, esta radio ha acompañado a las comunidades del municipio de El Cairo, compuesto por los corregimientos de Bellavista, La Guarida, Albán, San José y Playa Rica. Sin embargo, Conrado Narváez, director de la emisora, señala que con palmaditas en la espalda no se cubren los gastos de funcionamiento de las emisoras.


Don Conrado, quien detiene su narrativa para tomar aire, continúa diciendo «Hombre, a mí me daría mucha tristeza tener que cerrar la radio, somos muchas emisoras que estamos en la misma tónica por la asfixia económica. Fíjese, para el sector rural las emisoras comunitarias son fundamentales, son su principal medio de comunicación. Pero cuando empezamos a ver que los anunciantes se nos retiraron fue que dijimos ¡mierda, esto se nos complicó! Nosotros somos emisoras que vivimos del día a día, ¿de dónde vamos a tener reservas para decir que aguantamos y no salimos del aire?


Cabe señalar, precisa Don Conrado, que esta situación del virus que ha generado que los anunciadores, que pautan, se nos han ido retirando, con toda razón, debido que sus negocios los tuvieron que cerrar, no tiene ingresos y, de esta forma, no tienen posibilidad de mantener la pauta. De esta forma, él me explica que la relación de la comunidad y viceversa implica varios órdenes.


Don Conrado señala que el escenario configura una verdadera tragedia. Nosotras, las emisoras comunitarias somos la voz que acompaña a la gente que no tiene acceso a los medios de comunicación comerciales y la comunidad constituye nuestra razón de ser. La Radio Comunitaria no puede desaparecer.” Conrado me explica que lo que se transmite ahí es la vida de las personas, que la comunidad compone el paisaje, son ellos, los personajes, quienes dan sentido. Esto nunca se va a encontrar en una emisora comercial, me insiste.


S.O.S al Gobierno Nacional


La radio comunitaria lanza hoy un SOS al Gobierno Nacional, para que dada la importancia y el trascendental papel que están desarrollando nuestras emisoras, se les tienda una mano, no regalándoles nada, sino simplemente asignándoles pauta oficial pagada, entre otras cosas, haciendo cumplir lo contemplado en el Documento CONPES 3506 de 2008. De tal manera que los presupuestos para efectos publicitarios que manejan los ministerios, institutos descentralizados, gobernaciones departamentales y administraciones municipales; no se queden solamente en las arcas de la radio comercial de las grandes ciudades, señala Don Conrado.


Resulta que la emisora de Don Conrado, por la su ubicación, no solo cubre a El Cairo, sino que logra cubrir ocho municipios más. De esta forma, no está solo en riesgo lo que hemos hecho con la comunidad por estas dos décadas, sino por el papel que estamos jugando en estos momentos. Por medio de las emisoras comunitarias se están llevando todas las disposiciones en materia preventiva y restrictiva en el marco del virus. También, se transmite la información proveniente de las administraciones municipales, temas como los de familias en acción, subsidios del adulto mayor; todo va por aquí, señala Don Conrado.


De hecho, Don Conrado cuenta que ya hay emisoras comunitarias colegas que han tenido que recortar tiempo de emisión al aire para ahorrar energía.


Una radiografía Nacional


Para conocer más sobre la situación que atraviesan los medios comunitarios en el marco de esta pandemia, Pares habló con Mauricio Beltrán, Director Ejecutivo de la Federación de Medios Comunitarios de Colombia (FEDEMEDIOS).


En primera instancia Beltrán recalca que no existe conciencia de la fuerza de penetración que tienen los medios comunitarios. Estamos hablando de que las emisoras comunitarias que hacen parte de FEDEMEDIOS —413 radios— tienen una cobertura de más de 8 millones de personas a nivel nacional”


Las Emisoras Comunitarias en la pandemia


Mauricio cuenta que cuando se inicia el periodo de aislamiento, las radios comunitarias —que son medios locales, operadas por la comunidad organizada a través de alguna entidad sin ánimo de lucro—; han tratado de mantener las programaciones.


Esas programaciones, a grandes rasgos, cumplen cuatro funciones: la musical, la función informativa (de corte local), programación de servicio social (reuniones de Juntas de Acción Comunal, por ejemplo) y una radio que está al servicio de los problemas de la comunidad (inundaciones, sequías, deslizamientos de tierra.


Frente al coronavirus, las radios comunitarias están cumpliendo una función de acompañamiento, cuenta Mauricio, pues contribuyen instruir a la comunidad sobre medias que va adoptando el Gobierno Nacional, el tema logístico de los mercados, etc.


“Incluso, desde las emisoras comunitarias hay un programa a nivel nacional que se llama El Antivirus, de emisión diaria sobre seguridad alimentaria, los temas de violencia al interior de los hogares y apoyo al campesinado referente a las normas que van saliendo. Los mismos gobiernos van a perder una herramienta muy útil en este momento sobre el tema de medidas en el Covid19”, precisa.


Otro ejemplo. La emisora de la Universidad del Tolima, a través de la emisora de Rioblanco, les envía mensajes a los y las jóvenes para que conozcan qué sucederá con las clases.

