Por: Katerin Erazo, Periodista
Foto tomada de: El Tiempo
Después de varios desplazamientos de la delegación de paz del Gobierno Nacional a Suárez, Cauca, para negociar condiciones para la creación de una mesa de diálogos con el Estado Mayor Central (EMC), finalmente este martes 19 de septiembre se conoció la fecha de su instalación. Las delegaciones de paz del Gobierno del Cambio y el autodenominado Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC, acordaron instalar formalmente la mesa de diálogos el próximo 8 de octubre en Tibú, región del Catatumbo.
El anuncio fue dado a conocer mediante una declaración conjunta divulgada a través de la cuenta en X de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Las partes aprobarán el acuerdo para el respeto a la población civil y la implementación del cese el fuego bilateral temporal de carácter nacional y territorial, así como los protocolos del Mecanismo de Veeduría, Monitoreo y Verificación, el plan participativo y el cronograma de actividades. El cese el fuego estará vigente por diez meses, del 8 de octubre de 2023 al 8 de agosto de 2024.
Las dos delegaciones se reunieron por segunda vez en la vereda Playa Rica, zona rural de Suárez, departamento del Cauca, entre el 17 y 19 de septiembre, esto con el fin de definir la hoja de ruta de este proceso que busca “poner fin a la confrontación armada y propender por el logro de una paz integral, estable y duradera, con justicia social y ambiental”, según menciona el comunicado conjunto.
El acuerdo logrado establece que, una vez definidos sus protocolos y mecanismos, estos "tendrán como marco de referencia el respeto al Derecho Internacional Humanitario (DIH) y en particular al Protocolo II de 1977, adicional a los Convenios de Ginebra de 1949, para preservar la vida, los derechos y las libertades de la población civil, en general, y evitar la afectación humanitaria, en particular, a las comunidades y pueblos étnicos, territoriales, campesinos y demás grupos de especial protección".
Johanna Paola Torres Pedraza, coordinadora del proyecto comunitario para la paz de la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), resaltó la elevada relevancia de este proceso de paz entre el Gobierno Nacional y el EMC. Según Torres, este proceso busca establecer un marco de diálogo con la facción disidente más numerosa del país, que cuenta, al 2023, con aproximadamente 3,480 personas, de las cuales 2,149 están armadas y 1,331 forman parte de las redes de apoyo de este grupo. Además, esta disidencia tiene presencia en 22 departamentos y opera en 166 municipios, lo que subraya la magnitud de su influencia territorial.
El cronograma de actividades establece que desde ayer y hasta el 8 de octubre entrante se ajustarán los protocolos que queden pendientes para el inicio del proceso, y los lineamientos generales de la agenda temática, la metodología e itinerancia de la mesa.
En la reunión del pasado 2 de septiembre, las partes habían acordado definir ocho misiones humanitarias en igual número de regiones del país en Nariño, Norte de Santander, Antioquia, Arauca, Cauca, Huila, Putumayo y en el sur de Bolívar.
En el comunicado conjunto, las dos delegaciones agradecieron a los países garantes y acompañantes de este proceso: Reino de Noruega, Irlanda, República Bolivariana de Venezuela, Confederación Suiza y Unión Europea. "Saludamos el acompañamiento del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas en Colombia, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos, la Conferencia Episcopal de Colombia y el Consejo Mundial de Iglesias", dice el documento. Y destaca el acompañamiento de las guardias indígenas, cimarrona y campesina, y de la comunidad de Playa Rica, en Suárez Cauca.
La negociación en territorio colombiano también tendría que ver con la carencia de una figura política de ese grupo armado, que se creó desde la firma de los Acuerdos de Paz con las extintas FARC en 2016. En ese sentido, incluir a un país garante como sede significaría una entrega de poder político frente al Gobierno Nacional. Según han expresado algunos miembros de la delegación de paz del Gobierno, se ha logrado preacordar con las disidencias que mesa no se instalará en un único punto. De hecho, se planea que los diálogos se desarrollen en diferentes territorios de Antioquia, Arauca, Cauca, Huila, Nariño, Norte de Santander, Putumayo y Bolívar, y se manejarían por ciclos, al igual que ha funcionado en los últimos meses con los miembros del ELN.
Johanna Paola Torres enfatizó que la historia nos ha demostrado que el diálogo es el medio para poner fin a los conflictos armados. Por esta razón, subrayó la importancia de perseverar en los procesos de paz, a pesar de sus inevitables altibajos, ya que la paz debe ser nuestro objetivo final para poner fin a la conflictividad. Al mismo tiempo, enfatizó que estos procesos ofrecen la oportunidad de construir y brindar nuevas perspectivas a sectores históricamente marginados.
Según Torres, el principal desafío de este proceso de paz radica en la capacidad de reunir a los diversos actores armados para entablar un diálogo que permita alcanzar un cese al fuego multilateral. Esto implica abordar temas clave como las economías ilegales, la distribución de tierras y el medio ambiente, todos ellos factores multifacéticos del conflicto armado actual.
Cabe recordar que el Gobierno y el EMC ya tuvieron un cese al fuego que comenzó en enero y que fue roto de forma parcial en mayo (antes de que se cumplieran los seis meses fijados) en cuatro departamentos, después de que las disidencias asesinaran a cuatro menores indígenas a los que habían reclutado.
El frente Jaime Martínez del EMC anunció el pasado viernes 15 de septiembre una "suspensión unilateral de acciones ofensivas" en su área de operaciones de cara a la reunión que se celebró en el Cauca. No obstante, el EMC ha estado en las últimas semanas bajo el ojo público por un aumento de las acciones ofensivas en el Cauca, donde una oleada de violencia ha atemorizado a comunidades enteras. Las disidencias atacaron estaciones de Policía en las localidades de Buenos Aires, Suárez, Mondomo y Cajibío desde el fin de semana pasado. Estos ataques dejaron un civil muerto y otro herido en Mondomo, en el municipio de Santander de Quilichao, según el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC).
Sin embargo, previo a la expedición de la declaración conjunta, alias “Andrey”, vocero del EMC de las disidencias de las FARC que dirige alias “Iván Mordisco”, anunció que como gesto de buena voluntad, en los próximos días serán liberados varios militares que permanecen retenidos por las disidencias. Se trata de los soldados Edwer Paz Pantoja y Nelson Vásquez reina, secuestrados el pasado 18 de agosto en zona rural de Cumbitara, Nariño, y Juan David Estrada Suárez, retenido desde el pasado 12 de agosto en zona rural entre Santander, Quilichao y Caloto, norte del Cauca.
Además, alias “Andrey” aseguró que el EMC se compromete a respetar las elecciones territoriales del próximo 28 de octubre, aunque advirtió que estarán vigilantes de posibles hechos de corrupción.
El proceso de paz en Colombia es un asunto de gran relevancia y complejidad, y esta nueva fase de diálogos representa un paso significativo en el camino hacia la paz y la estabilidad en el país. A pesar de los desafíos y las tensiones que han surgido en torno a estas conversaciones, el compromiso de ambas partes de buscar una solución pacífica a través del diálogo es un rayo de esperanza para una nación que ha sufrido décadas de conflicto armado y violencia.
La instalación de la mesa de diálogos en Tibú, una región marcada por la presencia de grupos armados y la lucha por el control territorial, es un recordatorio de la importancia de abordar las raíces del conflicto y trabajar en conjunto para construir una paz duradera y justa. La participación de países garantes y organizaciones internacionales, así como el apoyo de las comunidades locales y los grupos étnicos, son elementos clave en este proceso.
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