Por: Ghina Castrillón Torres.
Politóloga feminista.
"Así se las ingenia el narcotráfico", fue una de las frases que escuché mientras observábamos los semisumergibles incautados en los últimos años por la Armada Nacional, durante nuestra visita a la base militar de Bahía Málaga, como parte de la misión "Colombia y la Unión Europea por Buenaventura" el pasado 3 de marzo. A partir de ese comentario pensé en todo el potencial que tendríamos si existiera una Escuela de Ingeniería del Pacífico en Buenaventura.
Mientras observábamos los semisumergibles, también nos contaron que estos ingeniosos artefactos son fabricados en la selva, son utilizados por narcotraficantes para transportar grandes cantidades de drogas, y se destacan por su diseño artesanal y capacidad para evadir la detección.
Reflexionando sobre esto, pensé en el potencial de esta habilidad, que podría aprovecharse para iniciativas legales y de desarrollo en la región. A partir de este momento, también pensé en la idea de cómo una Escuela de Ingeniería del Pacífico en Buenaventura podría transformar la realidad local y generar oportunidades significativas en articulación con el sector privado e indistrial.
El potencial innovador que existe en la región, incluso en circunstancias adversas es increíble. Si bien estos semisumergibles representan un problema de seguridad, también evidencian la creatividad y habilidades técnicas de las personas involucradas en su fabricación.
¿Qué pasaría si pudiéramos canalizar este ingenio hacia empresas y proyectos de desarrollo?
En las universidades del Pacífico y del Valle tienen una oferta académica que es insuficiente. Y a lo que me refiero es a consolidar una gran apuesta por las ingenierías, tales como la Pesquera, Naval, Mecánica, Industrial, Civil, Portuaria, Ambiental y de Alimentos, ésta última aprovechando el potencial gastronómico de la región, entre otras. Esto puede potenciar significativamente la región para enfrentar las demandas internacionales y promoviendo su desarrollo sostenible.
Indudablemente, el pacífico posee un potencial latente que merece ser desarrollado y orientado hacia actividades legítimas. La creación de una Escuela de Ingeniería local no solo representaría una inversión en educación, sino también una oportunidad para impulsar la economía y enriquecer los conocimientos.
Los semisumergibles, aunque asociados con actividades ilegales, son la demostración de la destreza técnica de quienes los fabrican. Estas embarcaciones artesanales, revelan un nivel de conocimiento en diseño y construcción que podría aplicarse de manera positiva en otras esferas.
Imaginen, por un momento, si aquellos que actualmente se dedican a la fabricación clandestina de estos artefactos recibieran una educación formal en ingenierías.
La idea de establecer una Escuela de Ingeniería del Pacífico en Buenaventura es importante porque sería un centro de formación técnica y profesional de vanguardia. Al brindar oportunidades educativas en estos campos se abrirían nuevas puertas, permitiendo contribuir de manera significativa al desarrollo económico y social.
Desde la capacitación e innovación promovería la inversión en investigación y desarrollo. Además, al ofrecer programas de apoyo, se garantizaría que incluso aquellos en situaciones de vulnerabilidad tengan acceso a una educación de calidad y oportunidades para el futuro, dado que también podría impulsar la posibilidad de la atracción de inversiones.
Buenaventura podría pasar de ser conocida por la inseguridad y el narcotráfico a convertirse en un centro de excelencia.
Les invito a reflexionar sobre el potencial que nuestras comunidades aún no han podido desarrollar por completo. Al priorizar la inversión en educación y capacitación técnica, podemos lograr apuestas más prometedoras. Sin embargo, este esfuerzo se debe llevar a cabo dentro de un sistema educativo público, gratuito y de alta calidad para garantizar que todos y todas puedan acceder a ella.
Comments