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Líderes de izquierda y derecha del mundo civilizado le plantan cara a Trump

  • Foto del escritor: León Valencia
    León Valencia
  • 4 jun
  • 4 Min. de lectura

Por: León Valencia





Nadie podría haberlo dicho. En Europa líderes y gobiernos conservadores o socialdemócratas moderados encabezan la resistencia al nacionalismo de Donald Trump, a su agresiva política arancelaria, a su postura frente a la seguridad mundial, al abandono de las responsabilidades de Estados Unidos en los organismos multilaterales y a la ruptura de valores fundamentales para occidente.

 

En Alemania Friederich Merz, líder de los demócratas cristianos, prefirió conformar gobierno con el Partido Socialdemócrata Alemán [PSD] que obtuvo la más baja votación desde la segunda guerra mundial en las elecciones de febrero de 2025 y desechó a la ultraderecha, que dio un gran salto electoral, con la clara intención de fortalecer la unidad europea y acometer tareas de cohesión y seguridad.

 

Emmanuel Macron, el presidente de los franceses, quién ha sido un crítico de la política norteamericana desde el inicio de su mandato, no la tuvo fácil para conformar un gobierno con centristas y liberales, después de que una coalición de izquierdas, en cabeza de Jean-Luc Mélenchon, recibió la mayor votación y la ultraderecha volvió a asustar a los galos con su imparable ascenso en las elecciones de julio de 2024. La coalición de Macron es débil internamente, pero tiene un importante juego en la arena europea y en el contexto mundial.

 

Donald Tusk, primer ministro, a la cabeza del gobierno de Polonia, ha protagonizado una férrea oposición a la invasión de Rusia a Ucrania y a los acercamientos de Trump con Vladimir Putin. Perdió, en las elecciones del pasado domingo primero de junio, el pulso con la ultraderecha que logró poner en la presidencia a Karol Nawrocki. Pero, aun así, Nawrocki, tendrá que mantener una distancia con Estados Unidos dada la sensibilidad que despierta en los polacos la actitud de Trump en el conflicto entre ucranianos y rusos.

 

Keir Starmer, un abogado de derechos humanos de gran sensibilidad social es un caso aparte. Asumió el liderazgo del Partido Laborista en abril de 2020, después de la grave derrota en las elecciones de 2019 y de 10 años de gobiernos de derecha. Se propuso la modernización partidaria y la recuperación de la confianza de los ingleses en su partido, triunfó en esta dispendiosa tarea y las urnas les sonrieron de nuevo a los laboristas en las elecciones de julio de 2024.  Ahora, no ahorra tiempo en dejar atrás el fracasado Brexit y regresar al seno de la Unión Europea con el ánimo de participar activamente en la resistencia a Donal Trump.

 

Pedro Sánchez, presidente de España, uno de los cinco países grandes de Europa, ha sido, quizás, el crítico más duro de la política de Donald Trump y ha sobrevivido a la feroz oposición que han desatado el Partido Popular y Vox, partidos de derecha y ultraderecha, en medio de mayorías precarias en el congreso de los diputados. Las dificultades internas no le han permitido Sanchez jugar en los últimos tiempos un papel de liderazgo en Europa; pero, aun así, es un bastión de la resistencia a la actual política norteamericana.

 

En América Latina la situación es distinta. Son caracterizados líderes de izquierda quienes asumen la riesgosa tarea de tomar distancia de Donald Trump. Inácio Lula Da Silva en Brasil; Claudia Sheinbaum en México; Gustavo Petro en Colombia; y Gabriel Boric en Chile. Estos presidentes, que encabezan las tres principales economías de la región, afrontan el triple reto de promover reformas sociales; proteger las instituciones democráticas, tanto de la ofensiva de la derecha populista, como de las autocracias de izquierda; y redefinir su ubicación en la geopolítica mundial, buscando nuevos acercamientos con China y con la Unión Europea.

 

Dos fotografías son emblemáticas de esta nueva y dolorosa era de las relaciones internacionales. Una, es reciente, del 10 de mayo en Kiev, aparece Macron, Merz, Starmer y Tusk y al centro la imagen de Volodomir Zelenski. La dos, tiene ya algunos meses, es de noviembre de 2024 en Rio de Janeiro y aparecen Lula, Sheinbaum, Petro y Boric.

 

El cuarteto de la fotografía de Kiev le sirvió a Luisa Corradini como ilustración de un artículo para el Grupo de Diarios de América [gda] publicado en El Tiempo este domingo primero de junio. Corradini, describe con detalle, los esfuerzos que se hacen en Europa para recoger 150 millones de euros con el fin de dotar con nuevos equipamientos y estrategias la seguridad a los países huérfanos ahora de la protección norteamericana; también, para poner en práctica medidas económicas que permitan paliar los graves efectos del proteccionismo de los Estados Unidos.

 

La imagen con el cuarteto de presidentes de Latinoamérica fue difundida por Claudia Sheinbaum en su cuenta de X con un texto que en pocas palabras lo dice todo: “América Latina unida. Nos encontramos con nuestros amigos los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Chile, Gabriel Boric Font, y Colombia, Gustavo Petro Urrego en la Cumbre de Líderes del G20”.

 

En Canadá y Australia no se quedan quietos. Estos dos países han participado en algunas reuniones de Europa y están explorando la posibilidad de vincularse a la Unión Europea. Todo dependerá de la manera como se desarrolle el temerario plan de Donald Trump.  Las primeras medidas de Trump y el alocado anuncio de que quería anexar a Canadá, causaron tanto estupor en el país vecino que transformaron el escenario electoral. Antes del triunfo de Trump, el conservador Pierre Poilievre, ganaba por amplio margen la competencia por la presidencia de Canadá,  pero en abril  de 2025 las urnas le dieron el triunfo al liberal Mark Carney con el claro mandato de distanciarse de Estados Unidos.

 

El tiempo dirá en que termina el desafió de un hombre, Donald Trump, y de un país, Estados Unidos, al mundo entero. Si la locura nos lleva al desastroso escenario de una guerra como ocurrió en las décadas del treinta y el cuarenta del siglo pasado, o, lo que se produce, es un traumático reacomodo de la política mundial en el cual Estados Unidos cede su liderazgo y da paso a un mundo auténticamente multipolar.

 

 

 

 

 

 

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