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La Fragmentación de los Partidos Políticos en Colombia. Capítulo 3. Clanes, Coaliciones regionales y presencia en el Congreso: El Trípode de Poder de Cambio Radical

Por: Oscar A. Chala Padilla y Diego Alejandro Pedraza

Investigadores de la Línea de Democracia y Gobernabilidad


Foto tomada de: Colombia Check y Semana


La fragmentación de los partidos políticos en Colombia ha tocado todas las fibras de las organizaciones, sin importar el sector o la afinidad ideológica. Sin embargo, no todos los partidos políticos están fragmentados de la misma forma. También hay unos que, como Cambio Radical, sobreviven a las divisiones y rupturas en medio del poder regional de los clanes que lo sostienen. 


El partido del exvicepresidente Germán Vargas Lleras ha tomado la vocería de la oposición al gobierno del presidente Gustavo Petro, y lo ha hecho en medio del ambiente inestable que se presenta en otros partidos políticos que fungen como oposición. 


Quizás Cambio Radical es la figura de la derecha que más unida se encuentra a simple vista, con una bancada robusta y prendada; sin disputas internas por ser el nombre que brille en medio de la incipiente carrera presidencial de 2026 y sin el estigma que acarrea la otrora poderosa figura de Álvaro Uribe.


Pese a verse como un movimiento robusto en la actualidad, la realidad al interior del partido es otra y va muy atada a los clanes y los poderes regionales que han terminado por cooptar el poder dentro de la organización. 


Cambio Radical: una esperanza desteñida en el camino


Si bien es cierto que Cambio Radical ha sido un partido cuestionado, no fue así desde siempre. Sus orígenes, por el contrario, lo pintaban como una esperanza que alumbraba en el espectro en medio de una sociedad que apenas se recuperaba de la violencia ejercida por el narcotráfico en los 80 y de la cooptación del poder por parte de los carteles en los 90. 


Cambio Radical nació en 1997, en medio de los primeros movimientos que hacía el Partido Liberal para escoger al candidato presidencial que enfrentaría a Andrés Pastrana (ungido por el conservatismo). Los liberales eran conscientes de que todo jugaba en su contra, especialmente por el desgaste del gobierno Samper y el fantasma de un “cadáver insepulto” que había rondado el palacio de Nariño desde que se explotara el proceso 8000. Esto los hacía entender que sus posibilidades políticas eran reducidas.


En medio de esos ajetreos, la dirección nacional del partido comenzó a ventilar el nombre de Horacio Serpa, el hombre infalible de Samper, su ministro del Interior y, quizás, el hombre que había capoteado toda la arremetida de medios y escándalos que rodearon el gobierno del presidente Samper. 


Serpa tenía todo el apoyo de las direcciones, del gobierno y de los sectores liberales más tradicionales. Sin embargo, en el seno de lo que eran los restos del Nuevo Liberalismo (el partido del inmolado líder, Luis Carlos Galán) no estaban convencidos de que el mejor camino para los liberales fuese impulsar la candidatura de un hombre que había sido tan figurativo dentro del escandaloso gobierno de Samper. 


Tenían sus reparos, que fueron elevados a la dirección nacional —que obvió los mismos— y convocó a la “unidad liberal” ante el momento histórico del país. Las huestes del Nuevo Liberalismo decidieron apartarse del candidato y del mismo partido, argumentando que la escogencia de un candidato sin consulta previa iba en contra de lo que se había pactado con Galán en el momento en que el Nuevo Liberalismo volvió a las huestes tradicionales.


Ese grupo disidente decidió abandonar el partido en medio del caldeado ambiente interno del Liberalismo. De ese grupo, destacaban algunas figuras que deciden unirse en un nuevo partido, una idea innovadora con orientación liberal, pero que se alejara de las lógicas liberales del tradicionalismo, que, para ellos, se había dejado cooptar por el narcotráfico, la burocracia y la corrupción.


Convocados los disidentes, asisten hacia finales de 1997 al Teatro Libre de Bogotá, un grupo de más de 1.200 disidentes del liberalismo tradicional. Dirigidos por la matrona Paulina de Castro Monsalvo, se comenzó a germinar esa idea de un nuevo partido que tomara las banderas del Nuevo Liberalismo, que reivindicara las causas populares y, sobre todo, que se enfrentara a las lógicas del tradicionalismo liberal.


