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«Este modelo económico es enemigo de la biodiversidad»

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


“Colombia es el país más megadiverso por kilómetro cuadrado en el planeta y el segundo más biodiverso. En el tema ambiental nos están hablando al oído, Naciones Unidas nos está hablando a nosotros especialmente. El pasado 8 de mayo, día de la publicación del informe de ONU sobre la crítica situación de pérdida de biodiversidad en el planeta, esa investigación no fue primera página en nuestra prensa. Se mencionó como si fuera cualquier noticia, pero parece que no se entendiera que se está hablando de la supervivencia en el planeta.”


Este 22 de mayo, en el marco del Día Mundial de la Diversidad Biológica, Pares habló con Natalia Parra Osorio, directora de la Plataforma -ALTO- Animales Libres de Tortura, representante para Colombia de la Fundación Franz Weber de Suiza y fundadora y Secretaria Técnica de la Bancada Animalista del Congreso de la República. Además es miembro de la junta directiva de la Iniciativa Unión por la Paz.


Alrededor de un millón de especies de animales y plantas están ahora en peligro de extinción y muchas podrían desaparecer en tan solo décadas, lo que representa una amenaza de una dimensión sin precedentes en la historia de la humanidad. Así lo revela el último informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas IPBES, patrocinado por varias agencias de la ONU.


Pares: ¿Cómo analiza el Informe IPBES de la ONU sobre la alarmante situación de la biodiversidad en el planeta?


Natalia Parra Osorio: Este es un informe que veníamos esperando con ansiedad desde los sectores animalistas y ambientalistas. Esta clase de investigaciones son un esfuerzo riguroso por detallar cuál es la real situación del planeta; nos da argumentos y soporte para quienes luchamos por esta causa, para poder decirle a los gobiernos y a la sociedad que no somos alarmistas, ni que estamos locos. Esto avala todas esas luchas que estamos dando.


El año pasado salió el informe sobre cambio climático y ahora este, que demuestran que el negacionismo no tiene bases; quien se atreva a negar el cambio climático o tiene algún interés muy grande en alguno de los sectores que está generando muerte en el planeta, o es un fanático.

«Algunos dirán que es muy exagerado decir que un millón de especies están en peligro, lo que pasa es que no caen en cuenta del efecto dominó y la interconexión que existe entre los organismos del planeta.» Foto: Pares

En los últimos 100 años hemos experimentado en el planeta algunos síntomas de lo que ya ha comenzado a ocurrir de manera más acelerada. Es perverso, una sola especie con la capacidad de acabar a las demás, de dañar sus entornos de una manera irreparable.


Ese proceso de pérdida de biodiversidad en una escala tan rápida produce un efecto desencadenante, porque finalmente todos somos ecodependientes e interdependientes y a la gente le cuesta hacer la conexión entre la especie humana, porque nos hemos considerado superiores, y las demás especies. La sabiduría de la naturaleza hace que todo se autorregule y nosotros destruimos ese equilibrio haciendo que comiencen los desastres.


Pares: ¿Y cómo es la situación de Colombia con respecto a la protección hacia la biodiversidad?


N.P.O: Lo que señala ese informe es fundamental para cada rincón del planeta y lo más interesante del informe es que no se queda en la problemática, en la desaparición de un millón de especies, sino que también dice cuáles son las causas.


Por ejemplo, el informe advierte sobre el consumo desmedido, la cantidad de planetas que se necesitan para mantener este ritmo de consumo, así que es un llamado a cambiar este modelo económico que es un enemigo para la biodiversidad del planeta, habla de que los países tienen que hacer el esfuerzo de entender que la prosperidad no se mide en términos de crecimiento económico, ya la cosa no es medirlo en términos del Producto Interno Bruto.


Lo que allí se plantea es hacer mediciones de acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y no solamente la prosperidad en términos de cuánto capital se reproduce, sino más bien qué impacto ambiental tiene una actividad humana a largo y mediano plazo.


