Por: León Valencia
Desde las elecciones presidenciales de 2014 para acá, las izquierdas se han convertido en fuerzas decisivas en las campañas electorales y ahora, en 2022, están a puertas de elegir una gran bancada parlamentaria y disputar con opción de triunfo la segunda vuelta presidencial. No será fácil. El camino está sembrado de obstáculos. Las derechas adelantan una cruzada de miedo, una de cuyas expresiones es la tal “clausula Petro”. Los dineros que están moviendo los clanes políticos, los empresarios y las fuerzas ilegales son cuantiosos. El primero en abrir el grifo fue Duque al reformar la ley de garantías para que la contratación pública fluyera a favor de los grupos políticos en el poder.
En 2014, Juan Manuel Santos, quien aspiraba a la reelección, perdió en primera vuelta con Oscar Iván Zuluaga, candidato del uribismo. Santos había tomado el camino de la paz y Uribe le había declarado una feroz oposición. Las izquierdas salvaron a Santos de la derrota en segunda vuelta y por primera vez inclinaron la balanza electoral. En la primera vuelta de 2018 pusieron la segunda y la tercera votación detrás de Iván Duque, y llevaron a Gustavo Petro a disputar la segunda vuelta presidencial, algo nunca visto en el país. Duque ganó gracias a que el Partido Liberal, Cambio Radical y la U arguyendo el miedo a Petro, lo apoyaron y le agregaron 350 municipios y cerca de 4 millones de votos.
En las elecciones locales de 2019, las izquierdas -o si queremos utilizar otro lenguaje- las fuerzas por fuera del establecimiento tradicional, ganaron las alcaldías en las principales ciudades y ampliaron significativamente su influencia.
El ascenso de las izquierdas ha sido jalonado por cinco acontecimientos: el acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno nacional que abrió el camino para la emergencia de nuevas alternativas políticas; el agotamiento del proyecto político uribista en el gobierno de Iván Duque; el estallido social que mostró la enorme inconformidad subyacente en el país; la pandemia que incrementó la pobreza y la desigualdad en todo el territorio nacional; y por último, la oleada de protestas y cambios en algunos países de la región que han contagiado el espíritu de una Colombia que se había resistido a las transformaciones.
Faltan aún cinco meses para la segunda vuelta presidencial. Pero, entre los analistas hay la certeza de que los candidatos más fuertes para disputar la primera vuelta saldrán de las tres coaliciones que realizarán consultas en el próximo mes: el Pacto Histórico; la Centro Esperanza; y Equipo por Colombia por el lado de la derecha. Si esta realidad se confirma quiere decir que a segunda vuelta pasará si o si un candidato de las izquierdas. Incluso, de mantenerse la división de las derechas en tres o cuatro candidaturas, es posible que pasen dos de izquierdas. Sería una sorpresa enorme en la vida colombiana.
Las elecciones parlamentarias son otro cuento. Allí los clanes políticos tienen enorme protagonismo y los partidos tradicionales, aún en crisis, tienen un gran arrastre clientelista. No obstante, en esta oportunidad, perderán muchas curules. En el Senado, el Centro Democrático reducirá ostensiblemente su representación, lo mismo el Partido de la U; también Cambio Radical, el Partido Liberal y el Partido Conservador perderán algunas curules. Las bancadas de las izquierdas crecerán y pueden pasar de 40 senadores en un resultado, que sería extraordinario. En la Cámara de Representantes los cambios serán menores, pero significativos. Es, en todo caso, una mirada optimista del momento político que vive el país.
Ahora bien, conjurar el miedo que están infundiendo las derechas; superar el sectarismo tan común en nuestras izquierdas; buscar un gran acuerdo de segunda vuelta que incluya a sectores de las élites tradicionales, sin abandonar el espíritu de cambio profundo al que están obligadas las fuerzas alternativas; y enfrentar el fantasma del fraude acudiendo a las veedurías nacionales e internacionales; son parte de los retos que deben enfrentar las coaliciones del Pacto Histórico y la Centro Esperanza para ganar la presidencia.
A la hora de gobernar los retos no serán menores. El populismo, el autoritarismo y los gobiernos unipersonales acechan la democracia, tal como lo describe magistralmente Anne Applebaum en su libro el Ocaso de la Democracia. De ese mal no están exentas las izquierdas colombianas que tendrán que hacer un gran esfuerzo por resistir a la tentación populista. También tendrán que hacer una estrategia muy inteligente para mitigar la inexperiencia en el ejercicio del poder nacional en un país bastante complejo a la hora de gobernar.
Buen análisis de León Valencia sobre el ascenso de las propuestas políticas de izquierda en Colombia. Existe una clara oportunidad de acceder al poder, a pesar de los intentos de fraude que se preven desde ya, a realizarse desde la Registraduría, otro frente de control uribista. La derecha y más la ultraderecha uribista está desesperada, ante la probable pérdida del poder, y no se descarta incluso un atentado contra Petro, dentro de las estrategias para evitar su triunfo. Espero y aspiro que esta vez, la barbarie del terror uribista no se imponga, y por fin triunfe la democracia, en un debate limpio y transparente.
Muy interesante comentario. No hay que temer al cambio posible, hay que ayudar a prender muchas más luces e iniciativas transformadoras para mejorar las condiciones de vida, las libertades y el protagonismo popular.