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El futuro del partido Farc, una discusión más allá del nombre

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado. Colaborador Pares.


En medio de la pandemia el partido heredero de la lucha histórica de la extinta guerrilla de las Farc-ep celebrará su segunda asamblea. Con más pinta de asamblea “constitutiva”, los 230 delegados que representan parte de la militancia fariana, discutirán el futuro inmediato del partido; atravesado por tensiones y divisiones crónicas.


Entre el 22 y 24 enero se discutirá la agenda ideológica y programática de un partido que nació en situación crítica tras su desastroso debut electoral y que a cuatro años de su fundación resiste tres facturas: una disidencia armada en cabeza de Iván Márquez (antiguo consejero político nacional y quien reclama el nombre); la ruptura en el componente de reincorporación liderada por Andrés París en contravía de Pastor Alape; y, el distanciamiento de dos senadores, Victoria Sandino e Israel Zúñiga.


Al parecer, la asamblea extraordinaria no será el espacio para dirimir esas tensiones; inclusive, antes de empezar ya se han tomado decisiones. Por ejemplo, Farc no seguirá siendo la sigla del partido y será rebautizado.


La sigla Farc, ¿un mal de origen?


En términos de comunicación política y estrategia electoral conservar la sigla fue un desacierto. Para un observador externo denotaba cierta arrogancia y poca empatía con las víctimas; sin embargo, la cuestión del “nombrecito” va más allá de identificar al Partido de la Rosa como aquella organización heredera de la lucha guerrilla.


El nombre fue más el resultado de mirar hacia adentro y reforzar un conjunto de códigos que forman parte de la identidad fariana, es decir, la narrativa que la guerrilla construyó sobre sí misma a lo largo de medio siglo; constituyendo el sentido ideal de una comunidad vinculada a partir de una visión común y dinámica de la historia. Similar al mito fundacional de la resistencia insurgente tras el bombardeo a Marquetalia o Casa Verde.


No es una novedad, gran parte de las guerrillas que se desarmaron en los 90 conservaron la sigla en la continuidad de su accionar político, el caso más conocido y patético es de la Alianza Democrática M-19, partido que irrumpió con fuerza entre 1990 y 1992, pero que sucumbió al sistema político a solo tres años de su fundación.

El lío con el nombre está es cuando se mira hacia afuera. El grueso de la población colombiana no está familiarizada con la identidad histórica de la comunidad fariana o siquiera valora la sigla desde una dimensión antropológica, eso es cuestión de académicos e investigadores. Imagen: Pares.

Para los colombianos el nombre remite a los momentos más sombríos del conflicto armado; al pesimismo del Caguán; a la tragedia del secuestro y hasta a crímenes que erróneamente se le achacan a las Farc como lo del collar bomba. A partir de una potente matriz mediática (que la guerrilla nunca pudo igualar o confrontar en los grandes centros urbanos) en el inconsciente colectivo de la sociedad colombiana quedó instalada la visión de las Farc como el principal responsable de la barbarie en medio del conflicto armado.


El negativo de la sigla es muy alto y el énfasis en el “común” se pierde en medio de la polarización que azota al país. Hacia adentro la sigla refuerza el sentido simbólico de unidad y continuidad de la lucha revolucionaria, pero hacia afuera genera malestar y resulta problemática.


¿Qué se viene después del cambio de nombre?


Superada la incómoda discusión del nombre (más cuando se encuentra activa una disidencia que lo reivindica como propio), sigue encontrar una solución equilibrada a los problemas estructurales que amenazan al partido y su continuidad al concluir la transición. A continuación, presento los puntos que considero importantes en esa discusión.


-Programa e ideología


Desde su creación el partido ha sido ubicado por analistas y expertos en la izquierda o la extrema izquierda. Dada su enérgica defensa del régimen dictatorial de Maduro (el único sector que lo hace abiertamente) también se ha considerado como una expresión interna del programa chavista clásico (el de la revolución bolivariana).


