Por: John Correa Romero
Fuente: Nabalia, Energías renovables
La transición hacia energías limpias es fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático. Sin embargo, la fabricación e implementación de tecnologías de energías limpias, como paneles solares, turbinas eólicas, energía hidroeléctrica, geotérmica y biomasa, también tienen impactos ambientales significativos, especialmente en cuanto a la extracción de materiales necesarios para su fabricación. A continuación, se detallan los principales impactos asociados con cada tecnología.
Paneles Solares
La fabricación de paneles solares requiere materiales como el silicio, la plata y otros metales que son extraídos a través de procesos de minería y refinamiento. Estos procesos pueden generar contaminación y residuos tóxicos. Además, durante la fabricación de paneles solares, se emiten gases como el hexafluoruro de azufre (SF6), que tiene un alto potencial de calentamiento global. Al final de su vida útil, los paneles solares pueden convertirse en residuos peligrosos si no se gestionan adecuadamente. La huella de carbono de la producción de electricidad a través de paneles solares varía entre 20 y 60 gramos de CO₂ por kilovatio-hora (gCO₂/kWh), dependiendo del tipo de panel y las condiciones de producción.
Paneles solares: una revolución en la generación de energía (Imagen/Divulgación)
Turbinas Eólicas
La fabricación e instalación de aerogeneradores requieren materiales como acero, fibra de vidrio y tierras raras. La extracción y procesamiento de estos materiales pueden ser altamente contaminantes. Además, las palas de los aerogeneradores, que tienen una vida útil limitada, son difíciles de reciclar y pueden generar residuos significativos. Las turbinas eólicas también pueden generar ruido, afectando a las comunidades cercanas y la fauna local, y presentan un riesgo de colisión para las aves y los murciélagos. La producción de energía eólica tiene una huella de carbono de entre 8 y 20 gCO₂/kWh a lo largo de su vida útil, mucho menor que la de las plantas de carbón que emiten alrededor de 820 gCO₂/kWh.
Fuente: ENEL, Un aerogenerador, de la tierra al cielo
Energía Hidroeléctrica
Las grandes represas hidroeléctricas pueden causar alteraciones significativas en los ecosistemas acuáticos, como la interrupción de rutas migratorias de peces y la modificación de los hábitats acuáticos. También pueden desplazar comunidades locales. La descomposición de materia orgánica en los embalses puede producir metano, un potente gas de efecto invernadero. Las emisiones de las plantas hidroeléctricas varían ampliamente, desde tan bajas como 1-5 gCO₂/kWh en instalaciones pequeñas hasta 150 gCO₂/kWh en grandes embalses tropicales.
Fuente: EcoGox, Central hidroeléctrica Calima
Energía Geotérmica
Aunque generalmente baja en emisiones, la energía geotérmica puede liberar gases traza como el sulfuro de hidrógeno y causar impactos locales como el hundimiento del terreno si no se gestiona adecuadamente la reinyección de agua. También puede liberar metales pesados como arsénico, boro y plomo al suelo y agua cercana. La huella de carbono de las plantas geotérmicas convencionales oscila entre 15 y 24 g CO₂-eq./kWh.
Fuente: EducarChile, planta geotérmica Cerro Pabellón
Biomasa
La quema de biomasa para generar energía puede emitir contaminantes del aire como partículas y gases de efecto invernadero, especialmente si no se maneja de manera eficiente. Dependiendo del tipo de biomasa y las tecnologías de combustión utilizadas, las emisiones pueden variar entre 15 y 70 gCO₂/kWh. En países en desarrollo, el uso de biomasa como leña y estiércol genera altos niveles de contaminación del aire interior, asociada con múltiples problemas de salud, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón, infecciones respiratorias bajas y enfermedades cardiovasculares.
Fuente: Reyco, Central de biomasa
Aunque las energías limpias son esenciales para una Transición Energética Justa y Sostenible, su fabricación e implementación no está exento de impactos ambientales significativos que deben aprender a gestionarse adecuadamente para minimizar aún más su huella ecológica. Es fundamental considerar estos impactos al desarrollar políticas y tecnologías para asegurar que los beneficios superen los costos ambientales.
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