Por: Iván Gallo - Editor de Contenidos
No, no fueron los turcos contra los armenios, ni fue un zar loco contra alguna tribu de bárbaros. El siglo XX, con los Gulags de Stalin y los campos de extermino de Hitler fue un caldo de cultivo para las matanzas. ¿Hay algo más espeluznante que el hongo atómico brillando sobre Hiroshima? En el siglo XX el cinco por ciento de las muertes humanas tuvieron su origen en el asesinato. Según Yuval Harari, en su libro Sapiens, este es el mismo porcentaje de muertes violentas que se han encontrado en las grandes y milenarias fosas descubiertas por arqueólogos y que constatarían que algún gen violento hemos tenido desde que decidimos bajar de los árboles.
Uno de los momentos más vibrantes del libro de Harari, que se convirtió en una respuesta a las angustias generadas en la humanidad después de la pandemia, fue el triste destino del hombre de Neanderthal. En nuestro ADN es muy lejano el rastro de esta especie. Es como si hubiera sido borrada de la faz de la tierra. Tenemos poca tolerancia a la diferencia y eso se nota ahora cuando el discurso de odio de la extrema derecha alemana le hizo ganar unas elecciones regionales después de 79 años, ósea, desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El Sapiens empezó a poblar extensas regiones de Europa después de haber enviado avanzadas que fueron rechazadas por los Neandertales. Al principio eran mucho más fuertes y feroces que los sapiens. En una pelea de uno contra uno nuestros abuelos tenían todo para perderla. Pero los humanos tenemos la capacidad de asociarnos. Tres mil chimpancés en la Plaza de Bolívar de Bogotá desatarían un pandemónium. La misma cantidad de personas puede protestar de manera pacífica, escuchar un concierto, o incluso crear una obra artística. Pero también, agrupados, los humanos podemos constituirnos en máquinas de muerte.
Yuval Harari ha sido criticado fuertemente por los historiadores que no entienden que cualquier ciencia no es más que una verdad susceptible a mutarse cuando se obtiene más información. Si en nuestra sangre no habita el gen del Neanderthal, ¿A dónde se fueron? Los humanos, buscando los mejores pastos, las aguas, los ríos para asentar lo que después se llamaría civilización, simplemente los arrasaron. En palabras de Harari “los Neandertales eran demasiado similares a los sapiens para ignorarlos, pero, también, demasiado diferentes como para tolerarlos”. A lo largo de la humanidad los sacrificios rituales, las venganzas e incluso el desprecio hacia niños deformes y ancianos con limitaciones físicas, han sido uno de los rasgos de la humanidad. Incluso Harari pone de ejemplo una sociedad de cazadores-recolectores que hasta hace muy poco vivía en el Paraguay una tribu indígena llamada Los Achué.
Se supo de casos donde los adultos enterraban vivos a niños por pura diversión o dejaban expuesto a los buitres a los más ancianos. Era una tribu que no había cambiado sus costumbres desde siglos atrás. Los Aché fueron exterminados en la década del sesenta y una de las razones por las que lo hicieron fue su supuesta maldad innata. El libro de Harari sería una invitación al suicidio si no relatara también que los Aché eran abiertos en sus relaciones de pareja, la mujer tomaba las decisiones claves y no tenían ningún tipo de jerarquía. Los sapiens también podrían ser la hiena y la gaviota. La historia de la humanidad de Harari es brutal y a la vez emocionante, maravillosa.
Nexus, su nuevo libro, llegará este mes a las librerías del país y es una historia de las redes de información desde la edad de piedra hasta la Inteligencia Artificial. Otra vez llegará este historiador israelí a resolver algunas de nuestras respuestas más apremiantes. Quedarán resueltas hasta que llegue alguien y revierta sus teorías. La verdad es dinámica.
Comments