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El despotismo y autoritarismo de CR y el CD.

Por: Ariel Ávila, subdirector – Pares


Ayer, luego de la final del fútbol colombiano, con el país embrutecido por el juego de la pelota, también en festividades navideñas, un 16 de diciembre y cuando el país literalmente está de vacaciones, la vieja clase política, los partidos tradicionales, liderados por Cambio Radical y el Centro Democrático, este último el partido de gobierno, le han propinado un golpe mortal a la democracia Colombiana.

Por un lado, aprobaron una reforma política, la cual en la vida real no tiene nada de reforma, es una contra reforma. A medida que avanzaban los debates, y a medida que las festividades navideñas se venían encima, los políticos tradicionales fueron desmembrando la reforma: no aprobaron el tribunal electoral, no modificaron el CNE, no hay listas cerradas, no hay paridad de género, en fin, no se aprobó nada de la reforma. Pero a medida que quitaban lo reformador, metían micos. Por ejemplo, anoche después de las 7:00 p.m. aprobaron que ahora los senadores puedan ser ministros. Es decir, colapsa lo poco de independencia entre el legislativo y el ejecutivo y, de ahora en adelante, todo o casi todo será una transacción burocrática. Acabar con la independencia de poderes es volver esto un Estado autoritario.

Luego, un poco más tarde, cuando en la tv solo se veía la repetición de los goles de la final de fútbol, la coalición de gobierno aprobó la segunda vuelta para la elección de alcalde en Bogotá. Pueden ver la repetición de la trasmisión, fue vergonzosa la amenaza de saboteo que hizo Cambio Radical para aprobar este monstruo. La vieja clase política sabe que el país está cambiando y, que desde 2022 y hasta 2027, los jóvenes, los menores de 36 años, serán los que elegirán mandatarios. Como saben que este cambio los barrerá, ahora quieren detener la democracia a partir de modificar la Constitución.

El tema es muy sencillo, Cambio Radical aspira a pasar a segunda vuelta en la disputa por la alcaldía de Bogotá y conseguir el apoyo del Centro Democrático y a la inversa. Con ello, aspiran a detener cualquier candidato progresista y así mantener la alcaldía de Bogotá. Como se sabe la administración de Peñalosa se ha sustentado en el apoyo del uribismo y el Vargasllerismo.

Le quiero decir a la clase política tradicional, a los Uribistas y Vargas Lleristas o, mejor, a los militantes del Centro Democrático y Cambio Radical, que ellos fueron los que prometieron que, si ganaban, Colombia no se volvería como Venezuela, ahora con todo esto que están aprobando, los más autoritarios, déspotas y populistas son estos dos partidos. El daño que le harían a la democracia Colombiana sería devastador, lo hacen como los ladrones, en la oscuridad y cuando nadie los ve. Ese es nuestro Congreso.

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