Quiero compartir con los lectores apartes de una carta que Francisco Galán le envió al ELN el 4 de agosto de 2011. Ahora Galán –junto a Carlos Velandia– está acusado del secuestro del kilómetro 18 ocurrido en el año 2000. Para ese tiempo estaba preso en la cárcel de alta seguridad de Itagüí pagando una condena de 27 años de cárcel que cumplió a cabalidad.
No tenía mando al interior de la guerrilla, cumplía labores e promoción de la paz y, según los testimonios que he recogido entre funcionarios del gobierno de ese entonces, todas sus comunicaciones estaban vigiladas. Velandia estaba en la misma situación.
El proceso no tiene ni pies ni cabeza, pero demorará mucho tiempo en resolverse. El presidente Santos tiene la posibilidad y la facultad de nombrar a Francisco y a Carlos gestores de paz, y con ello orienta la suspensión de las órdenes de captura y alivia la injusticia que se está cometiendo.
La carta es una muestra fehaciente de su renuncia a cualquier actividad delictiva, y también una lúcida reflexión que aún hoy tiene vigencia como consejo para el ELN en sus complicadas negociaciones con el gobierno nacional.
“Excompañeros: Comando Central. Mi saludo fraternal a ustedes y a toda la militancia del ELN.
Les hablo desde mi experiencia, primero como combatiente y dirigente, después como prisionero e interlocutor de paz, ahora como ciudadano. Hace más de cuatro años abandoné las filas del ELN, en aquel tiempo tuve que tomar una decisión transcendental: abandonar la guerra. Ya hacía varios años desde la cárcel me venía haciendo interiormente muchas preguntas, que luego se me volvieron obsesivas cuando salí en libertad, señalo algunas: ¿es posible la toma del poder por las armas y la instauración de un gobierno del pueblo? Y me tuve que responder que militarmente NO. Inmediatamente me surgían las siguientes preguntas. ¿Y entonces qué sentido tiene la guerra? ¿Qué papel juegan las guerrillas frente a la renovación de la democracia?
Luego pasé a las preguntas de tipo personal: si la guerra no tiene sentido, será que puedo militar en el ELN sin participar en la guerra? Y la respuesta de ustedes fue un rotundo NO. ¿Por qué he de seguir militando en el ELN? ¿Por conveniencia personal? ¿Por honor? ¿Qué van a decir mis compañeros si abandono la organización? Que soy un desertor. Y solo por dignidad sentí un horror al imaginarme esta acusación que se me vendría encima.
Les he planteado este listado de interrogantes, porque creo que son las mismas preguntas que las organizaciones guerrilleras se hacen antes de tomar la decisión de ir a una mesa de diálogo, antes de pensar en un proceso real y definitivo de paz, lo demás es engañarse y aplazar una decisión que tarde o temprano se tendrá que tomar.
Como ustedes saben, participé en todos los procesos de diálogo y paz que el ELN desarrolló con los sucesivos gobiernos desde el año 1991 hasta el 2007 y en todos siempre se mantuvo una constante: el ELN nunca tomó la decisión de abandonar la guerra antes de iniciar un proceso de paz, y esta decisión hipotéticamente la condicionaba a los resultados de los procesos de diálogo.
Hoy no creo que sea posible un proceso de paz si no se toma primero la decisión por parte de la guerrilla de abandonar la guerra y buscar las formas de terminar bien el conflicto. ¿Por qué? Por varias razones: ha variado la correlación de fuerzas a favor del Estado, la guerrilla ha perdido legitimidad ante el pueblo colombiano, la gente está hastiada de la guerra y pide a gritos que cese el fuego y se abran las puertas a la democracia real, las armas son un estorbo para la democracia y el continente suramericano camina hacia la unidad de las naciones y la paz.
Estén seguros de que están más solos en la guerra que en la paz. Aquí hay mucha gente trabajando por buscar una solución definitiva a este conflicto, yo creo que el presidente Santos tiene voluntad de trabajar por una salida pacífica.
En este momento el país requiere su compromiso a favor de la paz y si me preguntaran les propondría lo siguiente:
No propongan ningún proceso de paz, si no están preparados para abandonar la guerra, si no han tomado ya una decisión colectiva de buscar el final del conflicto, el país no aguanta más fracasos en materia de paz.
No basta una mesa nacional de negociación, es necesario concretar la solución del conflicto en los territorios donde hoy el ELN tiene presencia.
La guerra y la paz se hacen entre enemigos, no esperen un mejor gobierno.
La resistencia es un disfraz de la derrota, es mejor asumir con dignidad cómo finalizar bien el conflicto.
Todas las organizaciones violentas en el país están buscando cómo finalizar el conflicto, la guerra no tiene futuro.
No hay democracias acabadas, pero esta democracia es mil veces mejor que la guerra y podría ser mucho mejor si ustedes participan en ella. Con afecto, Francisco Galán Bermúdez”.
Columna de opinión publicada en Revista Semana
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