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José Obdulio Gaviria, el último mosquetero que le queda a Álvaro Uribe

Por: Redacción Pares







Aunque la semana que pasó María Fernanda Cabal anunció que se lanzará como candidata presidencial por el Centro Democrático, su relación con el ex presidente Álvaro Uribe ya no es del mismo fervor y fidelidad con el que siempre lo respaldó. A comienzos de este año criticó abiertamente la falta de decisión de Uribe de atacar a Petro. En una entrevista a Gabriel Delascasas, director del programa La Luciérnaga, Cabal afirmó que Uribe “tiene un corazón mamerto”. Es casi seguro que habría un cisma dentro del Centro Democrático, una pelea de egos que le impediría tener una unidad de cara al 2026, algo parecido a lo que está sucediendo a la izquierda. Es que la figura de Uribe ya no es tan atractiva ni atrae tantos votos como sucedía hace unos años. Incluso uno de los pocos que siguen creyendo que Uribe es “el papá de Colombia” es el senador Miguel Uribe Turbay, quien, después de lanzar un spot publicitario en donde se le invocaba a la gente a volver el mantra uribista de “trabajar, trabajar y trabaja” se ganó la reprimenda hasta de la derecha más recalcitrante.


Bueno y José Obdulio sigue ahí, quien fuera el ideólogo supremo del uribismo y el hombre que sentó las bases del partido Centro Democrático. En su cuenta de X escribió con contundencia lo que necesita el partido, y es una lista cerrada en torno al presidente, algo que sus contradictores calificaron como “culto a la personalidad”. Este fue el trino que le ha generado más de una tormenta a quien fue, en la primera década de este siglo, uno de los hombres más poderosos del país: “Centenares de uribistas de base, no todos militantes del que el CD vuelva a su condición primigenia de partido de lista cerrada. Que en el 2026 no votemos a personas individuales para el congreso, sino que votemos a Uribe, votando sus candidatos. Ojo: en el 2026 la campaña no será memorizando números sino marcando el logo del partido, en el que, por lo demás, deberíamos cambiar la silueta de Uribe por la fotografía de Uribe. ¿Culto a la personalidad? No. Pragmatismo, conocimiento de la mecánica electoral”.


José Obdulio, quien en sus inicios políticos era de izquierda -incluso de extrema izquierda- se convirtió en los ocho años de la Seguridad Democrática en el gran apóstol de la antinsurgencia. No se sabía bien qué papel cumplía en el gobierno Uribe, si era su ideólogo, su secretario de gabinete. Lo único cierto era que tenía poder. Además tenía la tribuna de los medios donde destruyó a sus enemigos y a los que osaban criticar a Uribe.


Desde su columna de El Tiempo atacó directamente a Rodrigo Pardo y María Elvira Samper, los directores de Cambio, por haberle dado espacio al informe de la Corporación Nuevo Arco Iris, de León Valencia, en donde se constataba que la tal Seguridad Democrática no era tan efectiva en las regiones más apartadas del país. José Obdulio, desde su procaz columna en El Tiempo, llamó a Rodrigo Pardo “Líder de la bigornia”, palabras más, palabras menos, se refería a él como una especie de barra brava antiuribista.

Aunque la casa editorial El Tiempo afirmó que el cierre de la revista se debía a sus bajas ventas, el propio Rodrigo Pardo sabía de la amistad de José Obdulio con Francisco Solé uno de los directivos de Planeta, que acababa de comprar el periódico. En entrevista con José Alfredo Vargas del 2010 Pardo dice conocer rumores de que Gaviria pudo envenenar a Solé contra la revista.


En su columna de El Tiempo José Obdulio, desesperado porque Nuevo Arco Iris había escrito un libro en donde se le quitaba el velo a la parapolítica, se despachó contra la joven investigadora Claudia López quien le dedicó un capítulo a la parapolítica en Antioquia. La llamó “La Torquemada del Siglo XXI” y le dedicó un capítulo en un libro que escribió con un conjunto de intelectuales para deslegitimar esa investigación. Mientras aparentemente le daba duro a los investigadores de Valencia, por debajo de cuerda lo llamaba a él y llegó a ofrecerle, incluso, el ministerio de cultura.


Su poder, después del 2010, no ha hecho sino menguar. Hoy es sólo un fantasma, incluso para el propio uribismo. Su trino no tendrá mayor efecto pero si marca que, a estas alturas del partido, José Obdulio sigue creyendo que lo único que puede asegurarle una victoria al Centro Democrático es ampararse bajo el techo de Uribe. Algo en lo que no estarían muy de acuerdo Cabal y la nueva sangre de ese partido.

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