Es decir, la radio comunitaria es una herramienta mediadora entre las instituciones educativas y la comunidad. Sin embargo, insiste Mauricio, con esta contingencia eso no va a volver a pasar porque con un eventual cierre se cortarán canales de comunicación para los y las jóvenes de los distintos municipios.


Territorios desatendidos


Según MinTic, para 2019, la penetración del internet en área rural no pasa del 18%, es decir, un 82% de población rural no tienen internet. Esas dificultades limitan el acceso a información confiable, que, en muchos casos, es entregada por las emisoras comunitarias. Es una paradoja, las familias campesinas que quedarán sin sus radios comunitarias son las que nos están alimentando., explica Beltrán.


Sin embargo, estas contingencias no son una novedad para las radios comunitarias. «Cuando llegan los grupos armados las radios no pueden hacer noticias, no prestan servicios, ni hacen campañas; la radio pone música. En su momento, cuando nos asesinaron a un colega, Luis Carlos Cervantes en el Bajo Cauca, algún funcionario público dijo “tan raro si ese muchacho sólo ponía música. Lo que no se advierte ahí es que la radio comunitaria tuvo que quedarse callada en muchas ocasiones y poniendo música, incluso, la radio comunitaria jugaba un papel de cohesionador social.”


La función del comunicador comunitario va mucho más allá de producir noticia: es un actor de cohesión social en los territorios. Resulta importante reivindicar la figura del comunicador comunitario, ese que lo despierta en las mañanas y acompaña durante toda la jornada a los sectores rurales.


Falta de pauta y radios a la deriva


La principal fuente de financiación de las radios comunitarias es el comercio local. Ante esta contingencia, queda cerrada esa puerta. Esto porque la gran industria de la publicidad en Colombia, en la torta general para el año 2017 —hasta donde hay registro—; la participación nuestra estuvo por el 0.01%. No estamos en la torta publicitaria. Ahora bien, la otra fuente de financiación son los gobiernos locales, pero quedamos dependiendo de la voluntad política. Hay casos exitosos como la gobernación de Boyacá, Magdalena, por ejemplo, pero no es la regla”.


Mundos posibles


Pares: ¿Qué propone FEDEMEDIOS?


M.B: MinTic debería detener los procesos legales contra las radios comunitarias, debería pararlos un semestre que contribuya a que las radios estén tranquilas de esos procesos que les competen. Hay procesos que son absurdos, por ejemplo, porque el modulador de frecuencia estaba apagado o porque tienen un problema en el transmisor que requieren asesorías técnicas muy grandes y que con la cuarentena no se puede llevar un ingeniero hasta las emisoras. No hay una sola sanción a las radios comunitarias por hacer llamados a la violencia o por vínculos con el narcotráfico.


Otro ejemplo de ese absurdo tiene que ver con la imposición de sanciones porque las radios comunitarias no tenían estudio sobre qué tanto las ondas afectaban la salud humana y resulta que, según la Organización Panamericana de la Salud -OPS, las ondas de radio empiezan a afectar después de 1000 Vatios; aún cuando la radio comunitaria más potente de Colombia llega a los 900 vatios y el 90% tiene cerca de 200 y 250 vatios. Esta discusión duró ocho (8) años en el que cerraron y multaron varias radios comunitarias.


Pares: Hoy en día ¿está garantizada la conectividad para las Emisoras Comunitarias? y sobre ese asunto ¿qué le piden al Gobierno Nacional?


M.B: Colombia se ufana de tener una de las mejores redes de fibra óptica y se habla de que más del 90% de los municipios cuenta con dicha fibra. Pues bien, las radios comunitarias hemos luchado para que contemos con internet. Con un hilo de la fibra que llegue a las radios permite que estas tengan una mejor red para poder producir e intercambiar contenidos directamente con el gobierno central. Estar enterados de lo que está pasando, poder llevar información de los decretos, que adultos mayores que aun no saben que pueden reclaman bonos solidarios lo sepan y lo hagan.


Por otro lado, las radios comunitarias podrían— a través de microondas o wifi—; llevar internet a los presidentes de las Juntas de Acción Comunal y con eso, daríamos un paso gigantesco para ir rompiendo la brecha digital. Nadie pudo estudiar, ni nadie garantizó un trabajo en línea a través de una conexión de Vive Digital.


Pedimos una parte de ese internet que, además, es una obligación de esas empresas internacionales que crearon esa red de fibra óptica tienen obligaciones de llevar internet a las zonas más apartadas, pero no les interesa. Nosotros que sabemos cómo y tenemos cómo quedamos rezagados. Hemos hablado con la ministra de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), Sylvia Constaín, quien ha señalado que es muy interesante pero no hay un solo paso porque desafortunadamente el ministerio solo piensa en negocio y nuestra apuesta es social.


Nosotros buscamos la fuerza social que le permitiría a las comunidades que sus jóvenes no se vieran obligados por conectividad a salir del campo, tuviesen acceso a mejor información, a trámites en línea… toda ese ‘proceso de economía naranja’ de la que habla el presidente sería cierto. Pero no ha sido posible.


Finalmente, pedimos es que nos incluyan como empresas distribuidoras de servicios de telecomunicaciones, ese sería un paso fundamental, que nos permitiría dar el salto cualitativo que requerimos hace tanto tiempo para dejar de estar a expensas de ese mercado perverso de la publicidad política.

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