Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares
«En esta crisis tan grande las mujeres se están volviendo las prestadoras, no solamente de salud, sino de educación. Hay muchos niños que se están quedando por fuera de la educación porque no tienen internet, no tienen forma de acceder, entonces ¿quiénes están asumiendo ese rol? las mujeres ¿quién les está pagando por eso? nadie, no lo está reconociendo nadie. De esto va a salir algo muy importante y es que ese trabajo inmenso que han hecho las mujeres, que es el del cuidado y esa es una lucha de más de 40 años de las mujeres que ahora y en el futuro tendrá que ser muy valorada.»
Pares habló con Cecilia López Montaño, economista de la Universidad de Los Andes y actualmente Presidenta de la Fundación Centro Internacional de Pensamiento Económico y Social -CISOE. Senadora de la República 2006-2010, Embajadora en Países Bajos, ministra de Medio Ambiente, de Agricultura, directora de Planeación Nacional. Columnista de Portafolio, El Tiempo, El Heraldo, y otros medios. Ha sido consultora en organizaciones de desarrollo internacional como UNICEF, PNUD, IPPF, El Banco Mundial, BID y Cepal.
Pares: ¿Cuál es su concepto sobre un dilema en el que esta situación de pandemia mundial nos ha puesto a todos, especialmente a los líderes y a los gobiernos: la vida o la economía?
Cecilia López Montaño: Aquí hay una manera de resolver ese dilema, pero implica replantear lo que han sido los principios de la política económica que ha dominado las últimas décadas, sobre todo en América Latina. En este momento lo más importante es la gente y la gente en términos de salud.
Ya sabemos que lo único que tenemos disponible es el aislamiento pero eso tiene unas implicaciones económicas. Sin embargo, si a la gente se le garantiza lo necesario para vivir, la crisis económica no es tan profunda porque las personas van a demandar bienes básicos que van a reactivar ciertos sectores de la economía.
Claro, otros sectores se van a paralizar ¿quién tiene que asumir eso? lo tiene que asumir el Estado, es decir, aquí la única posibilidad de que la gente reciba ingresos y que esos ingresos dinamicen algunos sectores de la economía y la gente no se muera de hambre es que el Estado en cada país se endeude hasta el alma, porque es el Estado el que tiene la posibilidad de recuperar después esos recursos a través de impuestos.
Pero si la idea que están vendiendo los economistas neoliberales, que son los que manejan entre otras cosas la política económica en este país, es que hay que proteger a la industria, nadie garantiza que eso le va a llegar a la gente, y si no le llega la gente nadie va a demandar ni siquiera los recursos básicos para sobrevivir. Así, ni se reactiva una parte de la economía, ni se le preserva el derecho a la vida a la población.
Pares: Hay economistas y analistas que han dicho que hay que proteger, blindar en estos momentos al sistema bancario para poder proteger al aparato productivo de la Nación ¿es así?
C.L.M: Mire, la plata que tienen los bancos es la plata de la gente, es decir, si se quiebra el sistema bancario se pierde la plata de la gente. Pero eso no quiere decir que no se actúe y no se reconozca que el sistema bancario también ha abusado en algunos momentos y cobra por servicios que no tenía que cobrar. Pero una cosa es que el Estado no regule eso y otra cosa es que no se reconozca que la plata de los bancos es la plata de las personas.
Cuando se protege y se impide que los bancos se quiebren, en el fondo se está protegiendo la plata de todos. Una quiebra del sistema financiero es una quiebra del dinero de las personas.
Pares: ¿Qué papel pueden desempeñar el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en esta crisis mundial?
C.L.M: En este momento su función debe ser la de ayudar prestándole plata a los gobiernos. Hoy, el único que tiene la capacidad de resolver este problema de darles los ingresos básicos a la gente en los países sin los Estados, los gobiernos, entonces los organismos internacionales deben financiarlos a ellos.
Los gobiernos son los únicos que tienen los mecanismos para poderle pagar al Fondo Monetario o a todos los otros mecanismos que usan para financiarse a través de impuestos, y vendrá después de esto un replanteamiento del sistema impositivo, sobre todo en países como Colombia donde el precio de los impuestos sobre el PIB es muy bajo, aún antes de esta crisis.
En Colombia las personas ricas y las empresas muy ricas, como lo ha demostrado el analista Luis Jorge Garay, no pagan impuestos y además el Gobierno les da subsidios. Por ejemplo ¿cómo es posible que en esta crisis esos sectores a los cuales el gobierno y la ley de financiamiento le entrega un punto casi del PIB en subsidios, no han dicho que por favor se olviden de eso para financiar al gobierno? ¿Dónde está la generosidad de las grandes empresas de este país?.