El crecimiento del partido atado al “Uribismo”


Fuente: Semana.com


A partir del año 2000 y en medio del gobierno de Andrés Pastrana, el partido comienza a adquirir relevancia a nivel nacional. Pero para lograr esta consolidación debían acercarse a otras corrientes políticas que le dieran una plataforma más amplia al movimiento. 


Como no tenían un candidato presidencial para las elecciones de 2002, el partido realizó una consulta interna entre las figuras del partidor presidencial ene se momento. Ahí el partido tomó la decisión de apoyar al entonces candidato Álvaro Uribe Vélez. Al final, Uribe ganó y Cambio Radical se convirtió en una parte importante dentro del triunfo del proyecto político de Uribe. 


Sin embargo, este sería uno de los primeros puntos de inflexión del partido, porque a partir de ahí las ideas liberales bajo las cuales se había construido comenzaron a marchitarse y empezaron a ser reemplazadas por las ideas de derecha que hoy son bandera del movimiento político. 


A partir de ese primer gobierno de Uribe comenzó a desplegarse en todos los territorios, lo que le traería réditos importantes en las elecciones regionales de 2003 en donde apoyarían candidatos importantes en las principales ciudades y desde donde consolidarían su importancia a nivel territorial. 


2004: El partido se transforma en el “patio” de Vargas Lleras


Después del éxito obtenido en las elecciones de 2002 y de 2003, en 2004 el partido decidió que el entonces Senador, Germán Vargas Lleras, asumiera la dirección de la colectividad al ser la figura más destacada del movimiento y al ser el hombre con más proyección presidencial en el país. 


En medio de su vocación de poder, Vargas aceptó. Desde ese momento el partido Cambio Radical se convertiría en su patio personal, desde donde construyó su plataforma política para afrontar dos candidaturas presidenciales y desde donde se atrincheró para mantenerse siempre vivo en medio del ambiente político nacional. 


No solo se convirtió en el dueño del “letrero” y del “lapicero”, sino que también se convirtió en el único nombre que podía aspirar a la presidencia. Todo el partido se reformó al punto que las famosas consultas por las cuales se habían escindido del liberalismo desaparecieron ante la figura del “presidenciable”. 


Germán Vargas Lleras aprovechó esos movimientos para definir los avales en las regiones, consolidó las alianzas que le permitieran subsistir financieramente e intentó que el apellido Lleras resucitara por medio del partido, a partir de asociar la Fundación Carlos Lleras Restrepo (abuelo del exvicepresidente) como centro de pensamiento del movimiento político.

Con los años el partido se fue volviendo más gris y burocrático, porque si bien es cierto que era ahora un partido más próximo a la derecha, era capaz de acomodar su discurso a cambio de burocracia. 


La prueba de esto está en lo sucedido entre 2010 y 2018, cuando el partido apoyó la candidatura de Santos a la presidencia por su cercanía con Uribe, pero en el momento en que Uribe y Santos se pelearon, el partido se movió ágilmente y abandonó al expresidente Uribe, para plegarse al poder burocrático del gobierno de Juan Manuel Santos. 


Pasaron de amigos a enemigos con Uribe y de conocidos a amigos con Santos. Tan es así que, en 2018, Germán Vargas terminó siendo la formula vicepresidencial de Santos en la búsqueda de la reelección y con el proceso de paz con las FARC en sus años más críticos. 


Entre “paras” y clanes


Fuente: La Silla Vacía.


Sin embargo, los escándalos también han hecho presencia al interior del partido, en especial en la época en la que se destapó la parapolítica, en donde Cambio Radical fue uno de los partidos con más congresistas y gobernadores salpicados por el escándalo. 


Si bien intentaron argumentar que habían expulsado previamente a esos personajes, la imagen del partido se vio mermada cuando nombres como Rubén Darío Quintero, Miguel Pinedo y Nancy Patricia Gutiérrez terminaron siendo investigados, algunos condenados y otros vinculados formalmente al proceso. 


