Por: María Victoria Ramírez
El pasado 22 de febrero en Colombia se dio u importante paso para la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres: la despenalización del aborto hasta la semana 24 de gestión. La decisión estuvo en manos de las y los magistrados de la Corte Constitucional, pero detrás de esto había una lucha de años de mujeres feministas, quienes lucharon para que hoy esto sea una realidad. Desde Pares hablamos con una de estas mujeres: Beatriz Quintero, quien actualmente es la directora de la Red Nacional de Mujeres, una organización que desde hace 30 años participa en procesos por la garantía, promoción y defensa de los derechos de las mujeres
María Victoria Ramírez: Bienvenida Beatriz a esta entrevista para el portal de Pares. Es para mí un placer encontrarme contigo, no solo por la comunión de ideas sino también por la amistad que nos une hace décadas y que ha perdurado a pesar de la distancia.
Beatriz Quintero: Para mí son muy importantes estas relaciones de amistad que se han construido en años de activismo feminista y encontrar nuevamente feministas de otros momentos y otros espacios. Yo saludo al portal de Pares porque considero que apunta al ideal de libertad y de igualdad que fortalece nuestra democracia, que es la única manera de construir paz. Porque para nosotras las feministas la paz no es solo el silenciamiento de las armas, sino que es el proceso de construcción de igualdad en la que las mujeres tenemos que estar presentes y muy activas.
MV: Beatriz, cuéntanos, ¿cuál ha sido el papel de la Red Nacional de Mujeres desde su creación y especialmente en lo que tiene que ver con la lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en Colombia?
BQ: La RNM ha sido pionera de las plataformas de alianza de organizaciones. La Red surge a raíz de la Asamblea Nacional Constituyente, hace 30 años. Antes del proceso constituyente existían grupos y colectivos de mujeres feministas desarticulados. No existían alianzas muy grandes. Durante el proceso constituyente se dan alianzas entre grupos de mujeres feministas, incluso mujeres liberales -es muy importante recordar esto- para buscar que en la nueva constitución quedaran algunos pilares fundamentales para avanzar en los derechos de las mujeres, esos pilares fueron: 1. Que la violencia contra las mujeres se convirtiera en un delito, 2. Que hubiese acciones positivas que impulsaran la participación política de las mujeres y 3. La libre opción de la maternidad. Sobre esto, se lograron los dos primeros, el tercer punto no se aprobó, pues suscitó un gran debate al interior de la Asamblea Nacional Constituyente.
Hay que decir, que la Red Nacional de Mujeres se conforma en 1992 con el objetivo de lograr que lo que se había ganado en la nueva Constitución se convirtiera en una realidad para las mujeres. Para lograr que los artículos que garantizaban algunos derechos a las mujeres tuvieran un desarrollo normativo y legislativo, pero además para seguir trabajando en pro de la libre opción de la maternidad como un derecho.
En participación política se ha avanzado en la ley de cuotas, en una reforma política que garantizó el 30 % en las listas de elección popular, que aunque no está revisada por la Corte y no se cumple todavía en este período, será una realidad en la siguiente elección. Ese es un desarrollo interesante, y la RNM ha estado en todos esos momentos, no solo haciendo incidencia, sino haciendo propuestas concretas de educación para las mujeres.
En el tema de violencia contra las mujeres la Red ha estado en los procesos que condujeron a la Ley 294 de 1996 hasta la ley 1257 de 2008, propendiendo a que la información se conozca y la ley se cumpla.
En el punto de derechos sexuales y reproductivos, en 1998 la Red conformó un alianza con otras organizaciones feministas denominada la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres para trabajar concretamente que el aborto fuera despenalizado. Ya desde ese momento se tenían argumentos fuertes que se fueron enriqueciendo 25 años después, como por ejemplo, que el aborto no puede estar en el código penal, y que tiene que ser regulado de manera sanitaria por el Ministerio de Salud. En los años 90 el aborto era una de las principales causas de mortalidad materna. Eso ha mejorado mucho porque producto de la investigación apareció el aborto con medicamentos. Sin embargo, el aspecto jurídico no había cambiado. En 2004 surge la propuesta de la demanda ante la Corte Constitucional por parte de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, de la cual hace parte la Red Nacional de Mujeres, pero solo logramos que se despenalizara el aborto por las tres causales ya conocidas. No quedamos felices, pero lo reconocimos como un avance. A partir de esa decisión, la Mesa elabora un plan estratégico de incidencia para lograr que la decisión de la Corte se implementara, puesto que se tenía la experiencia de otros países donde las barreras superaban la implementación. Igual sucedió con la eutanasia, que también había sido despenalizada en Colombia en los 90 y apenas estamos hablando de su efectividad real.