Entonces los gobiernos tendrán que endeudarse con los organismos internacionales porque son ellos los que tienen que suministrar los recursos para que la gente reciba ingresos. Si se reactiva el sector de productos básicos y esas industrias tienen la manera de producir, habrá otras que por lo menos el Estado tendrá que financiar y ayudar para que la gente pueda seguir teniendo esos ingresos.
Pares: ¿Cómo ve el panorama económico en unos meses?
C.L.M: Aquí todo el mundo se va a empobrecer, todos, hasta los más ricos. Lo importante es que un sector muy amplio de la población, que puede ser fácilmente el 30 y 40% de la población, no sufra de física hambre. Inclusive, la gente que tenía órdenes de prestación de servicios, a muchos de ellos trabajadores del Gobierno, no se les renovarán los contratos y es un riesgo muy alto que no tengan los recursos básico para sobrevivir; además, habrá empresas que no van a resistir.
Ese va a ser el costo que nos va a tocar pagar a todos. ¿Cuánto de eso se recupera? es muy difícil de prever, pero surgirán cosas nuevas. Por ejemplo, el mundo no ha hecho sino subestimar el cuidado que las mujeres prestan gratuitamente. Si hoy tuviéramos un sector del cuidado que tuviera y se reconociera como productivo, que hubiera entrenado gente para ayudar al sector salud, todo el techo no le estaría cayendo a ese sector.
Tenga la seguridad que el cuidado va a ser una nueva actividad que genere bienestar, pero que también va a generar empleo y va a generar una dinámica económica: demanda de bienes que ayuden al cuidado, y así como han surgido otros sectores que no se habían reconocido antes y pueden generar una nueva dinámica.
Sin embargo, el mundo no se va a acabar. Lo que se va acabar es el modelo económico, esa idea de que el Estado no es lo importante, que lo importante es el sector privado. El sector privado que pueda responder por la demanda de recursos no tiene cómo recuperarlos después, en cambio los Estados y los gobiernos sí tienen como recuperarlos después con impuestos a toda la población, porque eso sí, a todos nos va a tocar ayudar después de la crisis a reponer el hueco fiscal que se va a crear.
Entonces ¿qué va a pasar después? En estos procesos hay empresas que mueren pero surgen otras. Las industrias básicas van a surgir, como le está pasando ahora a la cadena de producción de alimentos, a los que venden medicamentos, a los que producen los equipos médicos que se necesitan, es decir, aquí hay una demanda. Será otro mundo muy difícil de definir en el cual unos perdieron, pero surgirán otras nuevas oportunidades.
Pares: Usted sostiene que esta emergencia mundial del COVID-19 es la prueba ácida de la privatización de la salud en Colombia ¿Cómo es ese asunto?
C.L.M: Totalmente. Creo, y Estados Unidos va hacer la prueba principal porque es el modelo que compramos, que haber privatizado la salud fue un error craso, gigantesco. Los alcaldes han mostrado en todo el país, en Bogotá, en todas las ciudades, inclusive alcaldes que nunca pensamos que iban a reaccionar, están cogiendo las clínicas que dejó la crisis, por ejemplo de Saludcoop, abandonadas, y las están usando y las están dotando. Esto prueba que las EPS, el modelo de privatizar la salud fracasó, fue un error monumental.
Gran parte del drama que vive Colombia hoy es que no tiene las camas necesarias ni para hospitalización normal, ni para cuidados intensivos. Llevamos desde el 1993 con este sistema de salud y ya era hora de que este sistema tuviera las camas necesarias, y mire el desastre.
Obviamente esta pandemia ha desbordado a todo el mundo, pero lo que se dice en el mundo y lo que se ha demostrado, es que los sistemas públicos de salud están respondiendo mejor en medio de toda esta avalancha, están respondiendo mejor a la crisis que los sistemas privados y en el caso de Colombia es patético.
Hoy en día el Gobierno ya no tiene forma de tener los equipos que se necesitan: primero porque era una salud en donde primaba lo que le importaba a las EPS y no a los pacientes. En este momento hay un déficit de producción de equipos básicos y Colombia no tiene, por ejemplo, ni las camas de cuidados intensivos que se requieren, ni los ventiladores para atender casos críticos.
Este es un sistema de salud que lleva más de 20 años, al que se le ha metido mucha plata, pero que ha sido una plata que se han robado. Me parece que lo que está sucediendo en este momento es la prueba de que este país no puede seguir con la salud privatizada. Aquí lo que está en crisis es este modelo neoliberal que se inspiró en el consenso de Washington, y como todos podemos ver, está haciendo agua por todas partes.
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