Por: Redacción Pares
Fotos tomadas de : Congreso Visible y Acción urbana
En marzo del 2018 el país escuchó hablar por primera vez de Isabel Cristina Zuleta. En ese momento se le entregó a la organización que lideraba, Ríos Vivos, el premio nacional a la Defensa de los Derechos Humanos. En ese momento esta socióloga de la Universidad de Antioquia de 36 años se había entregado con todas sus fuerzas a preservar el río Cauca, fuente de vida para municipios como Ituango, Valdivia, Toledo, Briceño, Sabanalarga, Yarumal, Peque, Liborina, Nechí, Tarazá, Caucasia, Cáceres, San Andrés de Cuerquia, Buriticá, Santa Fe de Antioquia y Olaya, amenazados por la represa de Ituango. No sólo eran los evidentes problemas ambientales que traería la obra sino la estela de violencia que hubo detrás de ella
Una investigación de la Corporación Jurídica Libertad demostró que en 12 municipios del área de influencia de Hidroituango hubo relación directa entre la violencia paramilitar y el avance de la hidroeléctrica. En 1990 entran los primeros paramilitares a la región. Entre 1995 y 2006 las AUC se asientan en la zona, entre el 2007 y el 2016 empieza a construirse la hidroeléctrica ya con el territorio completamente domado por los paras. Los grupos paramilitares que operaron en esta zona fueron las Convivir conocidas como Los doce apóstoles, en donde fue investigado Santiago, el hermano del ex presidente Álvaro Uribe, el Bloque Central Bolívar y el Mineros de las AUC. En este lugar habían batallones del ejército como el Girardot o el Pedro Nel Ospina pero nada pudieron hacer para detener las 110 masacres que, según el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica, ocurrieron en sus 17 municipios del área de influencia de la hidroeléctrica.
La violencia paramilitar se centró en los líderes de juntas de acción comunal que se opusieron al proyecto. Isabel Cristina Zuleta puso el dedo en la llaga cuando fue entrevistada por el portal Hacemos Memoria “Para nosotros es clara la relación que hay entre el accionar paramilitar y el proyecto, porque desocupar el territorio era un beneficio para este. Ellos mismos lo dicen en su licencia ambiental cuando señalan que, debido al conflicto armado en la zona, era muy difícil que se presentara oposición a la construcción del megaproyecto. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que, para ellos, el debilitamiento de la comunidad era un beneficio; que no haya gente que esté en contra y que no haya protesta, para ellos hacía más viable la construcción de la hidroeléctrica”.
Uno de los problemas que tuvo Zuleta y otros líderes que intentaban frenar el horror fue el silencio de los medios de comunicación que decidieron callar lo que pasaba y no documentar las más de 600 víctimas que dejaron los paras en la zona durante los 10 años que duró su ocupación.
En una entrevista al diario El Espectador Zuleta, quien nació en Ituango, Antioquia, contó de dónde había salido la idea de crear su movimiento en el 2008: “El Movimiento nace cuando nos enteramos del megaproyecto de Hidroituango, nace como ante la angustia de no saber qué iba a pasar en el territorio, en la comunidad. Primero no se llamó Ríos Vivos sino tuvimos un montón de nombres y cuando empezaron a darse los desalojos ahí fue cuando el Movimiento se cohesionó más porque entendimos que la situación era muy grave y que era un nuevo desplazamiento por el desarrollo”.
La idea de crear una hidroeléctrica en este lugar nació en 1969 pero sólo hasta finales del gobierno de Uribe, cuarenta años después, logra conseguir la licencia ambiental. Esta licencia fue un golpe para todos aquellos que habían advertido los peligros que corría el lugar si se construía la hidroeléctrica. Para Zuleta, como lo dijo en su momento, fue como si esa empresa llegara a destruir una casa y también un lugar sagrado ya que en este suelo donde ahora hay sólo agua reposan los desaparecidos de los paramilitares. Por culpa de ese proyecto ya nunca se podrán reparar a sus familiares y se pierde el derecho a la verdad. Según el MOVICE hay cerca de 600 cuerpos enterrados en esta zona.
Zuleta por esta labor recibió 21 ataques. Según Carlos Montoya, quien en el 2017 era el coordinador de la línea Paz y postconflicto de la fundación Paz y Reconciliación, los líderes están siendo amenazados conforme a su relación directa con los contextos en su territorio. De esta forma, pueden ser amenazados porque adelantan procesos desde la junta comunal, porque denuncian temas de minería ilegal o de cultivos de uso ilícito, porque abogan por los derechos de restitución de tierras o, como Isabel, por los derechos ambientales.
Por su lucha el Pacto Histórico la incluyó en su lista al senado en donde ha defendido las propuestas de Transición Energética que han sido una de las banderas de este gobierno. Este 28 de mayo ha sido el blanco de las críticas de la oposición y de buena parte de los medios de comunicación al afirmar que “Nosotros si queremos la reelección, Petro debe estar más años en el gobierno”. Después de enfrentarse a un monstruo como Hidroituango, las críticas que puede recibir de un sector de la prensa y de la política colombiana no deben hacerle mella a una mujer ya curtida en el arte de la batalla política.
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