Volviendo al tema, el plan de incidencia respecto al aborto buscaba tres cosas: 1. Que el Ministerio de Salud expidiera una resolución que reglamentara este derecho, 2. Insistir ante las secretarías de salud para que conocieran sus obligaciones en esta materia y 3. Apoyar jurídicamente a las mujeres que encontraran barreras en el acceso a la interrupción del embarazo para garantizar su derecho en las tres causales. Mientras tanto, la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres logró apoyar a más de 1500 mujeres en estos 15 años, y este ejercicio le ha dado elementos y herramientas para entender cuáles son las barreras más comunes y buscar los mecanismos para vencerlas.
Bajo la intención de la despenalización total del aborto en el país se construyó una alianza muy grande, con muchas organizaciones, y se presentó una nueva demanda hace casi dos años. Dicha demanda, denominada Causa Justa, está firmada por seis personas, una de ellas soy yo, Beatriz Quintero, y además se aglutinaron más de 90 organizaciones de todo el país para apoyarla. Es muy importante que se entienda qué quiere decir Causa Justa: significa que es justo con las mujeres que se despenalice porque es un delito por el que solo se castiga a las mujeres más pobres, a las mujeres campesinas, a las mujeres más jóvenes que no tienen los recursos. Esto lo hemos documentado. Se realizó un estudio sobre quiénes habían sido criminalizadas por el aborto y eso fue lo que encontramos: hay una gran relación entre mujeres que han sido víctimas de violencia intrafamiliar, han denunciado y el Estado no ha hecho nada, allí hay impunidad, pero en cambio sí están detenidas ellas por practicarse un aborto. Doblemente víctimas.
Sabemos que es una mujer que está ‘jodida’, agobiada por una pareja que la violenta y además un estado que la persigue por tomar una decisión sobre su cuerpo. Al esgrimir la Causa Justa para esta demanda, lo que se hizo fue sacar la discusión del ámbito moral y religioso. El aborto no tiene porqué ser un delito, no hay que preguntarle a la Iglesia qué piensa y no debe tener injerencia en lo que la Corte hace, es una decisión que compete a la mujer en el marco de una sociedad que es laica. Por supuesto, hay que respetar las religiones, hay que darles las garantías, pero no tienen por qué intervenir en las decisiones ni jurídicas ni políticas.
MVR: Algo cambió en la sociedad colombiana, en la composición de la Corte y en los pesos y contrapesos políticos en Colombia para que en 2006 el aborto fuera despenalizado parcialmente y en 2022 se haya despenalizado hasta la semana 24 de gestación. ¿Qué pasó en esto 16 años para que se tomara esta decisión despenalizara?
BQ: Muy importante aclarar que el aborto en Colombia no está despenalizado totalmente. Está despenalizado hasta la semana 24. De la semana 24 en adelante está despenalizado en las tres causales incluidas en la sentencia C-355 de 2006. Significa que una mujer puede recurrir hasta la semana 24 sin necesidad de explicar porqué. Luego de ese término, la única forma de interrumpir el embarazo es si el caso se encuentra dentro de las tres causales.
Las mujeres y organizaciones que construimos esta Causa Justa hemos movido esta discusión y a la sociedad colombiana. La conversación ha fluido de una forma mucho más democrática y se ha entendido mucho más la libertad de las mujeres. Por otra parte, el movimiento feminista y de mujeres en Colombia se mantuvo alerta e interviniendo, realizando estudios, haciendo análisis y apoyando a las mujeres, propiciando discusiones con las EPS, con la Defensoría del Pueblo, con la Procuraduría, con los Ministerios de Salud y de Justicia, con la Fiscalía para garantizar la implementación adecuada de la sentencia y para que la opinión avanzara en esta materia. Adicional, luego de la sentencia C-355 de 2006 hay entre 10 y 12 sentencias adicionales que han enriquecido el debate y el arsenal jurídico para reclamar este derecho.
Es claro que el derecho y la jurisprudencia no cambian la sociedad, pero sí hay un proceso, un activismo feminista aliado a ese litigio estratégico, eso sí ayuda a cambiar la sociedad. En resumen, la sociedad colombiana toda se movió y por eso se logra esta decisión que es un gran paso adelante. Tan adelante es que los que en 2006 se rasgaron las vestiduras por la despenalización de las tres causales, hoy dicen que volvamos a ese punto, al de las tres causales. O sea que también ellos se movieron. Hay que resaltar que este es un gran avance porque Colombia es el primer país de América Latina que despenaliza hasta la semana 24. En México y Uruguay son 12 o máximo 13 semanas en algunos casos, en Argentina son 14.
