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El ‘Nuevo Liberalismo’ va a enriquecer el debate político

Por: Luis Eduardo Celis Analista de conflictos armados y de sus perspectivas de superación – Asesor de Pares  


Luis Carlos Galán ha marcado de manera positiva la dinámica política de la sociedad colombiana. Fue protagonista de primera línea en toda la década de los ochenta, desarrolló de manera intensa y vital un trabajo político valiente y con grandes mensajes, se enfrentó a las mafias que ya estaban de lleno en la vida política del país y señalo grandes males de nuestra sociedad: la inequidad, la amplia pobreza y la corrupción. Todos estos males permanecen y hoy están más solidificados en el aparato del Estado colombiano, en la política y en muchas dinámicas de sociedad. Superarlos sigue siendo un desafío presente.


Hace pocos días, la Corte Constitucional falló a favor de restituir la personería jurídica al Nuevo Liberalismo, un partido político que fue duramente agredido por las mafias que se han opuesto a los cambios y a las ideas de equidad y democracia de calidad. Esta decisión de la Corte es un acto justo al cual hay que saludar con beneplácito.


La política en Colombia sigue llena de violencias, mafias, trampas e inequidades. Todo ello hay que superarlo si aspiramos a vivir en una sociedad con una democracia de calidad: ese fue el mensaje que, de manera vigorosa y valiente, y desde una acción política digna, nos compartió Luis Carlos Galán. Hacerlo le costó la vida, pero como bien nos han recordado sus hijos Juan Manuel y Carlos Fernando: “A los hombres se les puede asesinar, pero no a sus ideas”. Gran mensaje que hoy tiene plena vigencia y que reafirma que, en medio de tantas violencias y atropellos, la sociedad colombiana sigue trabajando y luchando por un orden social de mayor calidad, sin exclusiones, ni violencias, ni atropellos. Ese es el horizonte que nos sigue convocando a quienes creemos que hay tareas por realizar ante una realidad de tantos déficits y que vulnera los derechos de millones de colombianas y colombianos.


El Nuevo Liberalismo puede ser un partido de una acción política hacia el cambio y la construcción de políticas que convoquen fuerzas sociales y ciudadanas para asumir los propósitos que animaron a Luis Carlos Galán y a miles de líderes y lideresas que han sido víctimas de asesinato; y a las miles de personas que persisten en un propósito de vida digna para todas y todos, sin exclusiones de ningún tipo.


Colombia vive días de inconformidad en las calles, de reclamos justos, de intenso debate político, de realidades que muestran que hay una sociedad en movimiento y unos liderazgos políticos enfrentados con razones y argumentos que deben tramitar de manera democrática el rumbo del país. Son debates necesarios y enmarcados por las complejidades de una sociedad llena de mafias con mucho poder y por violencias políticas organizadas que aún no logramos superar del todo, pero que tienen mucho menos peso del que tenían en vida de Luis Carlos Galán. Mucho hemos avanzado en estas tres décadas de esfuerzo sostenido de construcción de paz política iniciado con el acuerdo de paz con el M-19, en marzo de 1990, hasta el último firmado con las FARC, en diciembre de 2016, pasando por el acuerdo con las AUC. Todos ellos, con sus más y sus menos, sin duda, han aportado a una política sin violencia.


Juan Manuel Galán, Carlos Fernando Galán y Rodrigo Lara tienen el buen reto y desafío de liderar a un Nuevo Liberalismo que sea ejemplo de acción política hacia los cambios pendientes que permitan el avance democrático, reto enorme pero que con el ejemplo de sus padres y con la experiencia acumulada pueden liderar de buena manera.


Colombia requiere cualificar la acción política; más debates y más concertaciones entre la diversidad social y política; más política para la inclusión y el desarrollo económico y social con equidad; cerrar todas las violencias, someter a todas las mafias, salir de las guerras fracasadas, avanzar en las difíciles verdades que nos permitan asumir nuestro pasado de manera consistente y sin esguinces. Son enormes los desafíos y hay que asumirlos.


Estamos en pleno debate frente a las elecciones al Congreso y a Presidencia. Allí viene la primera gran prueba para el Nuevo Liberalismo. Seguro que esta colectividad podrá desarrollar un buen desempeño y sumar al cambio.

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