Por: John Correa Romero
Foto tomada de: INSPENET
América Latina está emergiendo como un actor clave en la transición energética global. Con una abundancia de recursos naturales, una base industrial estable y una creciente adopción de energías renovables, la región tiene el potencial de liderar la transformación hacia un futuro más limpio y sostenible. Países como Brasil, Chile y Colombia están desempeñando un papel fundamental en este proceso, no solo por su capacidad para generar energías renovables, sino también por su enfoque en una transición energética justa e inclusiva.
América Latina cuenta con vastos recursos para la producción de energías renovables. Brasil ha aprovechado durante años su potencial hidroeléctrico, mientras que Chile ha avanzado significativamente en la generación de energía solar y eólica, llegando a cubrir el 35% de su matriz energética con fuentes renovables. Esta riqueza natural coloca a la región en una posición única para expandir su capacidad de energías limpias.
El compromiso de varios países latinoamericanos con la neutralidad de carbono para 2050, en línea con el Acuerdo de París, refuerza el papel de la región en la lucha contra el cambio climático. Chile, por ejemplo, ha establecido metas ambiciosas para alcanzar el 70% de su consumo de energía a partir de renovables, mientras que Brasil está intensificando sus esfuerzos en la descarbonización de sectores industriales claves como el cemento, el acero y los biocombustibles. La región no se limita a la expansión de fuentes renovables tradicionales. Está adoptando tecnologías de vanguardia como el hidrógeno verde, los biocombustibles sostenibles y la captura de carbono, esenciales para la descarbonización de sectores industriales pesados y difíciles de electrificar.
A pesar de estas ventajas, América Latina aún enfrenta importantes desafíos. Uno de los principales es la necesidad de mejorar la infraestructura energética, como las redes de distribución y almacenamiento de energía renovable. Además, la reducción de inversiones en energías renovables en la última década es un área que requiere atención urgente. Sin embargo, con el enfoque adecuado en políticas públicas y cooperación regional, la región tiene el potencial de superar estos obstáculos y consolidar su liderazgo global.
Colombia un Actor Clave en la Transición Energética
Colombia se destaca como uno de los países con mayor potencial para avanzar en la transición energética, tanto por su riqueza en recursos naturales como por su compromiso con la sostenibilidad. A nivel internacional, el país ha adquirido un perfil más alto en esta área, especialmente en eventos clave como la COP16 de biodiversidad, que se celebrará en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre.
Colombia tiene una ventaja estratégica en la producción de energía hidroeléctrica, que actualmente cubre más del 70% de su matriz energética. Además, el país ha comenzado a diversificar su capacidad hacia energías solares y eólicas, especialmente en regiones como La Guajira, Atlántico y Magdalena donde los vientos constantes ofrecen un gran potencial para la generación eólica.
El País ha establecido como objetivo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 51% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. El país también está comprometido con la preservación de su biodiversidad y la adopción de soluciones climáticas basadas en la naturaleza, posicionándose no solo como un actor energético, sino también como un defensor global del medioambiente.
El enfoque en una transición energética justa es un pilar fundamental en Colombia. Se busca asegurar que las comunidades locales participen activamente en los beneficios del cambio hacia energías limpias, en especial en las zonas más afectadas por la minería y la extracción de combustibles fósiles. Colombia está trabajando para integrar a estas comunidades en nuevas cadenas de valor, mediante la creación de empleos en energías renovables y la electrificación rural por medio de convocatorias de Ministerio de Minas y Energía en Comunidades energéticas, Municipios energéticos y Territorios energéticos.
Al igual que otros países de la región, Colombia enfrenta retos importantes. Entre ellos, la mejora de su infraestructura energética y la necesidad de atraer mayores inversiones para escalar sus proyectos de energía renovable. Sin embargo, el país ha demostrado un sólido compromiso con la sostenibilidad y la justicia climática, lo que le permitirá avanzar en su transición hacia una economía baja en carbono.
El Futuro de América Latina en la Transición Energética Global
El potencial de América Latina para liderar la transición energética global es inmenso. Con eventos clave en el horizonte, como la COP16 en Colombia y la COP30 en Brasil, la región está en una posición privilegiada para consolidar su liderazgo. Sin embargo, para que esto suceda, será necesario superar ciertos desafíos, como la mejora de infraestructuras energéticas, el aumento de inversiones en energías renovables y la implementación de políticas que fomenten una transición justa y equitativa.
El liderazgo de América Latina en esta transformación no solo beneficiará a la región, sino que también contribuirá significativamente a los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático. En este contexto, países como Colombia tienen un papel central que desempeñar, no solo por su capacidad de producir energías limpias, sino también por su enfoque en la inclusión social y el desarrollo local.
A medida que el mundo enfrenta los desafíos del cambio climático, América Latina está mostrando que es posible avanzar hacia un futuro energético sostenible, equitativo y justo, donde los beneficios del desarrollo llegan a todas las comunidades, y el planeta se ve favorecido por la acción conjunta de naciones comprometidas con el bienestar global.
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