Por: Redacción Pares

Mientras el pasado 4 de febrero Colombia se paralizaba por la transmisión en vivo del consejo de ministro de Petro, otra parte del mundo estaba pendiente de un hecho político que tenía repercusiones inmediatas para Oriente Medio. Y era la reunión entre Donald Trump y Benjamin Netanyahu. El primer ministro de Israel llegó a la Casa Blanca y escuchó la propuesta que tenía el presidente norteamericano: que Estados Unidos asuma la propiedad de Gaza para hacer allí La Riviera de Oriente Medio. Mientras decía esto el anaranjado mandatario, Netanyahu no podía evitar la sonrisa en su rostro. Era el único que sonreía. La idea de Trump hablaba de reubicar a los habitantes de Gaza y estas personas tendrían que vivir en países como Jordania o Arabia Saudita quienes inmediatamente golpearon la mesa y dejaron claro que no están de acuerdo con la idea. Arabia Saudita y Trump, en su anterior administración, tuvieron una relación inmejorable debido a la dependencia que tiene Estados Unidos con el petróleo. El número de personas que tendrían que ser “reubicadas” es de 1.200.000 lo que constituye toda una crisis migratoria. En su envalentonado discurso Trump afirmó que si tiene que usar la fuerza para sacarlos de Gaza, lo hará.
El discurso fue de la brutalidad a la que nos tiene acostumbrados el presidente norteamericano. El plan enterraría para siempre la idea que se viene manejando a nivel diplomático desde esa década, el reconocimiento de dos estados que convivan y existan legalmente y en paz, algo a lo que se ha puesto Netanyahu quien al parecer quiere ver reducido a cenizas a Palestina. La idea de Trump podría también animar a Rusia y a China, las otras potencias mundiales, para emplear la fuerza y no la diplomacia cuando tengan que reclamar un territorio que supuestamente sea de ellos.
Por eso, los principales líderes del mundo, además de los vecinos de oriente medio, seguro echarán por tierra y harán recular, una vez más, a Trump. Sin embargo el daño ya está hecho. Este sería el precedente que ocasionaría el rompimiento del frágil acuerdo de paz que se ha llegado entre Israel y Palestina. En las últimas horas Trump afirmó que la Franja de Gaza sería entregada a los Estados Unidos por Israel después de los combates y afirma que, trabajando con grandes equipos de desarrollo, reconstruirán Gaza. Incluso, fiel a su instinto, habla de convertir el lugar en un complejo y moderno sitio urbanístico. Lo que no se tiene claridad es qué harán con el más de un millón de palestinos asentados en Gaza. Jamás especifica como hará ese reasentamiento.
Mientras Trump hace estos anuncios se teme que exista una nueva ofensiva de Hamas ya que, lejos de apagar el incendio, las afirmaciones dadas de la Casa Blanca niegan por completo la integridad y el reconocimiento de Palestina como nación. La paz podría romperse en cualquier momento. Llegó la hora de que los líderes del mundo puedan medir fuerzas diplomáticas con Estados Unidos.
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