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Desde la caída de Hitler la extrema derecha no ganaba unas elecciones en Alemania

Por: Redacción Pares




En abril de 1945 los rusos llegaron a Berlín. Pisaban los escombros de un sueño que se terminó en una pesadilla. El Tercer Reich había caído y con él había sido arrasada Alemania. En los últimos meses, ahogado en el delirio del encierro de su búnker y del coctel de drogas que le suministraba vía intravenosa su médico de confianza, el doctor Morel, Hitler dejaba claro su desprecio por el pueblo alemán. Desde 1943 sabía que la guerra estaba perdida, podría haber pactado la paz y salvado millones de vida. Pero no, quiso llegar hasta el final.


Alemania no sería un pueblo de seguir con vida si se perdía la guerra. Por eso continuó a pesar de que ciudades como Hamburgo y Dresde habían sido convertidas en polvo después de los incesantes bombardeos. Cuando los rusos llegaron vieron que en Berlín los pocos sobrevivientes estaban hambrientos, aniquilados. A las pocas semanas los reporteros soviéticos divulgaron las imágenes de los campos de concentración, la montaña de cuerpos, el horror. Un régimen capaz de crear todo un aparato burocrático para arrasar a un pueblo era una pesadilla que se convertía en realidad.


Desde 1945 Alemania ha tenido una deuda con la humanidad. El país de los grandes filósofos occidentales, Kant, Hegel, Nietzsche, creaba un sistema que recordaba la brutalidad de los grandes bárbaros. Alemania inició una cruzada para borrar cualquier vestigio de nazismo. Como país de primer mundo tenían que dar ejemplo, demostrar que se tenía memoria.


Pero algo malo debe estar pasando en Europa. En el estado de Turingia, por primera vez en 79 años, un partido de extrema derecha gana unas elecciones. Se trata de la Alternativa para Alemania, la AfD, quien consiguió el 32.8% de la votación, en otra región de Alemania importante como en Sajonia ocupó el segundo lugar lo que generó la preocupación del actual canciller del país, Olaf Scholz, quien además ve que la segunda fuerza política que surge en Alemania, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW).


Uno de los caballos de batalla de la extrema derecha en Alemania es la de irse con toda contra la inmigración. Durante la celebración que generaron los resultados los simpatizantes de este grupo gritaban “deportar, deportar” La postura es la de cero tolerancia con la inmigración que generan las guerras y el hambre que ha instalado occidente en África.


Este triunfo en las elecciones regionales en Alemania genera, según la DW, un terremoto político y se disparan las alarmas a un año de las elecciones legislativas del próximo año. El mundo se pregunta si este será un surgimiento, acaso matizado, de una ideología tan extrema como la que alguna vez impuso el Nacionalsocialismo.

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