Por; Katerin Erazo, Periodista
Foto tomada de: El País
El retorno a escena de Luciano Marín Arango, conocido en los círculos guerrilleros como Iván Márquez, ha generado un revuelo político en Colombia que no se limita solo a las fronteras del país sudamericano. La figura emblemática de las FARC, quien fue parte fundamental en los históricos Acuerdos de Paz del 2016, ha vuelto a dar señales de vida en un momento crucial para la nación, desafiando los rumores de su presunta muerte que han circulado desde un atentado en 2022. Su reaparición en un video compartido por El País de España durante el Foro Binacional de Paz en Puerto Carreño, Vichada, ha avivado tanto la esperanza como la incertidumbre en un país que aún busca consolidar la tan anhelada estabilidad tras décadas de conflicto armado.
El vídeo, que dura casi 17 minutos, muestra a un Márquez con problemas de dicción, evidenciando las secuelas físicas de aquel ataque que lo dejó al borde de la muerte. Sin embargo, su voz resuena firme al expresar sus opiniones sobre el actual panorama político de Colombia y su apoyo a la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente liderada por el presidente Gustavo Petro. En un país donde la polarización política es moneda corriente, las palabras de Márquez han desatado un debate en torno a la legitimidad de sus planteamientos y su influencia en la opinión pública.
Para comprender el impacto de esta aparición, es necesario remontarse a los orígenes de Iván Márquez en el escenario político colombiano. Como uno de los líderes históricos de las FARC, Márquez desempeñó un papel crucial en los diálogos de paz que llevaron al acuerdo histórico de 2016, un hito que prometía poner fin a más de cinco décadas de conflicto armado en el país. Sin embargo, su regreso a la lucha armada en 2019, junto con otros excombatientes descontentos con la implementación del acuerdo, representó un duro golpe para el proceso de paz y una señal de los desafíos pendientes en la construcción de una paz duradera.
La aparición de Márquez en el Foro Binacional de Paz ha sido interpretada por algunos como un intento de revitalizar su agenda política y reclamar su lugar en la escena nacional. Sus declaraciones en apoyo a la Asamblea Nacional Constituyente propuesta por Gustavo Petro reflejan su posición como una voz disidente en un país marcado por la desigualdad y la exclusión social. Al mismo tiempo, sus palabras han sido recibidas con escepticismo por aquellos que cuestionan su legitimidad para hablar en nombre del pueblo colombiano, dada su trayectoria como líder guerrillero.
El contexto en el que se produce esta aparición es igualmente relevante. Colombia se encuentra en medio de una profunda crisis política y social, agravada por la pandemia de COVID-19 y el recrudecimiento de la violencia en algunas regiones del país. El gobierno de Gustavo Petro, el primero de izquierda en la historia de Colombia, ha generado tanto esperanzas como resistencias en un país acostumbrado al predominio de fuerzas políticas de derecha. La propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente ha sido uno de los pilares de su plataforma política, presentada como una vía para impulsar reformas estructurales y ampliar la participación ciudadana en la toma de decisiones.
En este contexto, la intervención de Iván Márquez cobra una relevancia especial. Como líder de la disidencia conocida como Segunda Marquetalia, Márquez representa una voz discordante en el escenario político colombiano, una voz que reclama atención y reconocimiento en un país marcado por la polarización y la violencia. Su llamado a defender los derechos del pueblo y a rechazar la privatización de los servicios públicos resuena en un país donde la desigualdad social y la exclusión son moneda corriente.
Sin embargo, las circunstancias de su aparición han suscitado interrogantes sobre sus verdaderas intenciones y su capacidad para influir en el curso de los acontecimientos políticos en Colombia. El hecho de que su reaparición se produzca en un evento organizado por la Asamblea Departamental de Vichada, una región afectada por la violencia y el abandono estatal, ha llevado a algunos a cuestionar sus motivaciones y su legitimidad como líder político.
En medio de las especulaciones y las interpretaciones divergentes, una cosa parece clara: la vuelta de Iván Márquez al escenario político colombiano añade un nuevo elemento de complejidad a un panorama ya de por sí convulso. Su presencia despierta tanto esperanzas como temores en un país que busca desesperadamente una salida a décadas de conflicto y violencia. La pregunta que queda en el aire es si Márquez será capaz de canalizar esas esperanzas en un proyecto político viable y sostenible o si su regreso solo contribuirá a profundizar las divisiones y las tensiones que aún persisten en Colombia.
El futuro de Iván Márquez y su papel en la política colombiana dependerá en gran medida de su capacidad para articular una visión coherente y convincente que resuene con las aspiraciones y las necesidades del pueblo colombiano. Su regreso a escena plantea desafíos y oportunidades que no pueden ser ignorados en un país que aún busca consolidar la paz y la reconciliación después de décadas de conflicto y sufrimiento.
Según Paola Marín, investigadora de la Línea Paz, Posconflicto y Derechos Humanos en la Fundación Paz & Reconciliación (Pares), el reciente resurgimiento público de Iván Márquez, antiguo comandante de las FARC, subraya una serie de indicios que ya se vislumbraban desde el año pasado. El excomisionado de Paz, Danilo Rueda, reveló en una entrevista múltiples encuentros con Márquez, situándolo en el contexto previo a los diálogos con la denominada Segunda Marquetalia. Este acontecimiento, junto con los comunicados conjuntos firmados por Márquez durante los acercamientos para la negociación, generaron dudas sobre su supuesta muerte en un atentado en Venezuela. La especulación se alimentaba también de la desaparición de otros líderes de la Segunda Marquetalia, como Jesús Santrich, Romaña y El País, quienes, en su caso, fallecieron en enfrentamientos armados.
Marín enfatiza la relevancia de la figura de Márquez, no solo como líder máximo de la Segunda Marquetalia, sino también como una voz con experiencia y trayectoria dentro de las antiguas FARC. Aunque no figure en los listados de personas con órdenes de captura, su reaparición pública mediante un video confirma su influencia y participación en los procesos de diálogo y negociación en curso. Esta presencia, según Marín, es fundamental para el desarrollo y la legitimidad de dichos procesos.
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