MVR: Tú tocas un punto polémico porque muchos de quienes están de acuerdo con la sentencia de la Corte tiene reparos en el número de semanas, pues les causa escalofrío pensar que una mujer pueda interrumpir el embarazo hasta la semana 24, incluso lo equiparan con un homicidio. ¿Cuáles son los argumentos de quienes lideraron esta demanda para las 24 semanas?
BQ: La Corte no tomó la decisión de las 24 semanas de una manera arbitraria. Según la evidencia científica y médica los fetos son viables después de la semana 24 o 25, aunque esto depende mucho de las condiciones de salubridad de la mujer gestante, de condiciones genéticas. Seguramente si estamos en Bogotá en el Hospital Santa Fe y una señora con buenos recurso debe interrumpir el embarazo porque médicamente lo requiere, por ejemplo, si sufre de una preclamsia, es posible que el feto logre sobrevivir siendo tan prematuro, aunque con muchos riesgos. Antes de ese tiempo es casi imposible que sobreviva. Lo cierto es que la sentencia de 2006 abarca esos casos críticos. Si por ejemplo, hay que tomar la decisión entre salvar la vida de la mujer o la del feto, es crucial entender que la vida del feto depende totalmente de la mujer, el feto no es autónomo, depende de la mujer y depende de la decisión de la mujer.
En Inglaterra, por ejemplo, donde las condiciones jurídicas del aborto son muy similares a las adoptadas en la sentencia reciente en Colombia, la mayoría de las interrupciones se realizan antes de la semana 13, apenas se enteran. Una mujer que decide interrumpir el embarazo y cuenta con condiciones sanitaria adecuadas para hacerlo, no le da largas a esa decisión. ¿Qué casos llegan al extremo? Hemos acompañado casos de niñas, bien sea por relaciones, consentidas o no consentidas, que quedan en embarazo sin haber menstruado. No tiene la evidencia del retraso, no tienen de educación sexual, tienen poca información y solo se percatan de que están embarazadas cuando se ven la barriga, es decir que es ya un embarazo avanzado.
Por tanto, esta sentencia es el reconocimiento de la responsabilidad que le cabe a una sociedad que no les ha garantizado los derechos a las mujeres a la educación sexual, a la información, en general, a la salud sexual y reproductiva. Si una mujer que llega a una edad avanzada de gestación, antes de solicitar la interrupción, es porque ha habido barreras, y no es justo condenarla a terminar un embarazo que no quiere.
Médicamente antes de esta sentencia de 2022, se interrumpían embarazos en Colombia por razones médicas en semanas posteriores a la 24. Tuvimos casos violadas por paramilitares, que no pudieron salir de su zona porque estaban confinadas, pero no querían ese embarazo, ¿por qué no quería? Pues porque no querían. Ellas llegaban muy tarde a solicitar la IVE y tenían derecho a hacerlo.
Yo lo que creo, es que se ha aprovechado la circunstancia para hacer un escándalo y para desinformar más y porque los anti derechos, que casi siempre son derecha, querían buscar aire en este tema, para hacerse visible.
MVR: Esta decisión se da en medio de una coyuntura electoral, ¿fue una coincidencia?
BQ: Lo cierto es que esta decisión en medio de una coyuntura política electoral fue una coincidencia. Nadie se propuso que fuera así, pero se aprovecha el momento para generar miedo y utilizarla para ganar adeptos de uno y otro bando.
MVR: La siguiente pregunta tiene que ver con el papel de las mujeres de la Corte Constitucional en esta decisión. Tres mujeres salvan el voto y solo una vota a favor de la despenalización. ¿Qué análisis hacen tú y la Red Nacional de Mujeres de ese hecho?