La parapolítica los golpeó, pero Vargas Lleras, en su afán por lograr la presidencia, logró mover los hilos para mantener al partido vigente y vivo dentro del panorama político colombiano. Por esto se aproximó a Santos y por esto terminó siendo uno de los alfiles más fuertes y leales del “Santismo”, puesto que al final sabía que su momento llegaría. 


Y cuando ese momento llegó es que se da la segunda cooptación de Cambio Radical, la cual podría decirse que empieza entre 2014 y 2015, cuando el exvicepresidente, Germán Vargas Lleras, en su afán de ocupar el solio de Bolívar en 2018, movió el partido en dirección a los clanes políticos y lo hizo con el fin de ampliar su figura a las regiones.


Es por esto por lo que en 2015 el partido se convierte en el gran vencedor de las elecciones regionales y en 2018, obtiene la segunda representación más robusta del congreso al obtener 46 escaños entre las dos cámaras, Todo apuntaba que Vargas lograría por fin su anhelo de ser presidente de Colombia.


Pero los clanes no funcionan así y los votos que se fidelizan al mismo, no se pueden garantizar para el candidato presidencial. Y las elecciones de 2018 dejaron a Germán Vargas convertido en un candidato derrotado y con el inri definitivo del “presidente que no fue”. 


Lo que sucedió es que después de esto no hubo más vuelta de hoja y el partido nunca más pudo volver del abismo de los clanes. La masa amorfa en la que se termina convirtiendo Cambio Radical la marcan los clanes, su presencia en el territorio la marcan los clanes y el apoyo con el que cuentan para cada elección va supeditada a los movimientos que hagan los clanes con los que cuentan. 


Una fábrica de avales que hoy se aproxima más a la derecha, quizás porque ve en el 26 una posibilidad real que se le abre a ellos y a todos los demás partidos ante el balance que deja el gobierno actual.


El poder electoral de Cambio Radical a nivel nacional y local


Según datos del grupo de investigación Demos-UR, de la Universidad del Rosario y dirigido por el profesor Yann Basset, Cambio Radical tuvo una fuerte contracción a nivel regional en las elecciones de 2023. Con una tasa de éxito de sólo el 19,8% para la obtención de alcaldías en el país, el partido supervivió en este caso a partir de coaliciones, pues logró tener representación en alcaldías con una tasa de éxito del 48,7%. Según este grupo de investigación, Cambio Radical solo llegó a 1 de cada 5 alcaldías a las que se postuló de manera solitaria, mientras llegó a 4 de cada 10 lanzándose en coaliciones con otros partidos.


Frente a las agrupaciones políticas con las que suele construir alianzas, Cambio Radical se coaligó en su mayoría con los partidos de corte tradicional (Partido Liberal, Partido de la U, Partido Conservador), con las que logró máximo 79 alcaldías a nivel nacional. Este hecho pone de manifiesto que es fácil construir alianzas con los partidos tradicionales, con los que prima la transacción política por encima de las discusiones programático-ideológicas, del mismo modo que parte de estas alianzas responden a la construcción de los mismos clanes políticos en Colombia, donde un grupo político puede tener diferentes cabezas importantes en muchos de estos partidos tradicionales, por lo que es fácil sostener puentes y construir alianzas en el marco de lo local.


Frente a los partidos con tendencias más ideológicas (Alianza Verde, Centro Democrático), Cambio Radical también tiene coaliciones ganadoras en todo el país, pero en menor número que con los partidos tradicionales (lograron sacar máximo 35 alcaldías). Estas coaliciones se explican porque en las lógicas regionales, estos partidos de amplia tendencia ideológica a nivel nacional suelen flexibilizarse y adoptar también lógicas de maquinaria en las regiones, especialmente el Centro Democrático.



Fuente: DEMOS-UR


Frente a la territorialización de esos votos, Cambio Radical sigue siendo un partido de fuerte presencia nacional a nivel regional, teniendo como bastiones Cundinamarca, Cesar, Atlántico, Quindío y Chocó, donde los rojiazules lograron tener una buena cantidad de alcaldías municipales (en su mayoría en coalición), siendo el Chocó un caso especial, porque allí es donde Cambio Radical logró tener mayor cantidad de alcaldías propias, igual que en el departamento del Huila y en el departamento del Atlántico.


