Foto: Revista Dinero
Toda la costa pacífica colombiana, sobre todo la costa nariñense y principalmente Tumaco es una zona de disputa criminal. Allí operan 11 grupos criminales y se pelean metro a metro el poder del puerto. El botín es inmenso y la ausencia institucional también. La radiografía es la siguiente:
Hay tres grandes estructuras criminales, dos medianas y siete pequeñas -tipo local-. Por un lado está el grupo que se hace llamar Guerrillas Unidas del Pacífico, al mando de alias David, cuentan con cerca de 300 hombres, de ellos, unos 40 fueron guerrilleros de las Farc, el resto es gente nueva. Este grupo controla más del 40 por ciento del territorio rural de Tumaco, se ha expandido a Barbacoas, Pizarro y se sabe de la cercanía con los municipios de la Sierra, principalmente Policarpa. En la zona urbana de Tumaco opera el grupo Nuevo Orden o también llamado Gente del Orden. Se compone de al menos 200 personas, de las cuales, unas 100, trabajaron para las Farc cuando esta guerrilla dominaba la región, no se les puede llamar milicianos, ya que no hacían parte de las Farc, cumplían algunos trabajos como contratistas, lo cierto es que las Farc no los reconocieron como milicianos y rápidamente se reagruparon en esta estructura criminal. Luego, en los límites con el municipio de Francisco Pizarro opera el Clan del Golfo, al mando de alias Cusumbo, quien cuenta con una estructura pequeña pero bastante fuerte en términos militares. De hecho se sabe que estos ya pactaron con alias David.
Las dos estructuras medianas son La Empresa, que según información de la Fundación Paz y Reconciliación es la misma Empresa que opera en Buenaventura, está llegando por la zona de Magüí Payán y controla parte del corregimiento de Junín. También en este grupo de estructuras medianas está el ELN, que cuenta con una muy pequeña comisión, pero que en cualquier momento pasará a extenderse por toda la zona. Todo parece indicar que han creado nuevamente la Compañía Héroes del Sindagua. Luego vienen una serie de estructuras pequeñas, como Los Negritos, Gaula, entre otros, que controlan pequeñas zonas o corregimientos y que se componen de entre 15 y 25 personas.
Las Farc cumplieron y se replegaron con el proceso de paz, esto causó un vacío de poder que trajo consigo una disputa que va incrementándose. Con ello, el homicidio, contrario a la tendencia nacional aumentó. La siguiente gráfica muestra el comparativo de homicidios del primer semestre de 2016 con el mismo periodo de 2017.
Además para mantener el ritmo de la guerra, las organizaciones criminales han incrementado de forma sostenida y progresiva la extorsión. En corregimientos como Llorente por lo menos el 80 por ciento de la población paga a los criminales. También en Tumaco hay fronteras invisibles como por ejemplo entre las zonas de Familias en Acción vs. Nuevo Milenio y en la zona de Panamá vs. Viento Libre. A nivel rural la disputa se centra por las zonas de cultivos de hoja de coca que ya superan las 20.000 hectáreas. Ya hasta se presentan toques de queda, en el Barrio Brisas del Aeropuerto nadie sale luego de las nueve de la noche y por si fuera poco el grupo de alias el Pollo, que se sometió a la justicia hace algunas semanas, mantiene una confrontación con Gente del Orden, inclusive con armas largas, todo a pesar de haberse sometido a la justicia.
La Alcaldía se encuentra desbordada ante la problemática y le ha tocado al propio vicepresidente de la republica ponerse al frente de la situación. Ha creado una serie de centros de atención al ciudadano que comienzan a dar buenos resultados. La población se acerca al Estado, la articulación institucional ha mejorado. Sin embargo lo que está fallando es el Ministerio de Defensa. No sé si sea una percepción errónea, pero en lo que coinciden muchos analistas es en que el ministro Villegas solo sabe hacer buenos Power Point, pero en el terreno nada de nada.
Columna de opinión publicada en Semana.com
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