No obstante, al revisar con detalle la actuación de su bancada o su estrategia electoral, se podría concluir que es un movimiento alineado a la izquierda y pragmático en cuestiones electorales, solo hay que recordar la alianza que se fraguó con el Centro Democrático en el municipio de Frontino. Algo impensable en otras organizaciones de izquierda como el Polo o la UP. Su bancada en el Congreso se encuentra insertada a las dinámicas de la coalición opositora o pro-paz y no ha destacado.


En su estructura interna el partido conserva la organización de un partido marxista-leninista (desde las comunas), pero en su relacionamiento con otros sectores esa intención se desdibuja. Todavía no es clara la ideología o el programa (más allá del acuerdo de paz) que los comunes le proponen al país. ¿Son marxistas-leninistas?, ¿Chavistas criollos?, ¿Socialdemócratas?


–Elecciones del 2022 y el papel de la JEP


Para las próximas elecciones legislativas el partido contará nuevamente y por última vez con diez escaños, cinco en Cámara y cinco en Senado. Probablemente, algunos de sus actuales congresistas salgan y otros busquen dar el salto de la Cámara al Senado, pues en este periodo ya han adquirido experiencia en las lides del Congreso.


Pero un factor importante a tener en cuenta es que se espera que pronto la JEP empiece a proferir las sanciones en cada uno de los macrocasos, ya sean sanciones propias (que no implican cárcel) o alternativas (con cárcel), algunos de los actuales congresistas serán condenados y si continúan en el Congreso deberán equilibrar su sentencia (con enfoque reparador) con su labor en el Congreso.

Eso de entrada resulta problemático; negativo ante la opinión pública y poco empático con las víctimas. Se ha propuesto que las sentencias propias se cumplan en el marco de los proyectos PDET, tanto en lo rural como en lo urbano. ¿Quiénes serán los próximos congresistas?, ¿Qué tipo de responsabilidad tendrán ante la JEP?, ¿Si la sanción no es propia y sí implica cárcel que pasaría con esa curul?


-Crecimiento electoral


El desempeño electoral de Farc en las legislativas de 2018 y las regionales de 2019 ha sido marginal e intrascendente. No se tiene claro cuáles son los sectores que representan o por qué estos no les han votado. El decir es que es un partido sin votos y que no sobrevivirá a las elecciones de 2028 (cuando deberá superar el umbral para conservar la personería); sin embargo, esas afirmaciones no son del todo ciertas.


En las elecciones legislativas de 2018 el incentivo ideal para apoyar las listas de Farc resultaba mínimo porque el partido ya tenía, al menos, diez curules aseguradas, solo podía sumar más si superaba el umbral (algo imposible), esto generó una dispersión entre sus electores hacia listas o candidatos que sí necesitaba los votos.


Ahí resulta importante trabajar en estrategias para que sus listas sean apoyadas a pesar de las curules fijas; asimismo, incentivar a los sectores favorecidos por el acuerdo (por ejemplo, el programa de sustitución cobija a 100 mil familias) para que los apoyen, pues un partido sin votos solo es una ONG.


Esos son algunos de los puntos (desde el plano meramente partidista) que considero importantes sean abordados en la segunda asamblea del Partido de la Rosa. Farc es un partido sui generis, único en el mundo y en cualquier sistema de partidos, pues además de preocuparse por la mecánica electoral, debe velar por la implementación de un acuerdo de paz; garantizar la reincorporación efectiva de los exguerrilleros (en medio de un genocidio).


Parte de su dirigencia deberá responder ante la JEP y hacerle frente a una sociedad que apenas los está aceptado. Todo en Farc es único y no hay fórmula previa, por eso, considero que las tensiones son naturales. La clave está en saber abordarlas para que no sigan acabando con el partido y sus posibilidades de permanencia como un proyecto político sólido. Esperemos que la asamblea sea un espacio para avanzar en ese sentido porque en muy poco tiempo la rosa se está marchitando.


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