No obstante, según los datos de Demos-UR, el partido sufrió una fuerte pérdida en su presencia municipal respecto de las elecciones regionales de 2019, especialmente en la Amazonía (Caquetá, Amazonas), en los llanos orientales (Meta, Vichada), en la costa (Magdalena) y en el Cauca, donde prácticamente el partido pierde parte de su presencia. Como partido, Cambio Radical logró la alcaldía de Barranquilla, mientras que, como coalición, obtuvo las alcaldías de Cali, Armenia e Ibagué.


Curiosamente, en las elecciones a Senado y Cámara de 2022, Cambio Radical tuvo la mayor cantidad de votos en Atlántico, Magdalena, San Andrés y Providencia y Norte de Santander.


Fuente: DEMOS-UR


A nivel nacional, Cambio Radical tuvo más de 1.610.656 votos en el preconteo a Senado, junto con 1.391.339 votos en Cámara, lo que lo convierte en la sexta fuerza política del país. Esta fuerza electoral está concentrada en el departamento del Atlántico, en Bogotá, en Norte de Santander y en Valle del Cauca, donde el partido tiene sus principales bastiones electorales para el Congreso. Así mismo, a nivel de Cámara de Representantes, Cambio Radical tiene fuerte peso electoral en Huila y Quindío, lo que se ve reflejado en que hayan tenido una alta cantidad de votos en esos departamentos (entre 32 mil y 19 mil cada uno) y al mismo tiempo sean departamentos donde hayan puesto a una buena cantidad de alcaldes y hayan tenido buena representación de concejales.



Fuente: Cifras de votos de Cámara de Representantes - Datos Electorales — MOE



Fuente: Cifras de votación de Senado - Datos Electorales - MOE


La oposición moderada de Cambio Radical en el Congreso


El día de la instalación de la tercera legislatura del congreso, en toda la mitad del período del legislativo, David Luna se levantó a hacer una de las intervenciones a los que la oposición tenía derecho por el Estatuto de Oposición. A diferencia de Miguel Uribe, quien fue el designado por el Centro Democrático para hacer su discurso, Luna fue ponderado, mesurado y calmado en su intervención, minutos después de que Uribe generara caos, bullicio, reclamos y algarabías con sus palabras, que terminaron siendo un reencauche del programa político del Uribismo.


Luna, por su parte, reconoció a Petro como un rival y no como un enemigo, lo que permitió que su intervención, calmada, concentrara la mayor parte de las críticas de la oposición de derechas contra el gobierno, incluso adscribiéndose a la posibilidad de que meterse en ese proyecto de Acuerdo Nacional que el gobierno ha dejado en manos de su ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.


No es para menos. Cambio Radical está ganándole el pulso al Centro Democrático en la disputa por encabezar un proyecto político alternativo desde la derecha y centroderecha de cara hacia 2026. Mientras que en las toldas del uribismo la disputa por una candidatura a la presidencia se ha convertido en una lucha encarnizada por ganarse la bendición del patriarca, en Cambio Radical la situación ha estado más bien calma, con solo el nombre de Luna sonando para llegar a 2026, si antes Germán Vargas Lleras no decide lanzarse de nuevo, tras haber cedido en 2022 para que su partido apoyara a Alejandro Char, quien terminó lanzándose por su lado y perdió en la consulta de la derecha.


Este enfoque en concentrarse discursivamente en la falta de gestión del gobierno para cumplir sus promesas de campaña —en vez de articularse desde el discurso del uribismo, mucho más incendiario y quien declara que el país está sumido en una profunda “crisis”— le ha permitido tener mayor incidencia en el Congreso. No por nada, como lo señalamos en este artículo del 25 de julio, la incidencia de Cambio Radical no solo se refleja en su vocería dentro de la oposición, sino también en cargos directivos dentro del Congreso, con 2 presidencias de las 14 comisiones de ambas cámaras, así como 4 de las 14 vicepresidencias.

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