BQ: Es lo que siempre hemos dicho: el cuerpo de mujer no garantiza un pensamiento feminista. En el Congreso de la República nos encontramos mujeres de izquierda y derecha que cuestionaban que la paridad fuera obligatoria si ellas estaban esa instancia de poder y habían sobrevivido y sobresalido por sus propios medios. Esa discusión es muy interesante porque el feminismo no es algo intrínseco a todas las mujeres. Ser mujer no significa ser feminista. Hay mujeres de derecha, de centro, de izquierda, mujeres progresistas y no progresistas. Mujeres que creen en la libertad, mujeres que no creen en la libertad. Tanto en la Corte, como en el Congreso y en todos los espacios de toma de decisiones las mujeres están muy permeadas por la cultura patriarcal. Eso me da un poco de tristeza pero no las señalo. Reconozco que han hecho otros avances en su vida, el hecho de que estén ahí significa que son capaces, seguramente son abogadas muy inteligentes, con muchas capacidades, pero no han logrado entender qué quiere decir la libertad, la igualdad y creen que sus privilegios han sido ganados por ellas y no porque la sociedad se los otorgó. Poder entrar a la universidad es un privilegio que no me lo gané yo sola, es el resultado de una historia. Es un privilegio el saber que pude estudiar, y que no tuve que trabajar para poder estudiar, y que además me garantizaron alimento, ropa, libros. Mucha gente no tiene esa posibilidad y necesita trabajar para poder comer. Seguramente hay mucha gente con más capacidades que uno que no puede acceder al privilegio.
MVR: Existen casos en América Latina en los que derechos que se habían conquistado pueden retroceder. ¿Consideras que quienes se oponen a esta decisión tengan la fuerza para revertirla?
BQ: No hay nada irreversible, pero creo que las condiciones están dadas para que una iniciativa en este sentido no tenga éxito. ¿Quiénes interrumpen el embarazo? Pues las mujeres de todas las condiciones; las conservadoras, las que van a la iglesia, las liberales, las de derecha, las de izquierda, de todos los estratos, las jóvenes, las mayores. El aborto no tiene estrato, ni color político. No es algo excepcional. Las razones para interrumpir el embarazo son múltiples: por ignorancia, barreras en el acceso a servicios de planificación, porque el método anticonceptivo falló, porque una mujer que tenía un plan obtuvo un trabajo y siente que ya ser madre no es la prioridad, muchas cosas que en la vida hacen cambiar de rumbo a una mujer.
Cuando uno les pregunta a algunas personas si consideran que una mujer debe ir a la cárcel por interrumpir el embarazo, la respuesta es sí. Pero si se le pregunta por el caso de alguien cercano, si, por ejemplo, fuera su hermana, la persona justifica la decisión porque estaba enferma, era muy pobre, etc. La mayoría tiene una idea general que aprueba la penalización, pero cuando se enfrenta a un caso concreto cercano su postura cambia.
La sociedad se irá acostumbrando a los cambios que las mujeres hemos impulsado. Similar a lo que pasó con el voto femenino. ¿Cuánto nos demoramos para que el derecho al voto fuera libre para las mujeres y que no estuviera mediado por lo que el marido o los hombres de su familia le señalaran? Hoy ya estamos cerca de las listas paritarias y la sociedad en algún momento dejará de asustarse con ello.
MVR: Sabemos que el camino para la implementación de esta sentencia puede tener obstáculos, como ocurrió en el 2006, tales como la objeción de conciencia o los intentos de disuadir a las mujeres de su decisión, entre otros. ¿Cuál es el plan de la Red para seguir moviendo a la sociedad en esa dirección?
BQ: La idea desde la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, y de la Red como parte de ella, es insistir en la implementación de la sentencia. Lo que se ha hablado con médicos y médicas cercanos es que no se requieren cambios sustanciales en la ruta de salud porque el protocolo de atención existe. Lo que hay que hacer es despenalizar las conciencias y vencer el estigma. Hay que seguir insistiendo para el que Ministerio de Salud empiece a vigilar. Por ejemplo, Oriéntame (entidad líder en servicios de salud sexual y reproductiva en Colombia y parte de la Mesa), al día siguiente de la decisión de la Corte, el 22 de febrero de 2022, realizó procedimientos legales al amparo de la sentencia. Vamos a estar vigilantes y a seguir trabajando porque la conversación se siga dando en el marco de la libertad y la igualdad, para que se entienda que las mujeres tenemos derecho a decidir. Porque hay una idea no reconocida de que las mujeres no tenemos capacidad moral para tomar decisiones y se nos ve como menores de edad y ciudadanas de segunda categoría.
Seguiremos avanzando en acciones para garantizar la implementación de esta sentencia, igualmente para construir una nueva narrativa de la sociedad colombiana en la que las mujeres seamos ciudadanas libres, con capacidad para decidir sobre nuestra vida y sobre nuestros cuerpos. Para que no sea raro que las mujeres lleguen a una sociedad que no es la que otros han pensado y construido para ellas, sino que es la sociedad que nosotras construimos y la que queremos.
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