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«Este gobierno cree que la fiebre está en las sábanas»

Por: Carlos Castelblanco Pinedo – Redacción Pares


«Este gobierno a las dificultades que enfrenta en vez de buscar las soluciones, busca culpables. Yo estuve 14 meses frente al Programa de Sustitución de Cultivos Ilícitos del gobierno anterior, y ya van 12 meses del nuevo gobierno y todavía siguen buscando culpables a los problemas que enfrentan. Yo recomendaría que también busquen soluciones para enfrentar los retos que un proceso de esta naturaleza implica, y en esa búsqueda de soluciones lo mejor que le puede pasar al país y a las comunidades, es que las cosas avancen por la ruta que se estableció en el Acuerdo de Paz.»


Pares habló con Eduardo Díaz Uribe, economista, MG en Administración Pública. Exdirector de Sustitución de Cultivos Ilícitos. Economista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, especializado en administración pública de la ESAP. Fue Ministro de Salud, estuvo al frente de la Dirección de la Red de Solidaridad y se ha desempeñado como secretario distrital de Salud, director del Plan Nacional de Rehabilitación y director del Fondo Nacional Hospitalario. Autor del libro El Clientelismo en Colombia, 1985 y Coautor de Para Pacificar la Paz, 1994.


Pares: Frente a las críticas que al actual gobierno ha hecho acerca de la manera en que el equipo del presidente Santos manejó el tema de sustitución de cultivos ilícitos ¿qué balance hace hace al respecto?


Eduardo Díaz Uribe: Es molesto oír afirmaciones públicas que tratan de culpabilizar de las dificultades que hoy atraviesa el Programa a quienes lo estuvimos diseñando y ejecutando en el gobierno del presidente Santos. Siguen empeñados en buscar culpables y no en buscar soluciones. Por el contrario, considero que fue un muy buen trabajo y las cifras hablan por sí solas: los informes que presentó Naciones Unidas dan cuenta que había 37,000 hectáreas de cultivos ilícitos erradicadas, que el nivel de compromiso de las comunidades era del 94% de cumplimiento y que la resiembra en cultivos que habían sido erradicados era del 0.6%.


Y hago un llamado de atención sobre este último dato, porque el problema no es la siembra sino la resiembra. Es muy importante porque es parte fundamental del Acuerdo de Paz y permite decir que ese es el camino en el tema de la sustitución, que es una realidad compleja en territorios históricamente aislados y marginados. pero ese es el proceso que había que enfrentar, y se hizo.

Nosotros estuvimos 14 meses y fue un proceso construido con las comunidades y eso no se puede perder. Fueron las comunidades y las autoridades locales y regionales las que participaron, junto con las autoridades nacionales, en la toma de decisiones y en la planificación es una estructura de gestión totalmente distinta a la que tradicionalmente tienen otros programas.


El PNIS fue construido en una lógica de participación de la comunidad y de las organizaciones en la toma decisiones, y eso, tengo entendido, está abandonado y se está volviendo al clásico esquema de un programa estructurado por un grupo de analistas muy valiosos en Bogotá, pero con un muy precario y pobre relacionamiento con la realidad de los territorios.

«El Programa es un capítulo de la Reforma Rural Integral que puso en marcha planes con los campesinos que se han comprometido con la sustitución y no resiembra, y a no involucrarse en ninguna actividad relacionada con el narcotráfico.» Foto: Pares

Pares: La tendencia de crecimiento de los cultivos de coca en Colombia se frenó en 2018 pero la cifra de hectáreas sembradas sigue en máximos históricos pese a que pasó de 171.000 en 2017 a 169.000 en 2018, según el informe de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) ¿A qué se debe que aún la cifra siga en números rojos?

E.D.U: Yo tengo varias explicaciones. La primera, que no se ha dicho mucho, es que las organizaciones que se lucran de esas rentas ilegales, a la voz de que se inició un proceso de paz con las FARC, que sin lugar a dudas tenían que ver con el tema del de los cultivos ilícitos en los territorios y por eso su compromiso para la superación de este realidad, no se quedaron mirando a ver qué pasaba, sino que se empezaron a movilizar hacia esos territorios y los ocuparon. En mi opinión este aspecto es el más importante.


La otra razón tiene que ver con el precio del oro, que tuvo una caída muy importante, es decir, cuando el precio de la onza de oro ha subido, muchas familias dejaron de sembrar coca y se fueron a trabajar en la minería de aluvión, y cuando el precio del oro ha caído, sucedió lo contrario, es decir, miles de familias pasaron a sembrar coca.


