Por: Luis Eduardo Celis
Cuando afirman que Colombia es la democracia más antigua de la región, da entre grima y rabia. Me gusta hablar de democracia precaria, por que denota que existe, pero es pequeña y llena de falencias. Haciendo la salvedad de que no en todo el territorio nacional hay democracia con sus instituciones, garantías y ejercicio de derechos, siempre recordar que hay dos colombias, una donde hay democracia precaria y otra donde impera el orden de la pistola más grande.
Luego de las elecciones del pasado domingo 13 de marzo hay un debate nacional, para no llamarlo escándalo, por las irregularidades presentadas, para no utilizar la categoría de fraude, por las inmensas irregularidades presentadas. Para el Pacto Histórico, el Nuevo Liberalismo y la Fuerza Ciudadana no se reportaron votos en miles de mesas. El Pacto Histórico habla de que le aparecen cero votos en veinticinco mil de las ciento diez mil mesas dispuestas para el proceso electoral, algo grave. Y en el reconteo, ya le aparecen medio millón de votos no reportados, inicialmente para su lista al senado. Hechos de la mayor gravedad sin duda.
El sistema electoral colombiano está en mora de una profunda transformación, como muchas cosas en Colombia, y esperemos que luego de estas enormes irregularidades se acometa la tarea de dotarnos de un sistema electoral transparente y con rigor, a ver si esta precaria democracia crece un poco.
Al sistema electoral colombiano hay que dotarlo de rigor, credibilidad y transparencia, de todo ello carece hoy y no es un tema nuevo. Hace 52 años en las elecciones del 19 de abril de 1970 se dio un fraude que ahondó la desconfianza con el sistema político y electoral y empujó a una generación de jóvenes a la rebelión armada, historia de la que proviene Gustavo Petro, quien resultó, como líder del Pacto Histórico, ganador de la jornada del domingo 13 de marzo y quien hoy denuncia que no hay garantías para la competencia política con este sistema que no da ninguna confianza ni seriedad.
Las propuestas para transformar el sistema electoral ya existen, hay cantidad de estudios en las dos últimas décadas que apuntan a las mayores debilidades identificadas: rigor, credibilidad y transparencia, quizás el documento más comprensivo y actualizado está en el informe presentado por la Misión Electoral Especial, que se instaló como organismo independiente y fruto del acuerdo de paz del gobierno Santos con las FARC, conformada por prestigiosas y prestigiosos investigadores y académicos. La entidad presentó un sesudo informe con sus respectivas propuestas que siguen durmiendo el sueño de los justos. Aquí pueden consultar el informe.
Con esta nueva evidencia de que no contamos con un sistema electoral confiable, lo mínimo que debería ocurrir por decoro y decencia es que el Registrador Nacional, Alex Vega, presentara su renuncia y se nombrara de urgencia un Registrador adhoc para las elecciones presidenciales. Por supuesto, esto no va a ocurrir porque ese poder cuestionado no brilla por el decoro y la decencia.
Tenemos que transformar el sistema electoral, es urgente y necesario.
*Las opiniones expresadas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de la persona que ha sido su autora y no necesariamente representan la posición de la Fundación Paz & Reconciliación al respecto.
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