Por: Daniela Garzón, Investigadora nacional
Línea de Democracia y Gobernabilidad
Un hecho innegable es que Federico Gutiérrez es hoy el candidato que tiene mayores chances de tener gobernabilidad en el Congreso, pues es quien tendría más apoyos de congresistas elegidos; pero, paradójicamente, eso no se traduce en ser el candidato más opcionado a ocupar la Casa de Nariño.
De los partidos que lograron curules tanto en Senado como en Cámara lo acompañan formalmente el Partido Conservador, De la U, el Liberal y la coalición Mira-Colombia Justa Libres. El partido del presidente Duque, el Centro Democrático, aunque no logró adherirse a la campaña formalmente, también está apoyándolo, y por cuenta de los Char y de la entrada de Luis Felipe Henao a su coalición como jefe de debate, una parte del Cambio Radical también está dentro de su campaña.
Así las cosas, según el seguimiento que se ha hecho desde la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), hoy al menos 49 senadores (el 45%) y 65 representantes a la Cámara electos (el 35%) están haciéndole campaña activamente a Federico Gutiérrez. Eso son casi 7.2 millones de votos, si existiera un endose absoluto entre los votos de Senado y los de la presidencia.
El problema de fondo es que en las elecciones presidenciales el llamado “voto de opinión” tiene mucha más presencia, cuando ya las maquinarias locales no están moviéndose tanto, porque ya aseguraron sus curules en el Congreso. También se observa que algunos partidos, como Cambio Radical o el mismo liberalismo, esperan hasta el último momento para unirse a las campañas y poder negociar sus votos al precio más alto posible.
En cuanto a curules, esas 49 con que cuenta Federico Gutiérrez en el Senado están distribuidas así:
Tabla No. 1
Senadores por partido que apoyan a Federico Gutiérrez. Creado por: Línea de Democracia y Gobernabilidad. Fundación Paz & Reconciliación.
En la Cámara de Representantes, los 65 representantes que hoy apoyan a Gutiérrez están distribuidos por partidos así:
Tabla No. 2
Representantes a la Cámara por partido que apoyan a Federico Gutiérrez. Creado por: Línea de Democracia y Gobernabilidad. Fundación Paz & Reconciliación.
Esta distribución muestra que sin duda Gutiérrez es el candidato que recogería más votos del pasado 13 de marzo, sin embargo, sorprenden varios asuntos:
1. Pese a la declaración del Partido Liberal de una adición formal, hay una disidencia no despreciable dentro de este partido que le está haciendo campaña a Gustavo Petro, o que al menos no se ha manifestado a favor de Gutiérrez.
2. No todos los congresistas del Centro Democrático le están haciendo campaña a Federico Gutiérrez, lo cual significa que ya esperarán al resultado de la segunda vuelta para adherirse formalmente, si el candidato logra pasar. Esto se agrava al ver que dentro de los que no le están haciendo campaña están grandes electores como Alirio Barrera o algunos que solo han manifestado su simpatía por ser el candidato anti-Petro, como son los casos de Miguel Turbay y Paloma Valencia. Esto sucede incluso después de que el candidato oficial del partido, Óscar Iván Zuluaga, renunciara a su candidatura pocos días después de votadas las consultas interpartidistas.
3. Conseguir los apoyos de los representantes a la Cámara es más difícil, pues son menos visibles y su campaña se enfoca únicamente en sus departamentos, algunos de los cuales no son prioritarios en la campaña de Gutiérrez, por lo cual no es claro poder ponderar los réditos que reciben estos políticos por sumarse de lleno a la campaña.
4. Gutiérrez no logra sumar todos los votos del Cambio Radical y se queda sin apoyarlo formalmente David Luna, uno de los nuevos elegidos senadores que obtuvo más de 100.000 votos. La ausencia del liderazgo de Vargas Lleras comandando el partido es notoria.
Los partidos y las diferencias con Duque
Es importante resaltar que, de los partidos que se adhirieron desde el principio a la campaña de Gutiérrez, el único que ha puesto todos los esfuerzos en la campaña, acompañándolo en múltiples eventos y haciendo una gran difusión en redes, ha sido el partido Conservador. Esto, por supuesto, muestra que sí le pasa factura a un candidato llegar sin el aval de un partido o movimiento propio y que, aunque la suma de las circunstancias hizo de Gutiérrez el candidato de la derecha, eso no se ha traducido en un apoyo absoluto por parte de los partidos tradicionales.
Esto lo diferencia de Iván Duque hace cuatro años, quien llegaba con el apoyo del uribismo en pleno, con un partido consolidado en el Congreso como primera fuerza en el Senado y segunda en la Cámara de Representantes. La victoria del plebiscito todavía resonaba y, sin duda, fue fundamental para el triunfo de Duque hace cuatro años.