Otro factor que ha modificado la dinámica del mercado es el aumento del consumo. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito – UNDOC, el consumo de droga a nivel global podría llegar a 275 millones de personas; y en la mayoría de los países prevalece el consumo de cocaína. Son dinámicas de mercado.


Pares: ¿Cómo evalúa la ejecución que sobre el asunto de cultivos ilícitos está llevando a cabo este gobierno?


E.D.U: Se está implementando un programa sin las comunidades y uno de los principios rectores del Acuerdo de Paz es el de la participación ciudadana en la construcción de una nueva institucionalidad sobre la base de la confianza. La gente tiene que sentir que no se trata simplemente de retirar una mata y de sembrar otra y esa es la lectura que se hace desde Bogotá.


Tenemos comunidades en esos territorios tradicionalmente aislados y marginados, los más difíciles de llegar con toda suerte de problemas de tenencia de tierras y que han vivido por generaciones en la ilegalidad. A esas comunidades se les estaba ofreciendo una realidad distinta, una realidad para mejorar la vida.

«El Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS) no se circunscribe al levantamiento de las hectáreas de matas de coca sino a la generación de acciones que permitan a los campesinos que sufrieron más de medio siglo del conflicto armado, construir un mejor futuro» Foto: Pares

Cuando uno le está hablando a la gente de retirar las matas y de sustituirlas, le está hablando del futuro, está hablando de sus hijos y sus nietos. Por eso el tema de la participación es tan importante, porque son muchas las dudas y las incertidumbres, estamos hablando es de la vida, no estamos hablando de quitar maleza sino de construir otra realidad.


Es un tema complejo que tiene que ver con la confianza, con la construcción de ciudadanía de individuos y comunidades participantes, es decir, involucra no solo a los cultivadores, sino a toda la economía que gira alrededor de ellos. Es necesario trabajar con todos los actores del territorio de esa dinámica económica: transportadores, comerciantes, hoteleros restaurantes.


Esa es la realidad que hay que transformar, uno no se puede limitar a quitar unas matas o ¿cómo se explica que haya sectores de un territorio en donde hay más estaciones de gasolina que en la ruta Bogotá-Santa Marta? Esos controles a los insumos, por ejemplo, deberían ser más eficientes. Eso es más inteligente que retirar una mata para que al poco tiempo se resiembra o se traslade el cultivo. Es equivocado creer, como lo hace este gobierno, que la fiebre está en las sábanas.


Pares: ¿Qué papel desempeña en todo este asunto de los cultivos ilícitos el tema de la propiedad y tenencia de la tierra?


E.D.U: ¿Por qué en otros países como Ecuador no hay cultivos ilícitos? hay quienes dicen que eso tiene que ver con Alfaro, con la reforma agraria que él hizo. ¿Qué le pasa a un campesino que tiene titularidad sobre el predio y tiene un cultivo ilícito? pues que se le aplica la extinción de dominio. Por eso es tan importante lo dicho por Juan Camilo Restrepo: que el 80% del proceso de paz es la reforma rural integral, a eso hay que apuntarle, y eso pasa por un fondo para adquirir tierras, titular tierras etc. Esa es la real transformación de este país, no olvide que la causa del conflicto es un problema agrario.

«Hacer la reforma rural integral del país cuesta muchísima plata, y no es una cosa que se haga en un año, es un proyecto del país, una especie de plan Marshall que requiere recursos para transformar la vida de la gente.» Foto: Pares

Todo lo que se haga en este sentido es importante hacerlo con la participación de la comunidad. Tiene que llevar proyectos productivos, tiene que haber acuerdo, esa es la base de la participación, lo que le da fuerza es la participación de las comunidades en la discusión de los temas, tomar decisiones y asumir que es un problema de tierras.


Este cuento que donde haya problemas de tierras entonces no nos metemos, donde haya dificultad de acceso tampoco, donde haya superposición con zonas de reserva forestal menos, ¿entonces? a ese paso terminarán ejecutando el Programa en la Sabana de Bogotá.


Esos son los problemas que hay que enfrentar y el Acuerdo de Paz puso de presente una serie de conflictos y situaciones que el país desconocía. Por ejemplo, no conocía el conflicto que había entre comunidades campesinas y comunidades afro y consejos comunitarios en la zona de Tumaco, pues a seso hay que buscarle solución; a los campesinos que han ocupado con cultivos las zonas de reserva forestal hay que buscar una solución y eso lo plantea el Acuerdo.


No olvide que el eje, la columna vertebral del Acuerdo de Paz es la reforma rural integral y eso tiene nombre propio: tierra. Hacer lo que no se hizo durante todo el siglo pasado.

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