Tenemos un Sistema Nacional Ambiental creado con una muy buena intención, tiene unos elementos muy interesantes, pero los tiempos van cambiando y las problemáticas se van ampliando, los fenómenos sociales cambian y hay cosas que el sistema no contempla, como lo es la ineficiencia administrativa y los intereses económicos contrarios a la protección del medio ambiente.

«Tenemos el caso emblemático del oso andino, una especie sobre la que hay una política pública de conservación; sin embargo, cuando vemos la realidad es muy poca la aplicación que se hace de esas disposiciones.» Foto: Pares

Como activistas nuestro ejercicio va más allá de atender directamente a los animales, nuestra labor es incidir en la elaboración de las políticas públicas. Pero es frustrante ver que le hemos apostado a generar cambios, y hemos logrado algunos, y podemos incidir, pero simplemente queda divino en el papel, pero en la práctica, en el día a día, no se aplica.


Y una razón para que esto suceda es la pereza administrativa. Hace unos años logramos una ley para castigar el maltrato animal, hay unas herramientas para penalizar el maltrato y resulta que el inspector de policía o el fiscal no se mueven por este tema de la protección animal, les da pereza hacer una investigación y todo lo que implica un proceso penal.


Entonces no basta con la conquista de la política pública o de la legislación para que en realidad se vea un efecto positivo en los animales, simplemente no está incorporado aún en nuestra cultura. Uno a veces entiende que no importen los problemas desde la perspectiva del animal, de una planta o del hongo, pero que ni siquiera desde una perspectiva antropocéntrica se vea la alerta tan dramática, es increíble.


Pares: ¿Y el Plan Nacional de Desarrollo de este gobierno no contempla medidas que contrarresten esta situación tan grave para el país?


N.P.O: La primera vez que leí este Plan de Desarrollo pensé que estaba bien intencionado, pero a la segunda leída me di cuenta que no.


Este gobierno, como hace siempre la derecha, disfraza el discurso, hablan de Objetivos de Desarrollo Sostenible pero luego hacen todo lo contrario, y nos damos cuenta que lo que hacen es favorecer intereses de sectores económicos, realmente es un ‘Plan de Negocios’ diseñado para entregar permisos para minería, fumigar con glifosato, construir un puerto seco en Tribugá con la pérdida monstruosa de biodiversidad que eso conlleva.


Es desalentador ver el plan plurianual de inversiones: hay un 0.8% de inversión para el sector de ambiente y para el sector de minería 11%, en las cifras ya está muy clara la intención.


Los años con este gobierno van a ser perdidos en materia ambiental. La apuesta es para que todas las organizaciones sociales, los defensores de derechos humanos, los indígenas, los trabajadores, el sector agrario sigamos movilizándonos; el ambientalismo y el animalismo no pueden ser ajenos, no puede ser que por una sola intención de política pública de bienestar animal que se haya generado en el Plan Nacional de Desarrollo nos dejemos neutralizar.


Pares: ¿Cuál ha sido su lucha en el tema de la conservación del ambiente y en contra del maltrato animal?


N.P.O: Tratar de contribuir a que no sea solamente un tema del ámbito doméstico, sino que sea un asunto de responsabilidad, una responsabilidad que tenemos como especie.


Soy administradora pública, mi fuerte es hacer gestión pública. El Estado es la figura que nos inventamos los humanos para regularnos, entonces el Estado debe hacerse cargo de esta situación tan crítica. Y esto no se logra sin movilización social.


En el siglo XIX hubiéramos estado en una pelea antiesclavista, a comienzos del XX en la pelea por el sufragio; pero ahora estamos en un momento de la humanidad donde por fortuna hemos entendido que los humanos y los derechos humanos se respetan, la diversidad humana se respeta desde nuestros contratos sociales. Ahora el siguiente paso es incluir en ese círculo de consideración moral a otras especies, a todos los seres que son de otras especies y por supuesto los entornos donde viven esas otras especies.

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