Las solas diferencias en la votación de la consulta entre Duque y Gutiérrez son importantes. Mientras Iván Duque consiguió en una consulta con tres candidatos, un poco más de cuatro millones de votos, Federico Gutiérrez consiguió, en una consulta con cinco candidatos, un poco más de 2.1 millones de votos. Una brecha de 1.9 millones de votos, que ya de entrada le pone mucho más difícil ser el vencedor de la primera vuelta.
Asimismo, Gutiérrez no trae detrás un gran hito electoral de la derecha que lo impulse, todo lo contrario, carga con el lastre del actual gobierno. Hace cuatro años, el uribismo reclamaba no solo como propia la victoria del No en el plebiscito, sino que se presentaba como la alternativa de cambio de los ocho años de gobierno de Juan Manuel Santos y su desgaste, cosa que no puede hacer hoy Gutiérrez, pues, a pesar de sus intentos de desmarque, es obvio que es el candidato del continuismo.
Después de una pandemia que lastimó severamente la economía, con la inflación disparada y con un estallido social sin precedentes vivido hace menos de un año, causado en parte por la reforma tributaria presentada por el exministro Alberto Carrasquilla, pocas personas creen que Colombia va por buen camino y que el camino que se transita es el correcto. Quizás sea por eso por lo que el expresidente Uribe, envuelto en el caso de presuntos falsos testigos que no precluyó, no ha decidido aún acompañar a Gutiérrez en la política de plaza, que es la que más lo favorece. Todo ese terreno se ha quedado para Gustavo Petro, y él lo ha sabido aprovechar.
Ahora bien, volviendo a los apoyos partidistas, el caso de la U y del liberalismo muestra cómo la disciplina partidista no funciona, menos en los partidos en los que los votos son de los candidatos y no de la etiqueta.
Pese a que la directora del Partido de la U, Dilian Francisca Toro, ha acompañado a Gutiérrez desde que salió elegido candidato presidencial de la consulta del Equipo por Colombia, en la U los apoyos llegaron tarde. Los grandes electores de la U, como el Clan Gnecco, los Besaile o Alfredo Deluque, aparecieron en su campaña hasta hace muy poco. En La Guajira, por ejemplo, un evento convocado por Deluque resultó en una convocatoria muy pobre.
Igualmente, la adhesión del partido Liberal, ocurrida hasta hace muy poco, hizo que electores reconocidos de este partido también entraran tarde a la campaña de Gutiérrez. Son los casos de Lidio García Turbay, Laura Fortich (que incluso alcanzó a dar Me Gusta a trinos de Petro) o Jaime Durán Barrera. Las personas con líos judiciales, como Mario Castaño, a quien la Corte Suprema de Justicia le abrió una investigación días antes de las elecciones de marzo, no se han manifestado en favor de Gutiérrez. Tampoco lo ha hecho la senadora Claudia María Pérez, la heredera del condenado Eduardo Pulgar, que sacó más de 110.000 votos, pero que a hoy no ha dado una sola declaración pública, es la congresista fantasma.
Por otro lado, está el grupo de disidentes del liberalismo, que, o se fueron con Petro, o no se han manifestado en apoyo a Gutiérrez. Estos últimos son Alejandro Chacón y Alejandro Vega, representante a la Cámara por el Meta que saltó al Senado. En los disidentes, se destaca en Senado a Juan Diego Echavarría y en Cámara a Andrés Calle y María Eugenia Lopera, la ficha de Julián Bedoya.
¿Y dónde consigue votos?
Así las cosas, y a días de que se vote la primera vuelta, el margen que le queda a Gutiérrez para sumar y no solo pasar a la segunda vuelta, sino convertirse en presidente, es poco. Las cuentas en el Congreso no muestran un gran espacio, excepto porque el uribismo se una en pleno, lo que no es tan claro que sea una ganancia, justamente porque el voto castigo contra un gobierno tremendamente impopular siempre pesa. También le quedarían algunos votos de Cambio Radical por recoger.
Lo problemático es que esos votos que faltan por sumar están en los partidos que salieron como grandes perdedores de las elecciones de marzo. Como lo mostró Pares, Gutiérrez ya sumó la mayoría de los clanes políticos del país, muchos de los cuáles están debilitados electoralmente, justamente porque perdieron terreno frente a las fuerzas alternativas que fueron las ganadoras, y que ocuparán a partir de julio más espacio en el capitolio.
El otro escollo que enfrenta Gutiérrez es que no solo no está creciendo en las encuestas, sino que le apareció en los últimos días un nuevo competidor de los votos de la derecha, que ha hecho una exitosa campaña en redes sociales y que podría recoger muchos de los votos del país conservador que está cansado del uribismo: Rodolfo Hernández. Aún cuando la distancia todavía es de un 7-8%, Hernández viene remontando.
Probablemente no le alcance esta vez, pero lo cierto es que la derecha, por primera vez, ve su hegemonía comprometida.
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